El trabajo médico en poblaciones en contexto de encierro

Este jueves 19 de setiembre en el marco del cuso de abordaje a poblaciones vulneradas se analizó la la situación de la población en contexto de encierro con énfasis en el sistema carcelario.

lunes 23 de septiembre de 2019

Para este módulo se contó con la participación de la Lic. Denisse Legrand (DL) y el Dr. Daniel Márquez (DM), técnicos referentes de la ONG Nada Crece a la Sombra.

Para conocer más sobre estas poblaciones y los abordajes esperados Ser Médico conversó con los referentes luego de finalizar la actividad.

SM: ¿Cuáles son las características de las personas que viven en contextos de encierro, específicamente en el sistema carcelario?

DL y DM: En Uruguay hay más de 11 mil personas privadas de libertad. La mayoría (95%) son varones, unas 500 son mujeres. 85% tienen menos de 30 años y la pobreza atraviesa a esta población. Como generalización podríamos decir que son varones jóvenes pobres. La mayoría de los varones cometieron delitos contra la propiedad. En el caso de las mujeres el delito más prevalente es el comercio de estupefacientes, en particular el narcomenudeo, es decir, pequeñas cantidades de drogas. Esta población tiene la característica de habitar los márgenes de la sociedad. Son recurrentes en el mercado informal de trabajo y tienen alta deserción educativa. 

SM: ¿Cuáles son los principales problemas sanitarios que presentan?

DL y DM: Los principales problemas de salud en la cárcel tienen que ver con las dificultades de acceso. El Sistema Nacional Integrado de Salud no llegó a las cárceles. Hay mucha carga de enfermedad. Hay problemas de salud prevalentes en la cárcel, como es el caso del consumo problemático de sustancias, afectaciones de la salud mental, tuberculosis, la hepatitis, el VIH y la escabiosis, entre otras. La ausencia del primer nivel de atención y de prevención en las cárceles hacen que enfermedades que podrían ser fácilmente abordadas terminen representando altos costos -en vidas y económicos- y configuren un problema de salud pública. Tal es el caso de la tuberculosis, por ejemplo, cuya tasa en la cárcel es 26 veces la tasa general de la población.

SM: ¿Qué tipos de abordajes deben realizarse hacia estas personas, tanto en el aspecto social y vincular como en el aspecto de la salud?

DL y DM: Tenemos que apuntar a abordajes integrales, que comprenden a las personas en su contexto y que valoren las posibilidades de reinsertarse en la sociedad en todo sentido, desde la salud y desde lo social.

SM: ¿Cómo es la recepción ante las personas que van a trabajar con ellos?

DL y DM: La recepción en las cárceles es siempre positiva. Las personas privadas de libertad celebran cada vez que las personas rompen el tabú y se involucran con el trabajo en los contextos de encierro. Son personas dispuestas a ser protagonistas activas de los cambios que requiere el sistema para ir en pos de una transformación penitenciaria. 

SM: Contanos algo sobre el trabajo que realiza Nada Crece a la Sombra

DL y DM: NADA CRECE A LA SOMBRA surge en el año 2014, en el marco de la campaña de NOALABAJA. Es un proyecto que busca impulsar procesos de desistimiento -entendido éste como el alejamiento del mundo del delito- a través de la promoción y ejecución de medidas socioeducativas para contribuir a generar cambios en el comportamiento, en los procesos identitarios, la reinserción social y reducción de la reincidencia. Mediante la implementación de dispositivos de talleres se busca estimular la reflexión para procesar emociones, transformar las formas de expresión y romper el ciclo de violencia, promoviendo vínculos saludables, la convivencia entre pares y el bienestar ambiental de los centros de reclusión y una mejora de la salud integral. Al fomentar las capacidades creativas y el trabajo grupal se estimula el desarrollo de habilidades técnicas y sociales, generando condiciones y posibilidades que diversifiquen identidades y promuevan posibilidades de acceso a un espacio de identificación alternativo al entorno delictivo.

La propuesta de este año incluye el desembarco de talleres en dos cárceles (Unidad 4 Santiago Vázquez y Unidad 5 Femenino) durante toda la jornada. El proyecto se conforma por los módulos de intervención (talleres), salud, coordinación, evaluación y monitoreo, registro audiovisual y fotográfico. Son cinco disciplinas de talleres: música, radio, teatro, cine y juego y deporte. También este año estamos desarrollando una fuerte apuesta en lo sanitario con el diagnóstico participativo en salud que involucra a las mujeres privadas de libertad con un fuerte enfoque de género. Así enmarcamos al proyecto como un proyecto socioeducativo sanitario.