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Conflicto en Casa de Galicia

Despidos y marco estratégico


El SMU propone una reflexión profunda sobre el destino del sistema mutual y el papel del médico en medio de un escenario cada día má;s complejo.
El nuevo ámbito surge a partir del conflicto desatado en Casa de Galicia por el despido de siete jefes médicos.


por José López Mercao y Armando Olveira

El pasado 31 de marzo, la prensa daba informaciones contradictorias acerca de la mutualista. Mientras los matutinos subrayaban el despido de caracterizados técnicos, un vespertino anunciaba la inauguración de la sala de tomografía computada, coronando la nota con el titular: «Casa de Galicia progresa». Una hipotética síntesis de ese contradictorio concepto de progreso, obliga a interrogarnos sobre su lógica interna y sus inevitables costos sociales, mucho más profundos de lo que parece a simple vista. Mientras se informaba sobre una solución para dos de los cesados, el miércoles 5 de mayo está citada una asamblea del Sindicato Médico, el que se mantiene expectante en espera de solución definitiva para los otros cinco destituidos.

Medidas sumarísimas

La decisión de la Junta Directiva de Casa de Galicia, adoptada entre el 22 y 26 de marzo, involucra a la plana mayor de cuatro servicios: cirugía, terapia intensiva, laboratorio y cardiología (siete técnicos) y a una secretaria de radiología, con el añadido que la medida fue sumarísima, pasándose en pocas horas de la comunicación de la suspensión de los técnicos al despido liso y llano, en abierta contradicción con el criterio esgrimido por la gremial médica (y por las normativas laborales vigentes) de que no pueden existir despidos médicos sin sumario previo.

El paso siguiente fue la rebaja salarial del 10% para los médicos que ganan entre 30 y 50 mil pesos por mes, del 15% para los que perciben entre 50 y 70 mil y del 20% para aquellos que ganan más de 70 mil.

Entre los despedidos se encuentran tres coordinadores grado 4 (uno de ellos era grado 3, pero se le pagaba para que ejerciera de acuerdo a las obligaciones de un grado 4).

La intempestiva medida de la directiva de Casa de Galicia no introduce novedades en cuanto a medidas ya tomadas por otras instituciones mutuales, tales como despidos y rebajas salariales (a menudo manejando en lo previo listas de predespidos). Sin embargo, llama la atención por una masividad sin precedente (en lo que se refiere a la calificación profesional de los destituidos) y por provenir de una institución con 97 mil afiliados, dotada de tecnología de punta y que no había protagonizado picos de conflictividad significativos.

Más llamativo aun es el hecho que la medida se dirija contra la parte más sensible y mejor remunerada del gremio médico, es decir a las sociedades anestésico-quirúrgicas, que lograron un convenio (vigente hasta el año 2000) que es tomado como modelo y referente por el SMU.

Ninguno de los despedidos tiene remuneraciones tan altas como para que su eliminación de los registros de la institución signifique ahorros significativos(el salario de los anestésico-quirúrgicos representa menos del 10% de los salarios médicos de Casa de Galicia).

Sin embargo, la argumentación de los despidos introduce de rondón la temática del acto médico, al aseverar que en el período 1993-1998, las intervenciones quirúrgicas se habían incrementado en 50%, al tiempo que el número de afiliados a la mutualista había descendido en un 5%.

Es importante precisar que el pago por acto médico fue convenido a partir de 1993, luego de cien días de conflicto con las sociedades anestésico-quirúrgicas, durante los cuales no se operó.

Un modelo flexible

Fuentes de la Comisión de Asuntos Sindicales del SMU, interpretaron que los inesperados despidos tienen «claras connotaciones flexibilizadoras». «Lo primero es la puesta en práctica de un rápido proceso de desregulación laboral. Se trata así de una rebaja salarial que están buscando todas las instituciones mutuales, a partir de modelos similares a los aplicados en Alemania, Francia y Gran Bretaña», agregan.

Para los gremialistas médicos, la intempestiva medida de la Junta Directiva de Casa de Galicia es un tiro por elevación tendiente a favorecer otras formas de relacionamiento con los médicos (léase «empresas unipersonales»), ahorrando gastos, sobre todo los de la seguridad social, pero sin explicar cuáles serían los criterios de selección de los técnicos institucionales, ya sea mediante el reclamado mecanismo del concurso o por otros procedimientos que en procura del abaratamiento de los costos desnaturalizan la calidad de la prestación y enturbian las relaciones laborales.

Por otra parte, la educación médica continua y el perfeccionamiento son también temas de ética, al punto que los códigos de ética médica indican como mandato imperativo el perfeccionamiento profesional, incompatible con el envilecimiento de las condiciones de ejercicio de la profesión.

En lo que se refiere a Casa de Galicia, la preocupación del gremio médico se desdobló en dos aspectos: en primer lugar el SMU reivindica la no disminución de los cargos médicos, viendo en las seudo-reestructuras la herramienta por excelencia usada por las instituciones para este fin. Concomitantemente, se denuncia el intento de sustituir médicos por otros de menor costo (a menudo sacrificando la calidad) usando procedimientos de designación tan arbitrarios como los aducidos para los despidos y prescindiendo de las garantías del concurso para ocupar los cargos vacantes.

De allí que la primera medida planteada por el gremio médico haya sido el declarar los cargos «en conflicto» y respaldar la lucha planteada por las distintas sociedades científicas a que pertenecen los destituidos.

Al mismo tiempo, en un hecho auspicioso, las sociedades científicas estrecharon filas junto al SMU, como gremio de todos los médicos, obteniendo acompañamiento y respaldo, además de apoyo efectivo (asesoramiento gremial, jurídico, apoyo de prensa, ofrecimiento de las instalaciones sociales, convocatoria a delegaciones técnicas e instrucción acerca de las formas en que un gremio puede defender las reivindicaciones de sus miembros).

El viernes 23, en horas de la tarde, el SMU realizó una reunión con la mesa de sociedades antestésico-quirúrgicas. Los intentos de interlocución con la Junta Directiva de Casa de Galicia no obtienen respuesta, por lo que se decide el abandono de la urgencia en cirugía, ginecología, urología, y traumatología.

Los cirujanos responden

En mensaje enviado al SMU el 27 de abril, la Sociedad de Cirugía del Uruguay (SCU) se sumaba a la discusión por los despidos de Casa de Galicia. «Frente a los hechos referidos, la Sociedad ha reivindicado el reintegro a sus cargos de ambos especialistas... (Los cargos de cirujanos titulares y suplentes) han sido declarados en conflicto por la Sociedad, según comunicaciones cursadas en tiempo y forma al Ministerio de Trabajo y la institución empleadora. Paralelamente, el SMU ha declarado en conflicto los cargos médicos (de la mutualista), medida que alcanza gremialmente a todos los cirujanos de la institución».

En el mensaje, la SCU informaba del «paro de actividades en la atención de Policlínicas y Cirugías de Coordinación, con excepción de pacientes neoplásicos».

Anteriormente, la asamblea de Cirujanos Generales de Casa de Galicia y la SCU habían rechazado una fórmula propuesta por la Dirección Nacional de Trabajo el 21/4/99.

A su vez, se anunciaba «la renuncia de todos los Cirujanos Generales», la que fue presentada ante el MTSS el 2 de mayo, siendo consiguientemente rechazada.

En previsión de casos en que fuera imprescindible su presencia, los cirujanos informaban que enviarían a la Dirección Técnica de Casa de Galicia «una lista de Cirujanos Generales nominados por mandato gremial de la SCU para atender situaciones excepcionales (atención quirúrgica de urgencia)».

Controvertidas declaraciones

Al día siguiente (28 de abril), la resolución aprobada por la Asamblea de Técnicos de Casa de Galicia despejaba dudas sobre el estado de situación al afirmar en su primer punto: «El conflicto no está solucionado». Simultáneamente resolvía «encomendar al SMU la representación frente a la Junta Directiva de Casa de Galicia...».

El jueves 29 de abril, El País dio a conocer declaraciones del presidente de la Unión de la Mutualidad Uruguaya (UMU), Cr. Julio Pilón, que provocaron la inmediata reacción del SMU y FEMI. Cortando grueso, el Cr. Pilón afirmaba: «... hoy en día, uno no se puede distraer dos minutos en una cama de un sanatorio, porque cuando se da cuenta de repente lo operaron», agregando que «existe una pérdida total de los valores éticos médicos».

Un comunicado sindical señalaba poco después, «desconcierto ante tan insólita ofensa a todo el gremio médico...».

El mensaje rechazaba «por improcedentes e irrespetuosas las afirmaciones referidas, no sólo para el gremio médico nacional, sino también para el pueblo uruguayo en su conjunto, del cual los médicos formamos parte indisoluble.

Las afirmaciones de los hombres públicos deben corresponderse con la representatividad que se invoca, puesto que con sus declaraciones compromete, como en este caso, a un conjunto de organizaciones que deberán ahora refrendar o deslindar responsabilidades sobre estos injuriosos dichos».

Asamblea expectante

La asamblea de médicos de Casa de Galicia se mantiene expectante, tras postergar un paro previsto para el 4 y 5 de mayo, a la espera de una solución negociada entre la Junta Directiva de la mutualista y los despedidos.

La empresa negoció individualmente hasta el lunes 3 de mayo, una fórmula de reintegro al trabajo. De todas formas, la asamblea mantiene el conflicto hasta la efectiva vuelta de los profesionales y avaló las negociaciones llevadas a cabo por el SMU.

El cuarto intermedio fue levantado el miércoles 5, en simultaneidad con que uno de los despedidos, el profesor Celso Silva, no aceptaba el regreso a su tarea por considerar «indecorosa» la propuesta de Casa de Galicia, resolviendo así acogerse al derecho a la jubilación, previo pago de una indemnización. Para el otro cirujano la propuesta fue distinta: una policlínica semanal y un número de operaciones mensuales similar al de los otros médicos de la institución. A los intensivistas se los reintegraba, pero no en los cargos anteriores.

Campo de pruebas

La situación de conflicto planteada en Casa de Galicia parece un campo de pruebas para medir fuerzas y legitimar nuevas formas de relacionamiento con el gremio médico.

El terreno sobre el que se experimenta parece cuidadosamente escogido, ya que la situación detona en una institución grande, que tradicionalmente había estado en un discreto segundo plano en cuanto a conflictividad se refiere.

Todo ello luego de una seguidilla de escaramuzas (declaraciones en contra de la viabilidad del sistema mutual o los exabruptos del Cr. Pilón) y no verbales (despidos en CIMA-España y Perses). Al mismo tiempo se apunta a la concentración del trabajo de policlínica, duplicando el número de horas que puede desempeñar un técnico y negándose -tanto el Plenario como la UMU- a hablar de pautas económicas sin previamente acordar nuevas pautas de trabajo.

Para el gremio médico las medidas tienen una direccionalidad manifiesta y en el decir de uno de los integrantes de su cuerpo directivo: «Si el SMU no junta todas sus fuerzas en este caso, que se atenga a lo que sobrevendrá. La única solución a la situación planteada es demostrar firmeza en defensa del trabajo médico, del salario médico y cerrar filas en torno a la organización sindical».

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