Dr. Dagoberto Puppo Bosch

El Dr. Dagoberto Puppo Bosch, colega y entrañable amigo, falleció inopinadamente en Montevideo el 10 de abril de 2009.

Como su padre médico, cursó sus estudios en la Facultad de Medicina de Montevideo, prosiguiendo luego de graduado, varias especialidades que le dieron un panorama de conocimientos muy amplio.

Le conocimos en la década del 70’, cuando ejercía como Residente Médico por concurso en el Hospital Militar, con el grado de alférez, en una de las salas del Servicio de Medicina dirigido por el Profesor Gonzalo Fernández.

Por esos años se acercó a la Cátedra y Departamento de Medicina Legal, tal vez influenciado por su primo, el profesor Héctor Puppo Touriz, quien la dirigía por entonces. Cursó allí la especialidad de Médico Legista y simultáneamente concursó para el cargo de Asistente Grado 2 (no había cargo de Ayudante Grado 1), adquiriendo la titularidad en ambas. Tuvo activa participación en las reuniones docentes y académicas organizadas en la capital y ciudades del interior. Adjunto a este reseña, una foto del año 1981, en compañía del que esto escribe, y del actual profesor de Medicina Legal, Guido Berro. La imagen que refleja la foto (Dagoberto está a la derecha del observador) es, con algunos cambios, casi la misma que conservaba a su muerte. Ejerció por algunos años la especialidad médico legal como Médico Forense del Poder Judicial, por concurso, renunciando mas tarde; y como Perito Médico Legista del Banco de Seguros del Estado, también por concurso, cargo que desempeñaba a la fecha de su muerte.

Pero su pasión era la psiquiatría, cuya especialidad adquirió en el respectivo postgrado y ejerció exitosamente a nivel privado. Su maestro fue, como para mí, el Profesor Daniel Murguía, quien era también cultor de la Medicina Legal y la Psiquiatría Forense, gran docente y sabio médico. El Dr. Dagoberto Puppo ejerció la Psiquiatría Clínica y también Forense, y en ésta última subespecialidad, son recordables sus peritajes, alguno de los cuales comunicó y publicó en la Revista de Psiquiatría del Uruguay, de la cual era asiduo colaborador, y en La Justicia Uruguaya. Afín a la Psiquiatría Forense, la Criminología, disciplina que abarca múltiples ramas del saber también fue ejercida por el Dr. Llamado a colaborar en ocasión de la habilitación del Complejo Carcelario de Santiago Vázquez (COMCAR) por la Dra. Adela Reta, distinguida Profesora de Derecho Penal, inició la clasificación de delincuentes por su peligrosidad para dirigirlos a los módulos respectivos. Creo que fue el primer Criminólogo en materia psiquiátrica - no académico porque no es especialidad médica que exista en nuestro país - actividad que por diversas causas, no prosiguió, en desmedro de las Ciencias Penales.

Autor de los libros Psiquiatría Forense (Montevideo, 1985) y Medicina Legal Latinoamericana (Montevideo, 1989) dejó múltiples artículos psiquiátricos en la Revista de Psiquiatría del Uruguay. Había comprometido su colaboración como coordinador de mesa redonda en el Congreso sobre Valoración del Daño Corporal que se celebraría en setiembre del corriente.

De estatura regular, físico proporcionado, fino bigote y precoz calvicie, era reconocible inmediatamente por el titubeo característico en su hablar, que se exageraba según la tensión nerviosa a que se veía sometido. Cuidadoso en el vestir y atildado. No tenía mucha continencia al estrés, era mas bien solitario, y eso le alejaba de reuniones sociales, en las cuales no probaba gota de alcohol ni café. Pero ese rasgo de carácter no le impedía el culto a la amistad y la lealtad en las relaciones interpersonales, de la cual tuve ejemplos más de una vez. Era severo en sus juicios médicos sobre los peritajes, un buen opositor, conocedor de la bibliografía, con argumentos siempre científicos y ajustados, pero sabía deponerlos ante argumentos mas valederos. Sostenía que los peritajes médico legales deben ser evacuados por médico legistas, y no por profanos en el arte de periciar, por mas competencia académica que posean. En esto me acompañó siempre.

Gustaba escribir y aspiraba a recibir una instrucción profesional para ser un buen escritor. Era un perfeccionista del idioma castellano. No sé si lo logró o encontró lo que buscaba. Tal vez, ansiaba dejar el ejercicio médico para cumplir una vocación oculta. En eso nos parecíamos, porque considerábamos que la medicina es un arte y una profesión, pero no colma las ansias de nuestro intelecto ni mucho menos.

Tenía por la vida familiar una pasión que competía con su profesión. Mas de una vez le oí decir que - si el peso de la economía no se lo impidiera – se dedicaría a su esposa e hijos. Creo que fue un buen esposo y mejor padre. Estaba casado con la odontóloga Gladys Loreley Thomas, y dejó dos hijos, Ignacio y Brenda.

13 de abril de 2009
Dr. Augusto Soiza Larrosa

De izquierda a derecha: Dres. Augusto Soiza, Guido Berro y Dagoberto Puppo

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