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La investigación científica: una de las bases gremiales

Los premios de Revista Médica del Uruguay


El pasado 3 de junio en el salón de actos del SMU se realizó la entrega de los premios Roemmers de la Revista Médica del Uruguay 1998. Con la presencia de todos los autores de los 12 trabajos seleccionados, el Dr. Juan Carlos Macedo abrió el acto recordando los inicios de la Revista. «Nació en tiempos oscuros -rememoró- como un acto de esperanza y civilización en tiempos de destrucción. Fue una decisión política valiosa que se inscribe en las mejores tradiciones del origen de nuestro gremio».


por Ana Marta Martínez
E
n la apertura el Dr. Macedo, presidente del SMU, exaltó la «visión» de su par en los tiempos de fundación de la Revista Médica, el Dr. José Pedro Cirillo, así como también la tarea de otros impulsores tales como los doctores Homero Bagnulo, Barrett Díaz y Hugo Dibarbure. Macedo enfatizó que la Revista Médica nació junto con el renacimiento de la biblioteca y «representa una de las líneas de política gremial más importante. Forma parte de nuestra constitución el estímulo de la producción científica». Más adelante, Macedo citó parte del editorial de la última Revista. El Dr. Folle señaló que «muchos de los mayores avances en el terreno científico han provenido de sectores menos tecnificados, poseedores de una reserva cultural, creo que es por aquí que debemos enfocar esta actividad, desde el punto de vista de la cultura médica y de la cultura en general porque la cultura médica constituye gran parte de la cultura del siglo XX». Posteriormente, tras el agradecimiento hacia el laboratorio Roemmers, hizo uso de la palabra el representante del mismo, Jorge Tomasi. Las breves palabras de Tomasi reafirmaron el interés de continuar solventando los premios: «El apoyo al desarrollo de la actividad científica ha sido, es y será una constante para el laboratorio Roemmers. Nos comprometemos a darle continuidad».

Dr. Juan Carlos Macedo,
presidente del SMU,
flanqueado por el director
de la Revista Médica,
Dr. Ariel Montalbán,
y el gerente de Roemmers,
Sr. Jorge Tomasi

Foto

El actual director de la Revista Médica del Uruguay, Dr. Ariel Montalbán, sostuvo que «es muy importante para nosotros que el escenario sea el SMU, somos nosotros, como gremio, quienes estimulamos y nos constituimos en tribunal y premiamos los trabajos científicos». Montalbán prosiguió su mensaje señalando la mejora de calidad de la Revista que se había propuesto la presente conducción: mejorar el arbitraje y profesionalizar el proceso editorial para que el autor nacional prefiriera publicar acá y no en otras extranjeras. «Hoy evaluamos positivamente lo hecho y tenemos en proceso editorial 20 trabajos presentados». Resaltó el esfuerzo colectivo que implicaba la Revista: «Más de 100 árbitros anónimos han participado de este esfuerzo, la industria farmacéutica y el apoyo que hemos tenido de este Comité Ejecutivo y especialmente de su presidente». Finalmente agradeció a los integrantes del tribunal: Dra. Irma Gentile, por el Comité Editorial, el Prof. Luis Folle por la Facultad de Medicina y el Dr. Jorge Torres por el SMU y a continuación dio lectura al acta.

 

«Queda mucho camino por recorrer»

El Premio Revista Médica 1998, otorgado por el tribunal, que se guió por las bases que señalan prestar especial atención a la originalidad, calidad metodológica del diseño y su aplicabilidad y aporte a nivel nacional correspondió al trabajo: «Resistencia a los antibióticos de patógenos bacterianos aislados a infecciones sistémicas. Estudio cooperativo»; Dra. Rosario Palacios, Dra. Teresa Camou, Lic. Gabriel Pérez, Dra. Lidia Delacqua, Dr. Gustavo Varela y Dra. María Ortal y con la colaboración en los hospitales centinelas de la Dra. Gabriela Algorta, Dr. Ricardo Diez y Dr. Walter Pedreira, quienes recibieron el segundo premio. La Dra. Palacios al recibir el cheque por 2.000 dólares agradeció a todos los bacteriólogos que colaboraron y anunció que quedaba mucho camino por recorrer.

El primer premio correspondió al trabajo: «Actitudes y prácticas sobre VIH-Sida. Encuesta anónima a médicos y practicantes»; Dra. Julia Galzerano, Dr. Mario De Pena, Dr. Raúl Soma, Dra. Nelly Piazza, Dra. Margarita Blengini, Dra. Beatriz Fonsalías, Dra. Mar-lene Compan, Dr. Antonio Bonzani y Dra. Ana Visconti. La Dra. Galzerano lo dedicó «al técnico en archivos médicos, Pablo García, que empezó el trabajo con nosotros no sabiendo que era VIH y cuyo aporte fue muy valioso. Decirles además que vamos a seguir investigando ya que pensamos que en estos cuatro años han cambiado las cosas para bien». La Dra. Nelly Piazza, sin ocutar su emoción, dijo «me gratifica enormemente que el SMU siguiendo sus tradiciones ancestrales haya encontrado en un trabajo social, médico-social, el primer premio. Me emociona seguir en la trayectoria en que el SMU fue fundado».

Foto Dra. Julia Galzerano:
primer premio por
un trabajo novedoso
y removedor

Responsabilidad médica

Respecto a la motivación inicial del estudio, la Dra. Piazza comentó: «Quisimos revisar comportamientos, porque la experiencia con pacientes VIH-Sida, nos hablaba de comportamientos de nuestros colegas que nos llamaban la atención». Según Piazza, en principio creyeron que eran por falta de conocimiento sobre la enfermedad, «no por falta de calidad humana o por un desgaste de la relación médico paciente». También explicó la diferencia existente entre las actitudes y los comportamientos.

Soma explicó que para saber cuál era el impacto, uno de los cometidos de la comisión cuyo nombre precisamente era «Impacto Psicosocial del VIH-Sida» en el gremio médico se debían averiguar cuáles eran los comportamientos. «Logramos entender después de muchas vueltas entre todos, que el paciente que tiene sida es simplemente eso, un paciente. No es un paciente más pero entra dentro de nuestra área. Quisimos -complementó Piazza- profundizar sobre los derechos de los pacientes y de los médicos».

La Dra. Galzerano explicó que el sida era un tema nuevo que no había sido parte de la educación formal de muchos colegas. «Quisimos evaluar cómo incidían los tabúes sociales en los médicos también, si el médico creía que la enfermedad se daba solo en las poblaciones de riesgo. Investigamos sobre todo qué pasaba con el rechazo y con el miedo que se da en la población».

Las conclusiones, según los autores, son que hay que seguir investigando y a esto se destinará el premio obtenido. «Uno de los aportes es que no se debe pedir a todos el examen sino a aquellos que el médico considera que tienen riesgo, que no necesariamente son los homosexuales o adictos. La población de riesgo es otra: son los heterosexuales que no se cuidan, los que tienen parejas múltiples. Y que los negativos hay que seguirlos porque existe un período ventana. Finalmente está el tema del consentimiento informado». «No es un examen más -enfatizó Soma- implica otras cosas más allá del problema de salud-enfermedad, alrededor hay componentes religiosos, éticos, morales, filosóficos, políticos, económicos, todo esto rodea a estos pacientes. Más que cambiar comportamientos, lo que se buscó fue que se entendiera cuál es la problemática y entonces el médico asuma su responsabilidad como profesional de la salud».

En cuanto a si esperaban el premio, la Dra. Galzerano sostuvo que por ser este un trabajo «tan poco tradicional no sabíamos qué iba a pasar. Nos alegra que tres personas como los profesores que juzgaron esto estuvieron de acuerdo con dar el premio, esto habla de que la mente de los médicos está cambiando».

Vigilando la resistencia bacteriana

La Dra. Palacios explicó que el trabajo era sobre la presencia de patógenos invasivos, lo que se hizo con dos hospitales centinelas en Montevideo y uno en el interior del país tomando como centro de referencia el laboratorio de Salud Pública «En el laboratorio nosotros completábamos la identificación de esos patógenos bacterianos y también la susceptibilidad a diferentes antibióticos indicados para el tratamiento. Queríamos tener un panorama general a nivel nacional, en cuanto al comportamiento de algunas bacterias frecuentes para cuadros invasivos, son muestras que se encuentran en sitios normalmente estériles tales como hemocultivos, líquido encefalorraquídeo y derrames pleurales. Es fundamental, subrayó, realizar una vigilancia de la resistencia bacteriana para tomar políticas de tratamientos adecuados». Según las autoras presentes la premiada fue tan solo una primera etapa. «Nos hubiera gustado seguir vigilando porque es algo totalmente dinámico el mecanismo de resistencia bacteriana, se necesita una vigilancia constante de parte de un equipo multidisciplinario y luego hay que establecer políticas de gobiernos». La Dra. Camou complementó señalando que este proceso de resistencia bacteriana comenzó en los '80 referida con afecciones severas tales como la meningitis, la neumonia o la sepsis. «Cada bacteriólogo sabe lo que pasa en su institución pero nunca se había reunido en Uruguay datos de varios hospitales y esas son las actuales recomendaciones de los organismos internacionales: que se armen redes a nivel nacional e internacional para tratar de ver qué está pasando. Actualmente existen bacterias que son resistentes a todos los antibióticos que existen y la industria farmacéutica no produce nuevas drogas con la misma rapidez, hipotéticamente se podría llegar a una situación como en la era preantibiótica». Enfatizó que el objetivo era que se instrumentara esta vigilancia como una «red permanente para detectar la aparición de bacterias muy resistentes, detectadas en otros países, aislarlas y que no se diseminen».

 

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