ADVERTENCIA: El recurso que está visitando fue creado hace mucho tiempo y no ha sido revisado recientemente. Se mantiene como acervo de la Institución pero tenga en cuenta que puede contener información no relevante o desactualizada.

Homenaje a Roslik en el Salón de los Pasos Perdidos

Los pasos encontrados en la memoria


| María Cristina Zabalkin de Roslik | Dr. Ruperto Long |
| Arq. Mariano Arana | Dr. Gregorio Martirena (FEMI) |


por Fernando Beramendi
V
iernes 16 de abril de 1999. A las 7 de la tarde aún no había llegado casi nadie. El gran Salón de los Pasos Perdidos estaba lleno de sillas blancas, la mayoría vacía. Parecía recordar otras sillas vacías de aquellos días, a veces cercanos. Sillas vacías en casas, en empresas, en estrados de actos. Pero a diferencia de esas, las del Palacio Legislativo se fueron llenando de gente que venía a ocupar su lugar.

Y cerca de las 7 y 30, el Salón estaba repleto.

Pelos blancos, rostros que aparecen en fotos hoy viejas, rostros que en estos casi quince años de reapertura han seguido procurando develar la verdad de los años oscuros. Médicos, abogados, integrantes de la Comisión pro Referéndum, mujeres, estudiantes con barba y matera, un crisol que se acercaba a homenajear a Vladimir Roslik.

Al médico cuya muerte anunció, cual corifeo trágico, que aún la bestia era capaz de matar cuando estaba amaneciendo.

El SMU y la FEMI fueron las entidades convocantes. Y rendían homenaje a la ética médica, a los que no transigieron a la hora de decidir, a los que -junto a abogados honestos y valientes- juzgaron a quienes olvidaron los mínimos principios de respeto.

En la primera fila, junto a Mary Zabalkin de Roslik, estaba sentado su hijo, adolescente, rubio, con mirada clara, observando con ojos abiertos como se hablaba de una historia que lo sorprendió en el inicio de un camino que no debe haber sido fácil.

Pero seguramente, este 16 de abril, ese niño, ese adolescente, sintió que un montón de gente lo abrazaba.

En el nombre del padre. Y en el suyo propio.

En el transcurso del acto fueron recibidos numerosos saludos de dirigentes políticos, de organizaciones gremiales, de instituciones públicas y privadas, de organizaciones internacionales de Derechos Humanos.

El pueblo vio resurgir la dignidad en ustedes

En su intervención como Presidente de la FEMI, el Dr. Ítalo Mogni recordó la condena al asesinato de Roslik, manifestada por la FEMI el 26 de abril de 1984 y las sanciones aplicadas por el Tribunal de Honor integrado por los doctores Gregorio Martirena y Tabaré Caputti y el abogado Rodolfo Canabal a los médicos participantes en la primera autopsia.

Señaló como «hito histórico» la conformación de la Comisión de Ética Médica en julio de 1984 y que «sin todas las garantías constitucionales vigentes juzgó y sancionó a quienes pudo comprobar que habían violado las más elementales normas éticas en circunstancias donde pudieron ser respetadas».

Indicó la importancia de rescatar valores como los de la libertad, la solidaridad, el altruismo, la decencia. «Nos preocupa la utilización del paciente como un medio para conseguir un beneficio personal».

«La enorme mayoría de los médicos de este país ejercen con ética su profesión y dan mucho más de lo que se les exige», señaló.

Habló de la importancia de la memoria. Y reafirmó que los integrantes de la histórica Comisión «los que están y los que se han ido» conocieron «las tensiones, el dolor y la pesadumbre».

«Todos ellos, los que están y los que se han ido pueden estar seguros que tienen el homenaje y el reconocimiento». Subrayó que poseen la tranquilidad del deber cumplido,»de todo un pueblo que vio resurgir en ustedes la dignidad».

A continuación les fueron entregadas las distinciones a los integrantes de la Comisión y una plaqueta recordatoria al Colegio de Abogados.

El dominio de la ética

Dr. Juan Carlos Macedo, Presidente
del Comité Ejecutivo del SMU

En sus palabras de cierre el Dr. Macedo, expresó que Roslik era:

«Un hombre digno, médico joven, que había abrazado con vocación su tarea de servicio, en la comunidad en que había crecido.

Esta muerte increíble, cuando todo señalaba el fin próximo de la dictadura, causó profunda repercusión en la intimidad del gremio médico y en toda la sociedad uruguaya, con alcance internacional».

Se refirió elogiosamente a la realización de la VII Convención Médica, que rescató los valores de la ética para la profesión. Y apuntó:

«El sacrificio de Roslik había expuesto con toda nitidez la vileza de ciertas conductas, más numerosas de lo imaginable, traídas a la luz pública por actos dignos, de otros colegas, cuya coherencia con los principios éticos en situaciones de dureza extrema merece nuestro reconocimiento. Todo esto sucedió en un clima tenso, de represiones, amenazas, agresiones, que destaca a los miembros de aquella Comisión, quienes tomaron con decisión aquella tarea».

Recordó a los doctores Manuel Liberoff, Carlos Alvariza, María Antonia Castro. Y a todos los muertos y desaparecidos. Y subrayó el valor de la ética médica: «Los médicos tenemos con la ética un vínculo genérico» dijo antes de citar al Juramento Hipocrático.

«El sentido de la aprehensión de los valores que es previo a la teoría, fue llamado sabiduría», afirmó más adelante.

Concluyó diciendo que «la ausencia, sin embargo, de la vivencia ética, produce la ruptura de los límites que separan lo humano de lo inhumano.

La ética es el dominio de los juicios de valor. No trata de la perfección de las acciones o conductas heroicas. Con Aristóteles, las virtudes éticas son aquellas que se desarrollan en la práctica cotidiana y que persiguen el logro de un fin beneficioso, loable. Hacer una buena historia clínica es un fin loable, el respeto por los pacientes es un fin loable, el respeto por los colegas, lo es el respeto por las palabras que dicen de la necesidad de universalizar en un mismo nivel de alta calidad la asistencia a nuestra población. Y la unidad del gremio médico es un fin loable».

«Cuando hablamos de Roslik, no hablamos de la muerte. No nos reunimos hoy para sumergirnos en las impurezas de un pasado oscuro y convocar a inacabar el sufrimiento. Este es un acto de la memoria. Un acto que pertenece a la verdad. La verdad es la memoria. Para que el pensamiento entienda. Para que el afecto asiente y la alegría sepa donde parte. Para que la utopía sepa donde estamos y cierre los lugares del dolor».

«ME ENCANTA QUE LA GENTE PUEDA VENIR CON UNA SONRISA» María Cristina Zabalkin de Roslik.

«Para mí fue una sorpresa que esto fuera tan trascendente, no me lo imaginaba porque mi homenaje ha seguido en estos quince años. Y mi homenaje es criar a mi hijo que usted puede ver qué hermoso está.

Me sorprendió y pienso que la gente ha tomado conciencia de lo que esto significó.

Y me encanta que estemos en libertad. Y pueda venir la gente con una sonrisa y no escondiéndose como hace quince años atrás.

Lo que más recuerdo de Vladimir es en la vida familiar, para mí fue muy fuerte el impacto y lo he ido superando, y mi punto de apoyo fue mi hijo que me ha ido apoyando en todos estos años.

Creo que es muy importante que el SMU haya vinculado este tema con la ética médica y estoy muy agradecida. Me hubiera encantado que él pudiera ver todo esto. Él se sacrificó por todos y es una alegría que nadie tenga ahora que pasar por eso».

ARRIBA

«POR UN FUTURO CON VALORES» Dr. Ruperto Long,

Presidente de la FEMI en 1985.

«En aquella época yo integraba la FEMI junto a quien era el líder de todos nosotros en el interior que era el doctor Gregorio Martirena y conocía la actividad de Roslik porque yo ejercía en Palmita, Soriano.

Ese día el insuceso nos tocó muy a fondo porque sabíamos que había situaciones de ese tipo en todo el país, pero ese hecho con un ciudadano más (porque ser médico no significa ninguna diferencia), nos tocó muy de cerca Y fue lo que nos motivó más y por eso proseguimos la lucha. El año 85 me tocó presidir la FEMI e integrar la Comisión de Ética Médica.

Este homenaje es en primer lugar hacia todos los médicos de aquel entonces y los de hoy tenemos muy claros los valores éticos que no sólo se deben defender en ciertas situaciones como las absolutamente críticas como la dictadura y sus consecuencias, creo que hoy el sentido es que deben renacer nuevamente esos valores éticos.

El sentido que todos debemos darle es que deben renacer los valores éticos en los nuevos problemas que enfrenta la sociedad sin que haya dictadura, ni gobiernos autoritarios; pero creemos que están en crisis justamente en los valores éticos de la atención y en el relacionamiento con el paciente, con la alta tecnología y con todo el mercantilismo y el concepto de mercancía de la salud.

Que este gran homenaje nos sirva para no repetir lo que de alguna forma pasó en el pasado pero que nos permita avizorar un futuro con otros valores, fundamentalmente para que la gente se sienta realmente con garantías en el ejercicio de la profesión».

ARRIBA

«UNA FIGURA COMO ROSLIK SE MERECE ESTE HOMENAJE» Arq. Mariano Arana,

Intendente de Montevideo.

Creo que la permanencia y la vigencia de todo lo que puede ser el sentido ético en cuanto a la convivencia colectiva pasa por el mantenimiento de la memoria.

Nosotros queremos tener los ojos en la cara pero no olvidarnos de ningún modo de un pasado que de alguna manera nos afecta y nos compromete y tanto. Las barbaries que se produjeron en época no tan lejanas y las resoluciones que una seudo justicia determinó para aquellos que fueron los directos causantes de la muerte de un ciudadano inocente, bien merecen ser recordadas mediante el homenaje que una figura como Roslik se merece.

Por eso insisto en la responsabilidad ética que todo acto de reafirmación en cuanto a la convivencia social tiene y creo que esta en la base misma de la conducta universitaria y de la conducta sin más de todos los que apoyamos una democracia basada en la democracia y el pluralismo.

ARRIBA

«UNA DIGNIDAD ENORME» Dr. Gregorio Martirena (FEMI):

un «líder» de tiempos duros.

«Creo que este homenaje a Roslik es un homenaje que hacemos los médicos uruguayos, largamente unidos a todos los movimientos populares, a todos aquellos que sufrieron durante la dictadura.

Roslik fue uno más. Murió con una dignidad enorme defendiendo la libertad. Hablar de Vladimir Roslik es hablar de un médico rural, que trabajó en su pequeño pueblo de San Javier. Él había nacido allí y murió por el hecho de pensar distinto, nada más.

Por eso los médicos venimos aquí al Palacio Legislativo, porque nos sacudió esa muerte, y lo traemos al lugar donde está todo el pueblo representado, trayendo su memoria. En defensa de los ideales de democracia, libertad y ética en la profesión. Así como Roslik muere por sus ideas, tuvimos médicos que ayudaron a morir a muchos uruguayos.

Creo que el sacudimiento que nos provocó la muerte de Roslik hizo que en la VII Convención Médica nacional, en el año 84, la FEMI y el SMU sacudiéramos nuestra modorra y saliéramos con los juicios a médicos que hoy siguen ejerciendo injustificadamente protegidos por la legislación. Pero es bueno que las generaciones jóvenes de médicos sepan que estamos siempre vigilantes de la ética en la profesión. Eso es Roslik para nosotros. Es la imagen de un ser que entrega su vida en defensa de lo que más queremos, de su profesión, de la profesión nuestra y de la vida.

Y es un símbolo, en el momento en que todos los uruguayos estábamos tocando la posibilidad de que se terminara aquella dictadura tan horrible para nuestra gente, que estábamos hablando sobre cómo íbamos a abrir las cárceles para que salieran nuestros presos, Roslik muere en el cuartel de Fray Bentos, injustamente».

ARRIBA

/