Día Mundial Sin Tabaco: columna del Prof. Dr. Pablo Curbelo, neumólogo

Cada 31 de mayo se conmemora el Día Mundial Sin Tabaco; en este marco, compartimos columna del Prof. Dr. Pablo Curbelo, especialista en neumología, profesor titular grado 5 y director de la Clínica Neumológica en la Cátedra de Neumología de la Facultad de Medicina. Entre varios temas, nos acerca su visión sobre de la legislación antitabaco en nuestro país, el uso de nuevos dispositivos y las tácticas nocivas de la industria tabacalera.

Día Mundial Sin Tabaco: columna del Prof. Dr. Pablo Curbelo, neumólogo

viernes 30 de mayo de 2025

Uruguay es pionero en la lucha contra el tabaco y fue el primer país de Latinoamérica en aprobar el Convenio Marco para el Control del Tabaco. Nuestro país ha reglamentado e implementado múltiples políticas antitabaco que van desde la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados hasta el empaquetado neutro, la prohibición de la publicidad y el aumento progresivo de los impuestos.

Todas estas medidas han llevado a que el tabaquismo en Uruguay cayera desde el año 2004-2005 de un 31-32% en adultos a un 20% en los últimos años. La VIII encuesta nacional sobre consumo de drogas en Uruguay del año 2024, evidenció un 24,2% de población fumadora en los últimos 30 días.

En realidad, si bien las políticas antitabaco se han mantenido, se han debilitado ligeramente en los últimos años y especialmente después de la pandemia.

Debemos insistir en que la lucha contra la industria tabacalera y el marketing de estas grandes empresas debe ser sostenida y fortalecida de forma permanente por los gobiernos. Uruguay ha seguido avanzando en algunos aspectos y hoy también se prohíbe fumar vapeadores o cigarrillos electrónicos en espacios públicos cerrados.

Sin embargo, la sociedad —y especialmente la población más joven y los adolescentes— no percibe los riesgos o daños potenciales del cigarrillo electrónico.

La publicidad y las estrategias de marketing de las grandes empresas tabacaleras emplean múltiples recursos para presentar el cigarrillo electrónico como un producto de bajo o muy bajo riesgo. Su estrategia de marketing se basa en el concepto engañoso de “reducción de daños” (harm reduction).

En realidad, esto no es así. Hoy sabemos que los cigarrillos electrónicos pueden provocar toxicidad pulmonar aguda grave, con insuficiencia respiratoria severa, conocida como Lesión Pulmonar Asociada al Uso de Cigarrillos Electrónicos o Vapeo (EVALI, por sus siglas en inglés). Asimismo, evidencia reciente muestra que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfermedades cardiovasculares y cáncer.

[…] la política contra el tabaquismo debe ser abordada y profundizada, especialmente en la población joven, incluyendo información, educación y medidas específicas para prevenir el uso de los cigarrillos electrónicos.

Múltiples toxinas, sustancias químicas, saborizantes, aromatizantes y otras sustancias son potencialmente dañinas, y algunas ya han demostrado ser cancerígenas. La evidencia actual aún es limitada, contamos con escasos trabajos y se requiere un tiempo mayor para evaluar los efectos nocivos de los cigarrillos electrónicos a mediano y largo plazo.

La historia de consumo social de tabaco es muy gráfica al respecto y muestra que en la década del 60 y 70 aumentó en forma exponencial el consumo, con una baja incidencia de cáncer de pulmón, y 10 o 20 años después empezaron a verse tasas altísimas de dicho cáncer. Es decir, el riesgo aparece expresado en patología y en enfermedades en el mediano o en el largo plazo y solo el tiempo va a decirnos cuál es el impacto real en la salud pública que van a tener todos estos dispositivos.

Por otra parte, no se recomienda el uso cigarrillo electrónico en el tratamiento de cesación del tabaquismo. El cigarrillo electrónico ha demostrado que no es una buena arma terapéutica, y la terapia para cesar el tabaquismo debe seguir siendo por ahora la clásica, es decir, terapia con sustitutos de nicotina y terapia conductiva – conductual.

Se sabe que en realidad usar el cigarrillo electrónico con estos fines puede ser peligroso. Muchos jóvenes comienzan fumando cigarrillos electrónicos, algunas veces libres de nicotina, otras con dosis crecientes de nicotina y a veces con dosis muy altas de nicotina, y posteriormente pasan al consumo dual de cigarrillo electrónico y cigarrillo convencional, y terminan finalmente pasando otra vez al cigarrillo convencional. Es decir, esta es una nueva estrategia para incluir y reclutar jóvenes a la adicción a la nicotina a través del cigarrillo electrónico.

Por otro lado, el impacto y la penetración en las poblaciones jóvenes también están impulsados por el diseño atractivo de los dispositivos, que cuentan con modelos variados, múltiples saborizantes e incluso diferentes rangos de precios. La variedad en su composición, con el uso de distintas sustancias químicas y tóxicos, hace que sea una situación compleja de regular, controlar o legislar para las autoridades sanitarias. Es decir, resulta muy difícil para los gobiernos identificar claramente cuáles son los dispositivos, qué contienen y, mucho menos, conocer el riesgo que representan.

Como conclusión, hoy tenemos claro que los cigarrillos electrónicos son perjudiciales para la salud y pueden ser una puerta de entrada hacia otras formas de consumo de nicotina, aunque todavía no contamos con datos suficientes sobre los tiempos de consumo ni con estudios que evalúen sus efectos nocivos a largo plazo. Todo esto demuestra que la política contra el tabaquismo debe ser abordada y profundizada, especialmente en la población joven, incluyendo información, educación y medidas específicas para prevenir el uso de los cigarrillos electrónicos.