Pensamiento y Acción

El Movimiento Estudiantil y Médico Universitario Uruguayo

Dr. Carlos A. Gómez Haedo

Publicado en Compendio, Vol. 6, No. 5, 1983.

Las Raíces de ASCEEP

El 25 de setiembre la multitudinaria manifestación estudiantil organizada por ASCEEP – sigla nueva en odres viejos- asombró a una ciudad y a un país acostumbrados a ver organizadamente ausentes, a su juventud de todas las esferas de conducción del pensamiento. El Uruguay se mostraba hasta entonces aterradoramente senil, pero se había errado una vez más en la apreciación de la historia del país, en un calculado y premeditado intento de organizarlo verticalmente.

Una nación y un pueblo están formados por un entrelazamiento de un pasado y un presente comunes en el que la historia origina complicadas relaciones económicas junto a modos de sentir, de pensar o de ser, que aparecen y se reflejan en las conductas individuales y colectivas.

Por eso aunque con ideologías distintas para construir el futuro, existe un sentimiento de identidad colectiva aflorando en las múltiples ocasiones de expresión de un pueblo.

¿Cabe preguntarse si realmente existe un pensamiento estudiantil uruguayo y qué proyección social ha tenido? En especial desarrollaremos nuestro análisis proyectado en el terreno médico.

El ser estudiante constituye una etapa determinada curricular que puede durar seis a ocho años (clásicamente en nuestro medio en algunas profesiones universitarias, duraba 10 años). Inevitablemente después el joven debe pasar a ocupar un lugar en su sociedad, cuando esto es posible y entra, cuando culmina, en el grupo de egresados, cortando su cordón umbilical con el instituto universitario.

Tenemos la convicción que el aislamiento inmediato y real del egresado estaba antes mitigado por una presencia progresivamente más activa de la Universidad y en especial por un desarrollo dinámico y permanente de las agremiaciones profesionales Universitarias. En especial en el Gremio Médico la presencia del Sindicato Médico del Uruguay era una Escuela permanente y significaba una doble corriente de flujo y reflujo de comunicación universitaria.

Pero sigamos con la etapa estudiantil y el desarrollo que nos hemos propuesto.

¿Existen diferencias entre el estudiante nuestro o sudamericano y el de un país europeo o incluso americano del Norte?

Creemos que es evidente que sí y aunque a la conciencia juvenil los principios de equidad y justicia les impongan críticas, genéricas a todos los estudiantes del mundo; influidos además por el contacto y el pensamiento de todos los autores y teorías de cambio del mundo, aún cuando todo ello se dé, sus propias sociedades no les plantean la misma urgencia o inmediatez de dichos cambios. Así debe ser difícil la percepción para un estudiante europeo o estadounidense de que su conocimiento y su saber está basado indirectamente en el subconsumo y la subcultura del tercer mundo. Como se dijo muy bien por el Ing. Agr. Santiago Cayota en una Mesa Redonda de ASCCEEP, seguramente no tienen el mismo interés en el cogobierno de la Universidad.

Creemos entonces, que a nivel latinoamericano y en especial uruguayo, los hechos y las condicionantes son distintas. La mayoría de los países son países jóvenes con 150 años o poco más de vida independiente y con sociedades muy móviles; algunos como en el Cono Sur y en especial Argentina y Uruguay, con una importante inmigración europea que significó como hemos ya señalado la incorporación de pautas culturales y políticas.

En este país por ejemplo, hace ya 7654 años que se incorporó al gobierno de la Universidad la delegación estudiantil en forma indirecta (pro profesionales jóvenes – en general – recién recibidos).

Hubo entonces desde 1908 cogobierno y participación estudiantil. Desde su génesis este movimiento adquirió algunas características que se expresaron en síntesis más orgánica en 1918 en el Movimiento Reformista de Córdoba:

  1. Críticas a los métodos anacrónicos de enseñanza.
  2. Crítica al dogmatismo y al clericalismo, que tuvo más valor en Córdoba del 18 que en lo que podía significar para nuestro país, como muy acertadamente lo señalara el Maestro Vaz Ferreira,
  3. Defensa apasionada de la libertad de Cátedra.
  4. Ingreso por Concurso y por méritos propios,
  5. Creación de Cátedras Libres,
  6. Un apoyo a la clase obrera de cada país latinoamericano teñida por las ideas socialistas y anarquistas dominantes en los medios intelectuales y obreros, así como por la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia.

Expresaba esta posición el reconocimiento a los auténticos productores de riqueza, siempre postergados en cada organización nacional americana. A ello se unió un contenido antimperialista que señalaba el papel creciente y progresivo de Norte América, en nuevas y más duras relaciones de dependencia. Este antimperialismo se nutrirá y hallará apoyo en la concepción de Rodó y otros americanos sobre la oposición de cultura y sentimientos de Hispano América, frente a Norte América. Pero después progresivamente el análisis económico dará amplia comprensión a los caracteres de la dependencia. Se iniciará con el análisis del imperialismo como expresión última del Capitalismo y continuará hacia nuestros días con la concepción de países marginados o periféricos en relación al mundo de los beneficios y de la riqueza (del mundo del Hemisferio Norte en relación al del Hemisferio Sur). No existían cuando la Reforma del 189 las Multinacionales, pero los hechos fundamentales no cambian por ello.

Nuestro país como dijimos, eligió como norma el cogobierno y la participación estudiantil desde 1908, como una consecuencia de la lucha generacional y de una reflexiva aceptación de sus beneficios. Cuando la eclosión de Córdoba ya teníamos 10 años de experiencia propia.

Como dijera Vaz Ferreira, los estudiantes son “los que sufren la enseñanza”, así como el enfermo “sufre” la Medicina. El proceso de la enseñanza compartida, permitirá la superación pedagógica, la introducción de una Metodología de enseñanza activa, la mejor evaluación, e incluso la selección más conveniente de los mismos docentes, etc.

En el proceso de la educación superior universitaria uruguaya, el pensamiento estudiantil se proyectó con perfiles propios. Se caracterizó entonces: a) por una creciente madurez de posiciones; éstas, contrariamente a los augures del verticalismo, se basaban en amplia discusión con información y asesoramientos reiterados; b) un dinamismo que planteaba e impulsaba las necesarias transformaciones. Así surgieron planes de estudio analizados escrupulosamente, impulsando cambios que en otros lados demoraban muchas décadas; c) se puso un énfasis muy particular por el orden estudiantil en la investigación y fue tradicional el desarrollo de la función de Extensión. ¿Pero cuál es la explicación de la madurez y el desarrollo progresivo del Movimiento Estudiantil?

Creemos firmemente que esta madurez y este clima de responsabilidad constructiva del Movimiento Estudiantil, se debió fundamentalmente al admirable desarrollo de las Asociaciones estudiantiles de tipo Gremial. Un caso particularmente conocido por todos nosotros fue el de la Asociación de los Estudiantes de Medicina (A.E.M.).

En ella muchos egresados actuales y en especial el que esto escribe, tenemos que reconocer que se nos posibilitó adquirir una formación integral que supo aunar la visión de una Medicina social que la Facultad no enseñaba curricularmente a un Método Democrático que no excluía la necesaria pasión: todo ello permitía e impulsaba la integración generacional con los otros sectores universitarios, profesionales y docentes.

Durante generaciones se incorporó un Cuerpo de doctrinas, algunas cambiantes y otras profundizándose con distintos ángulos de enfoque y que versaban sobre toda la vida de la Enseñanza y de la Universidad. Es así que en las páginas de “El Estudiante Libre” constituyen el testimonio de la vida universitaria y de la Facultad de Medicina de la época. Esa formidable capacidad formativa que educa para la participación y la responsabilidad, siendo paralela a la educación institucional, impregna como dijimos a generaciones de universitarios con un Cuerpo de doctrinas, una ética y un sentimiento que modela nuestra realidad educativa y social. Los Claustros Generales, de 1935 con su Estatuto Universitario, de 1951 a 1954, con su afirmación de la Autonomía y de 1958 con la organización definitiva de la Ley Orgánica, tienen junto a la posición estudiantil, a docentes y egresados que se han formado en la vida de las Asambleas y de las Asociaciones, de sus Revistas y de su espíritu. En nuestra Facultad surgen Decanos abanderados de la modernización como J. J. Crottogini [Juan José Crottogini] y Mario Cassinoni y no es por casualidad que ambos llegan al Rectorado imponiendo un sello definidamente renovador, a nuestra vieja Universidad. Otro Rector, el Arq. Leopoldo C. Agorio, había llegado ya antes con el voto de todas las Asociaciones Estudiantiles al mismo Rectorado.

Si analizamos el Movimiento Fundacional de la Asociación de los Estudiantes de Medicina, ésta se concreta – como recordamos en otro Editorial – en 1915, siendo la Generación de un 4º. Año de la Facultad de Medicina quien realiza dicha creación. Era la generación de J. A. Praderi [José Alberto Praderi], destacado Pediatra y Dirigente Universitario, quien participa en dicha empresa. Esta misma generación ahora con carácter de Médicos, organiza también en 1920 la asamblea en que se funda el Sindicato Médico del Uruguay. Es otro distinguido Médico y legislador, el Dr. Atilio Narancio, quien toma la iniciativa de incorporar posteriormente a los estudiantes de los últimos años, para integrar el propio Sindicato Médico del Uruguay (1927). Más tarde ingresarán también en el cogobierno del propio gremio profesional médico, integrando la Junta Directiva [Comité Ejecutivo] del mismo.

No es de extrañar que pasado el tiempo, en el año 1931, un entonces joven estudiante de Medicina, llamado Carlos María Fosalba, presente en el Comité Ejecutivo del SMU una ponencia sobre fundación de la Cooperativa de Producción Sanitaria. Si bien esta iniciativa no prosperó entonces, el mismo Carlos María Fosalba ya egresado, organiza un Movimiento que dio lugar a la creación en 1935 del Centro de Asistencia del SMU (CASMU). Este organismo asistencial que logra en el primer año de funcionamiento, siete mil abonados, llega a tener pasado el tiempo, más de doscientos cincuenta mil. Se constituye así en la más formidable obra de cogestión organizada por universitarios y puesta al servicio directo de la comunidad. Se demuestra así, que el pensamiento estudiantil y universitario uruguayo transforma no sólo la Universidad, sino que origina un mecanismo de acción que se constituye en una herramienta de cambio y de apoyo auténtico, a la propia sociedad. Paralelamente a nivel de la misma Universidad, las generaciones llamadas críticas, logran la concreción del Hospital de Clínicas Universitario, participan de sus Comisiones, de su Administración y transformados en egresados como es el caso del Dr. Hugo Villar, desempeñan su dirección.

Veremos así, a la Facultad de Medicina crear las distintas Escuelas del personal de la Salud: Escuela Universitaria de Enfermería, Auxiliares de Enfermería, Hemoterapeutas y Fisioterapeutas, Auxiliares de Radiología, Psicólogos, etc. Al mismo tiempo que el CASMU será el primer organismo de Medicina Colectivizada, en incorporar y utilizar los nuevos Técnicos de la Salud. Continuando con la dinámica de la proyección del pensamiento médico, recordamos que se fundó hace 17 años la Federación Médica del Interior. Era evidente que la particularidad local de los problemas profesionales hacía imposible que el SMU, pese a su nombre, pudiera realizar la cobertura de los mismos.

Aunque el influjo formador del SMU y su Cuerpo de doctrinas influyera preponderantemente en las Agremiaciones Médicas del Interior, como dicen un trabajo T. Caputi y colab. (de la F. M. del Interior):
“La obtención de su personería jurídica y la forma directa de Contratos de asistencia de ámbito nacional, inauguran una nueva época institucional signada por la creciente responsabilidad rectora en lo directamente asistencial y de organización de la atención médica.”

El surgimiento de los Seguros de Salud parciales en Montevideo y el Interior del país que comienzan con la aprobación de Leyes Especiales desde 1950 [1958] acelera la transformación de los sistemas asistenciales.

El CASMU en Montevideo y los Centros Asistenciales Médicos del Interior en estrecha vinculación con las Gremiales Médicas correspondientes incorporan progresivamente sectores obreros nucleados en dichos Seguros de Salud.

En 1981 el CASMU tenía más de 250.000 afiliados con 3.000 técnicos a su servicio; el total de afiliados de las instituciones federadas del Interior será de 240.490 con un 60% correspondiendo a Afiliaciones Colectivas y 964 Médicos residentes vinculados en el Interior.

El 25% de la asistencia médica colectivizada es efectuada en Montevideo y en el Interior, por los Centros Asistenciales dependientes y creados por sus propias gremiales.

A su vez las gremiales están integradas por Universitarios que han hecho su formación paralela y previa, en el organismo gremial estudiantil.

Todo un pensamiento médico local se gesta, desarrolla e incide sobre la Sociedad. A su vez ésta motiva y obliga a la capacidad e iniciativa técnica y universitaria, para brindar soluciones. Por eso no extraña que un régimen de gobierno de facto que interviene la Universidad, los organismos gremiales estudiantiles, y el SMU, establezca en la nueva reglamentación de la Medicina Colectivizada, la prohibición de otorgar asistencia en dicho régimen , a las Gremiales Médicas (antiguo Inciso B de la Ley de Mutualismo de 1943).

Es una línea consecuente con su filosofía pero que nada tiene que ver con este país, con su historia y con su gente.

No pretendemos nosotros idealizar y sustraer de la crítica a hombres, momentos o actuaciones. En los últimos años previos a la Intervención de la Universidad, existió una profunda desorientación del Movimiento Estudiantil, acosado desde afuera, pero también desde adentro.

En nuestra opinión la pérdida de vida democrática diaria de sus Asociaciones y deliberaciones, ocasionó la sectarización y la radicalización que llevó a un desarraigo del pasado universitario tan pleno de realizaciones. Cuando la Universidad fue intervenida ya había sido “intervenido” el país. Así entramos en la época en que vivimos, de crisis económica, sí; de recesión general, sí; pero de total falta de capacidad creadora, de verticalismo impuesto en el país y en la Universidad, de privatización y de extranjerización crecientes y en especial de notoria medianía en los Métodos, las personas y los objetivos.

Por ello consideramos que este editorial es una reflexión en voz alta, en homenaje al Movimiento de ASCEEP que enarbola banderas que “Compendio” siempre trató de mantener en alto. Porque además sin ellas, no tendríamos sentido de existencia.

 

 

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