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por Fernando Beramendi

Nomenclátor montevideano

Los médicos tienen calle

Una de las maneras que la tradición ha encontrado de rendir homenaje a los ciudadanos cuya trayectoria merece legitimarse e incorporarse a la memoria colectiva es designar calles y plazas con su nombre.
Montevideo está surcada también por calles, en general pequeñas, que recuerdan a médicos ilustres.

De alguna manera, en nuestro país, dada la histórica partidización de la vida cotidiana, varias de las principales avenidas han encontrado su bautismo en las fuentes de las colectividades políticas. Y es así que muchos montevideanos viven en calles que llevan el nombre de dirigentes de sus partidos adversarios. O de líderes de movimientos y gestas con sendas bibliotecas, a favor y en contra.

Sin embargo, hay muchas calles que zafan del cepo de la vida política y encuentran nombres de científicos ilustres, de filósofos, de países, de nombres indígenas, de hombres de la cultura desde la antigua Grecia hasta nuestra realidad del siglo xx. Incluso hay algunas calles con nombre de poetas o pintores. En general ellas provocan la unánime adhesión del ciudadano común, cuando se entera de quién era Plutarco o José Enrique Rodó. Lo que no puede preverse es si en el nuevo siglo cambiará la proporción entre las vertientes humanística y científica y la política partidaria.

El smu realizó en abril del año pasado una nueva gestión ( apoyada por la Junta Departamental de Montevideo) tendiente a incorporar al nomenclátor de Montevideo varios nombres de médicos ilustres.

El intendente Arq. Mariano Arana contestó en noviembre con la resolución de «Tomar conocimiento del informe elaborado por la Comisión Especial de Nomenclatura, en relación con la inclusión de nombres de médicos ilustres en el nomenclátor capitalino».

La nota que informa de esta resolución está acompañada por un informe de octubre de la Comisión en el cual se analiza la nota enviada en 1990 por el smu, en la cual proponía una nómina de 44 distinguidos médicos.

El Informe de la Comisión presidida por la destacada profesora María Emilia Pérez Santarcieri indica :

«Del estudio realizado por esta Comisión, cumplimos comunicar a Usted que ya están incorporados al nomenclátor de la ciudad, los nombres de los doctores Juan Carlos del Campo (1994), José Luis Bado (1991), Román Arana Iñiguez (1990), Mario Cassinoni (1994), Pedro Visca Peluffo (1919), Julio C. García Otero (Plaza, 1969), Alfonso Frangella (1993), Arturo Lussich (1969), Justo M. Alonso González (1990), Hermógenes Alvarez (1997), Víctor Armand Ugon (1997).

«También figuran en el nomenclátor los nombres de los doctores Pablo Purriel (1987), Emilio A. Bonnecarrère (1996),que no están mencionados en la lista remitida por el Sindicato Médico del Uruguay.

«Asimismo esta Comisión Especial de Nomenclatura ha elevado la propuesta de los nombres de los doctores Velarde Pérez Fontana, Juan Carlos Mussio Fournier, Alberto Artagaveytia y Raúl y Félix Leborgne, los que confiamos se incorporen en breve a ‘la memoria ciudadana’, acorde a la aspiración planteada por la mencionada institución».

El Informe culmina con una lista de más de cuarenta nombres de médicos destacados que integran el paisaje de la capital, entre los cuales están Pedro Alberto Barcia, Julio A. Bauzá, Luis Bonavita, Luis Bottaro, José Iraola, Isidro Más de Ayala, Ernesto Quintela, Elías Regules, Luis Surraco, Carlos María Fosalba, Augusto Turenne y José Verocay, «amén de todos los demás médicos que figuran en Nomenclatura de Montevideo de Alfredo Castellanos ( Ed. 1976).»

Modernamente se han ido incorporando una cantidad de nombres a nuestro nomenclátor urbano, sobre todo en los últimos años.

Como puede apreciarse en el Informe de la Comisión Especial de Nomenclatura, que tengo el honor de presidir y que asesora al arquitecto Arana, hay muchos nombres cuyas designaciones fueron en la década del noventa.

Nosotros decidimos elevar una propuesta sobre algunos nombres para ser incorporados también.

Por ejemplo, el de Velarde Pérez Fontana, que es el único médico uruguayo que figura en la Enciclopedia Británica. Creo que su especialización era el quiste hidático.

Yo pedí especialmente a los doctores Leborgne, cuyos nombres aparecen vinculados a notables méritos científicos, como el de la invención de la mamografía, de repercusión mundial y de importancia vital en nuestro país donde han muerto tantas mujeres de cáncer en el seno.Pero tuve algunos incovenientes

¿Cuáles son?

«¿Por qué se puede tener más fácilmente éxito con las designaciones? Creo que voy a escribir un libro sobre cómo tener éxito en en nomenclátor (Risas).

El primer factor de éxito es tener una colectividad política que te apoya. Pero allí están los escollos también. Un amigo mío decía que los grandes enemigos del nomenclátor son los partidos políticos y las viudas. Ellas porque siempre quieren que su marido atraviese 18 de Julio.

El nomenclátor estuvo muy teñido de los aconteceres políticos y a veces no encuentran cabida todos los personajes que animan la vida nacional.

Pero yo creo que los médicos están bien representados porque se sensibilizan más al ocuparse de algo tan importante como es la salud de cada uno.

Nosotros estamos en la misma postura del Arquitecto Arana de no cambiar nombres de las calles porque sí, esos nombres permanecerán.

Incluso en nombres controvertidos. Lamentablemente a veces hay corto alcance en algunas consideraciones con respecto a algunos personajes que llenan toda una época y que por algo quedaron estampados.

El caso de los Leborgne fue accidentado porque pedía para ellos una calle discontinua, porque en esas calles sí pensamos que deben hacerse cambios. ¿Por qué? Porque nosotros sostenemos que no se trata de la misma calle sino de dos calles con el mismo nombre. Verbigracia, como decía mi antiguo Profesor Barbagelata, la calle Prudencio Vázquez y Vega, llega a Bulevar y luego aparece como a las dos cuadras. Las personas que viven allí no tienen ningún problema pero si sucede algo en la madrugada y viene una ambulancia buscando una dirección determinada puede pensar que esa calle termina en una inferior, se manda mudar, porque a esa hora no se puede preguntar. Y una de las principales funciones del nomenclátor es orientar. Especialmente en esos casos, como el de una orden judicial u otros.

Yo pedí para los Leborgne la continuación de esa calle pero el ccz se pronunció en contra. Esto lleva a que vuelva la moción hacia nosotros y se reinicia la moción.

Yo también propicié el nombre de Hermógenes Álvarez que tiene por ejemplo entre los pasos del parto la Unidad Montevideo que se menciona en todos los estudios sobre parto en el mundo.

Nosotros somos la Comisión que asesora al Intendente. Hasta ahora funciona otra Comisión en la Junta Departamental, pero es de carácter político y teníamos bastantes discrepancias. Ellos se resisten a nombres antiguos. Nosotros pensamos que si alguien fue importante debe figurar. Ahora se suprimió esa comisión y se refunde con la de cultura y se me ocurre que otros aconteceres harán que no haya tanta fijación en esto. Aunque puedo decir que el tema del nomenclátor es algo que concita mucho interés, la gente te llama, te pide, estás en una fiesta de carácter oficial y te reclaman. Nosotros nos basamos en las biografías completas que avalen con hechos, con aportes.»

«Tuve la alegría de proponer el nombre de Luisa Domínguez, que fue la primera mujer que estudió en Enseñanza Secundaria y abrió un camino. En ese momento dicen los diarios de la época, que su familia la apoyó y dio un examen público. De ella no sabemos nada, pero eso me parece muy lindo. Con ese criterio trabajamos.»

Los integrantes de la Comisión

Los nombres son designados por el Intendente y son los profesores Roberto Ares Pons, Antonio Mena Segarra, Ricardo Goldaracena, Aníbal Barrios Pintos y Elis Duarte, con la Presidencia de la prof. Pérez Santarcieri, quien concluye:

«Las calles son designadas después de 10 años de la muerte, para que el tiempo permita decantar datos y valorar con más objetividad los méritos.Y creo que no debe ser motivo de provocaciones,así como antes, como dijo un compañero mío, los bandos blancos y colorados que habían luchado en las cuchillas luego luchaban por el nomenclátor». n

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Bauzá,una calle en Parque Batlle

Son dos cuadras que nacen en Avelino Miranda y mueren en un costado del Hospital Italiano. Salvo un edificio y la entrada a la policlínica del Hospital Británico, el resto es un conjunto de vistosas casas de un estilo arquitectónico muy montevideano, con lugar para la luz y la alegría recatada. Es una calle casi íntima, con árboles, y viviendas agradables con fondo y jardines al frente. Desde 1985 se llama «Prof. Dr. Julio A. Bauzá» (1881-1971), antes fue «Formosa».

Bauzá prestó desde muy joven servicios en las expediciones que salían a campaña para atender a los heridos de la guerra civil, en 1904.

En 1907 ya con una exitosa carrera profesional, se le confía la dirección y organización del consultorio «Gota de Leche», primero y único que tuvo Montevideo durante siete años, mientras sigue atendiendo la Cátedra de Química a su cargo.

En 1919 es nombrado Director del «Servicio de Protección a la Primera Infancia y Oficina de Nodrizas» y de la Casa Cuna. Con su impulso se crearon nuevos consultorios de la Gota de Leche, más casas cunas, guarderías, la Cocina central de Leches, las cantinas maternales y para estimular la lactancia maternal el Banco para Leche Humana, el Fichero Central Infantil y el Servicio Social, como forma de prevenir el abandono. Se construyó también el Albergue Temporal y se creó el Servicio de Asistencia Especial y de Internado para niños prematuros.

En la guía telefónica de calles figura entre los vecinos de la calle Bauzá el conocido narrador y periodista Miguel Ángel Campodónico, autor además de los libros ¿Quién es quién en Uruguay? y ¿Quién es quién en la cultura uruguaya?

Es una calle que parece reflejar el alma de los más lindos barrios montevideanos, con laureles en flor. Especial para caminar un día de marzo, a pleno sol.

Bauzá logra eliminar el viejo Torno del Asilo por la Oficina Secreta de Admisión, completada por su servicio social, en beneficio de la situación de los menores abandonados.

En 1924 propicia la fundación de la Asociación Uruguaya de Protección a la Infancia (aupi).

En 1931 fue designado Presidente de la Sociedad Uruguaya de Pediatría.Fue pionero en el reclamo de una Escuela de Servicio Social, en 1927, y desoído durante más de 20 años.

En 1943 fue nombrado Presidente del Consejo del Niño por un periodo de seis años, realizando numerosas obras.

Colaboró en 1930 en la creación y acción de la Comisión de Alimentación Correcta del Pueblo, atendiendo a necesidades de las clases populares.

Fue un impulsor ferviente de la pasterización de la leche.

Fue fundamental su trabajo iniciado en 1949 para lograr una ley que obligara a la yodación de la sal como alimento para combatir el bocio.

Fue representante de Cuba en el Instituto Internacional Americano de Protección a la Infancia y en 1945 condecorado con la Orden Nacional de Mérito «Carlos Finlay» de la nación antillana.

Muchos trabajos y distinciones más jalonaron su vida. Murió en 1971.

Una callecita de dos cuadras con muchos méritos, con una historia que le da nombre, con un homenaje a la sabiduría y a la práctica constante. Un homenaje, como la callecita, casi íntimo.

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