ADVERTENCIA: El recurso que está visitando fue creado hace mucho tiempo y no ha sido revisado recientemente. Se mantiene como acervo de la Institución pero tenga en cuenta que puede contener información no relevante o desactualizada.

Por Ana Marta Martínez

Detección del hipotiroidismo en recién nacidos

«Es como hacer veinte trasplantes de cerebro al año»

El programa de detección sistemática del hipotiroidismo congénito evita que veinte niños por año se conviertan en retardados severos.
Con un método de diagnóstico muy sensible y específico ha alcanzado una cobertura de 99,5%, lo cual muestra la potencialidad de la medicina preventiva en el país.

En sesenta años no habrá más casos

El programa se comenzó a implementar en setiembre de 1994 a partir de un decreto del Poder Ejecutivo. El hipotiroidismo congénito es la afección producida por la ausencia o falla funcional de las hormonas tiroideas (T3 y T4) durante la vida fetal y los primeros tres meses de vida. La carencia de las hormonas tiroideas en la etapa posnatal produce un retardo mental irreversible, ya que son imprescindibles para el desarrollo del sistema nervioso central. Su detección precoz y la administración diaria por vía oral de la hormona T4 al recién nacido hace que el niño tenga un crecimiento y desarrollo normal. De esta manera se evita un retardo severo que deteriora enormemente la calidad de vida de estos niños.

Noticias dialogó con el Dr. José Luis Díaz Rossello y la Dra. Q. F. Graciela Queiruga, quienes reafirmaron el valor de los programas de medicina preventiva. «Son programas silenciosos e impersonales, como toda la medicina preventiva, pero sus frutos son muy importantes. Es como hacer veinte trasplantes de cerebro al año», señalaron.

Según Queiruga el programa, antes de convertirse en obligatorio por el decreto del Ministerio de Salud Pública, se venía imple-mentando desde 1990 en la maternidad del bps, pero aclaró que el programa de «screening es importante cuando llega a todos los niños».

Mediante el apoyo de la Comisión Honoraria de Lucha Antituberculosa y Enfermedades Prevalentes, que vigila que todos los niños recién nacidos sean estudiados, se alcanzó en 1996 una cobertura nacional de 99,5%. Se extrae una muestra del cordón umbilical de todos los recién nacidos y ésta es enviada a los laboratorios correspondientes. En los nacimientos domiciliarios se toma una muestra de sangre del talón a las 48 horas. La ausencia de hormonas tiroideas (T3 y T4) provoca una sobreproducción fetal y neonatal de hormona tiroestimulante (tsh). Es decir, la tsh es la señal que envía la hipófisis a la tiroides; cuando el niño tiene hipotiroidismo congénito la tsh aumenta a niveles veinte veces mayores que los normales. La tsh es la que mediante reactivos se detecta en las muestras de sangre.

Si la afección no es detectada y tratada desde los 15 días de vida resulta el cuadro denominado «cretinismo». Son niños que a los cinco o seis años ya presentan un retardo severo: estatura baja, son muy pasivos, no hablan y tienen un coeficiente intelectual inferior a 70%. Si es detectada precozmente se le comienza a administrar la hormona T4 en forma diaria, lo cual es imprescindible en el primer año de vida, hasta los tres años, cuando se revalorará la necesidad de proseguir ya que existen hipotiroidismos congénitos no permanentes. Un tratamiento eficaz depende del cumplimiento continuo y los controles periódicos, pero tiene muy buen pronóstico.

«En lo que lleva de establecido el programa –señalaron Díaz Rossello y Queiruga– hemos detectado sesenta casos, lo que se corresponde con la tasa de uno cada tres mil. Esto implica que tendremos sesenta niños normales que ingresarán a las aulas en el año 2000 y que en 60 años no habrá ningún retardo mental por hipotiroidismo congénito».

El programa más eficiente del mundo

Respecto al método de diagnóstico, ambos profesionales coincidieron en que el utilizado por el programa es muy sensible y específico. Esto significa que detecta a todos los afectados, y entre los que detecta no hay ninguno que no tenga la enfermedad. «Es mucho más sencillo –explicó Queiruga– detectar el aumento de un metabolito que su disminución y en los casos positivos el valor de un niño patológico es entre diez y treinta veces mayor que el de un niño normal».

«Tenemos –continuó Díaz Rossello– alrededor de 160 mil niños estudiados y no hay ninguno que haya sido detectado tardíamente, es decir, que se haya escapado al programa. Por eso es un programa que no admite discusión. Todos los gobiernos que pueden lo implementan porque el método de laboratorio es accesible y la enfermedad es tratable». Cuba fue el primer país en América Latina, en 1986, en aplicar este programa. Fue seguido por nuestro país, donde los estudios comenzaron en 1990 y recién en 1994 se volvió obligatorio, de tal modo que si a un recién nacido con hipotiroidismo no se le practica el análisis la institución es responsable. «La cobertura altísima de 99,5% –comentó Díaz Rossello– convierte este programa en el más eficiente del mundo. Esto se debe a que el nuestro es un país chico y con buenas comunicaciones y demuestra la potencialidad del Uruguay para implementar programas preventivos».

Accidente con final feliz

La Dra. Q.F. Queiruga relató el caso de una mujer embarazada que vivía en Rincón de la Bolsa, localidad lindante entre Montevideo y San José: «A ella le correspondía tener familia en San José donde aún no se realizaba el pesquisaje. Por ser hipertensa la derivaron para que tuviera el parto al Hospital Canzani del bps donde sí realizábamos el análisis. Se le detectó hipotiroidismo y se le comenzó a administrar la hormona en tiempo y forma. La madre quedó sumamente agradecida, no se cansaba de agradecer, porque en su comunidad había un niño que padecía el retardo y ella, que vino a atenderse aquí por accidente, pudo observar las diferencias.

Hubo también otro caso de un niño de Maldonado que por haber nacido un martes de carnaval la muestra de sangre llegó al laboratorio la semana siguiente, al límite de los 15 días en que hay que comenzar a administrar la hormona. Se hizo la determinación y no aguardamos la confirmación con la segunda muestra. Nos pusimos en contacto con el médico de Maldonado que agregó este dato a la sintomatología que el bebé presentaba y fue tratado a tiempo».

Por último, respecto al costo económico del programa, el Dr. Díaz Rossello, quien fue uno de sus impulsores en Salud Pública, recordó que un niño con retardo internado cuesta unos 3.500 dólares al año. Cuando desde alguna mutualista privada se alegaba que el costo del análisis no podía ser absorbido, Díaz Rossello contestaba que sin duda este costo representaba un ahorro futuro a la institución que luego no tendría que absorber los costos de un niño retardado; sin hablar de los aspectos éticos, los cuales no admiten discusión.

/