Ensayo sobre el pensamiento del Dr. Carlos María Fosalba en las postrimerías del siglo XX

ANEXO III

CUAL DEBE SER LA POSICIÓN DEL SINDICATO MÉDICO

(Editorial del N° 3 de ACCIÓN SINDICAL, 1934)

FRENTE A LOS PROBLEMAS QUE SE PLANTEAN ALREDEDOR DE LA PROFESIÓN

El aspecto profesional y social de la Medicina constituye un problema de tan candente y apasionada actualidad, que no podemos resistir la tentación de abordar, también nosotros, los principales asuntos que alrededor de este gran problema se plantea.

En el primer número de ACCIÓN SINDICAL se abordó el tema sobre "El ejercicio particular de la Medicina", transcribiendo las profundas reflexiones que en ese aspecto ha realizado el doctor Pedro C.Bianco. Hoy comentaremos el delicado asunto de "La Plétora Médica" y una de sus derivaciones, que es el tan debatido asunto de la "limitación del alumnado". El problema del "Charlatanismo profesional y del curanderismo" es comentado en este mismo número en artículo aparte. En los ejemplares venideros abordaremos el estudio del "ejercicio particular de la farmacia", "los seguros de enfermedad", las "sociedades llamadas mutualistas" y los "servicios sanitarios del Estado".

En un segundo grupo colocaremos los artículos, no ya de crítica, sino por el contrario de carácter reconstructivo donde expondremos las soluciones propuestas, su análisis imparcial y las conclusiones finales que consideramos más justas y eficientes.

LA PLÉTORA MÉDICA

Hace ya muchos años que se viene hablando de la existencia de un exceso de profesionales médicos en nuestro país y se responsabiliza a ese exceso como causante del malestar económico, del charlatanismo profesional y la inmoralidad profesional.

Pero, ¿existe en realidad plétora médica?

Desde un punto de vista exclusivamente gremial la respuesta no puede ser otra que afirmativa. Lo comprueban, dolorosamente, todos los profesionales jóvenes y algunos mismo que no lo son, los cuales constatan, desalentados, las inmensas dificultades económicas, amontonadas en el oscuro camino que el porvenir les depara.

Pero, desde un punto de vista de interés social, la respuesta es negativa; más aún, francamente negativa; lo comprueba las grandes extensiones de nuestra campaña que carecen de médicos, el número considerable de personas mal asistidas y aún mismo que mueren abandonadas de los socorros que la ciencia hubiera podido prestarle; lo comprueba la inmensa obra de profilaxia, que está aún por desarrollarse y que solo se encuentra en estado de esbozo en nuestro país; lo demuestra la existencia de médicos con clientelas fabulosas y el número limitado de facultativos que prestan servicios a las innumerables mutualistas, como lo prueba el hecho de que la mayoría de dichos médicos atienden un número triple o cuádruple de enfermos de los que honestamente podrían asistir.

¿Qué criterio debe pues primar en la apreciación de este fenómeno de la plétora médica? Aquí, como en otros muchos casos, el interés individual está en pugna con el interés social.

Pero la medicina, por su carácter eminentemente humano, debe responder primariamente a los intereses colectivos, y dichos intereses dicen bien claro que en nuestro país no hay exceso de médicos.

El hecho de que la plétora médica sea en realidad una apariencia, no quiere decir, por ello, que no exista un hondo malestar, que repercute en detrimento de ambos intereses. Malestar en el médico, debido a la mala retribución del profesional, un gran número de los cuales se encuentra casi en absoluto carentes de toda clientela; malestar en los enfermos, por la mala asistencia que la mayoría de ellos reciben.

¿Cómo conciliar esta evidente paradoja, donde a pesar de existir tantos médicos desocupados, se da el caso de una deficiente asistencia de los enfermos, en especial aquellos que pertenecen a las clases pobres y media?

CAUSALES DEL FENÓMENO

Las causas que determinan la desocupación y la penuria profesional de una parte y la mala asistencia sanitaria por otra, deben ser divididas en dos grandes grupos: causas gremiales y causas sociales. El mal es múltiple, y sus causas también lo son.

En el ambiente profesional señalemos:

1) LA MALA REPARTICIÓN DE LA CLIENTELA Y DE LOS PUESTOS PÚBLICOS Y PRIVADOS. Esta causa determina la injusta circunstancia de que existan médicos con ganancias mensuales de varios miles de pesos, mientras otros sólo pueden vivir con el apoyo económico de sus familias.

2) EL CHARLATANISMO PROFESIONAL que favorece el mal señalado anteriormente.

3) EL CURANDERISMO y el ejercicio ilegal de la medicina por los farmacéuticos.

4) LA MALA ORGANIZACIÓN DEL MUTUALISMO explotadora del médico y del enfermo.

5) LA ASISTENCIA DE LOS PUDIENTES EN LOS HOSPITALES, asistencia que no ha podido ser evitada ni con las famosas tarjetas de pobres, pues todos sabemos cómo se obtienen dichas tarjetas y la burla sangrienta que con ellas se hace.

Las causas sociales más importantes son:

1) El ejercicio privado de la medicina.

2) La pauperización cada día más intensa de la masa trabajadora.

3) La proletarización de la clase media.

Estos dos últimos fenómenos, consecuencia de la formidable crisis económica, trae como resultado estos dos hechos cada día más evidentes:

Incremento de la asistencia gratuita por el Estado e hipertrofia desmesurada del mutualismo. Ambas determinan una disminución considerable de la demanda médica particular y por consecuencia, agudizan los fenómenos de la desocupación profesional. ¿ES POSIBLE ENCONTRAR SOLUCIONES AL PROBLEMA?

Ante todo, debemos preguntarnos: ¿qué es lo que hay que solucionar? La plétora médica no puede ser el problema, puesto que es evidente que tal plétora, sólo es una apariencia y no una realidad. Lo que debe ser motivo de discusión es cómo corregir, y por qué medidas, la mala organización de la medicina actual, puesto que ella es la causa, en su doble aspecto profesional y social, de esta honda perturbación económica.

Si las causas son profesionales y sociales resulta lógico concebir que la terapéutica debe buscarse también, en el doble terreno de la profesión y de la sociedad.

SOLUCIONES DE CARÁCTER GREMIAL

Como las perturbaciones que tienen un origen profesional son en realidad una consecuencia de los fenómenos sociales, se deduce que las soluciones estrictamente gremiales sólo pueden ser paliativas.

En primer término se ha propuesto la limitación del alumnado. Puestas aparte las consideraciones de índole doctrinaria, que nos hacen rechazar categóricamente semejante táctica, resulta evidente que la limitación del alumnado no puede además ser aceptada, desde que hemos probado que el mal no radica en un exceso de médicos, sino en una mala organización profesional y social. ¿Cómo pues pretender atacar un mal que no existe? La limitación del alumnado sólo traería como consecuencia la introducción de procedimientos reaccionarios y fascistas, cuyas funestas consecuencias han de pagar en especial, la gran falange de los estudiantes pobres. La experiencia de casi todas las facultades del mundo, donde se ha aplicado el sistema y en especial Buenos Aires, prueba que la limitación del alumnado sólo limita a los estudiantes judíos, a los que tienen ideas avanzadas y a los que no pueden lucir un apellido de tradicional prestigio político, financiero y social.

Pero en el medio profesional quedan muchas cosas por hacer que si se hicieran, beneficiarían en mucho la situación económica del gremio médico. Esas muchas cosas son principalmente:

1°) La lucha contra el pseudo-mutualismo por la creación de un gran Centro de Asistencia Médica organizado por el Sindicato.

2°) Mejor retribución del técnico por el Estado.

3°) Aumento de los puestos rentados y supresión de los cargos honorarios.

4°) Lucha contra el acaparamiento de cargos públicos y privados.

5°) Lucha para evitar el acaparamiento de la clientela solicitando y exhortando en especial a los profesores de la Facultad un aumento en sus tarifas, lo que permitiría una mejor distribución de los enfermos.

6°) Combatir el charlatanismo y el curanderismo; consideramos, sin embargo, que estos dos últimos males tienen sus raíces tan hondamente nutridas por la realidad social, que nos parece casi inútil todo esfuerzo que no tenga por razón un mejoramiento de la justicia social.

MEDIDAS FUNDAMENTALES

Estamos convencidos que, aún mismo realizadas las aspiraciones anteriores, sólo se atenuaría el hondo malestar que agobia a los médicos y a los enfermos, puesto que la Medicina, función social por excelencia, no puede ser ejercida como una actividad individual, sino como un servicio público; por tanto la medicina individualista debe ceder su sitio a la medicina socializada. Nosotros consideramos que es ahí donde radica la raíz del problema; atacar al mal por sus fenómenos exteriores es hacer tratamiento sintomático, que podrá ser útil, no lo negamos, pero de ninguna manera totalmente eficaz; por lo contrario, luchar contra la causa primera y fundamental, es hacer tratamiento etiológico: será más útil, más lógico, más humano y más científico.

Mientras exista economía individual, no podrá realizarse la perfecta socialización de la Medicina. Sin embargo aún mismo dentro del actual orden de cosas, es posible intentar una socialización parcial: nos referimos a la socialización de la medicina dentro de la clase media. Es lo que ha pretendido hacer, aún mismo sin darse cuenta, el mutualismo que nosotros combatimos; y decimos pretendido, porque sólo ha hecho una grotesca parodia de ella. Es lo que el Sindicato pretende realizar, y tenemos la seguridad que triunfará en su intento, al echar las bases de su futuro gran Centro de Asistencia Médica.

Desde un punto de vista económico-profesional, sólo puede el Sindicato intentar la socialización de la clase media, por el hecho de que la clase pobre está socializada, pésimamente, es cierto, pero socializada al fin, por el Estado. En cuanto a la clase rica es, lógicamente, reacia a todo intento de socialización médica, puesto que su capacidad económica le permite asegurarse, una asistencia excelente, recurriendo a los más afamados profesionales del país.

He aquí, en breve esbozo, el panorama que nos ofrece nuestra profesión. Estamos convencidos que sólo una acción colectiva, alrededor de nuestro Sindicato, acción basada en la solidaridad, la honradez, el desprendimiento y la vocación, puede salvar a la profesión médica, del despeñadero económico y moral en que se encuentra colocada.

Que nuestros colegas sepan poner, por encima de sus pequeñas divergencias diarias, un elevado sentido de la responsabilidad y el deber y entonces, estamos seguros, el porvenir nos pertenecerá por entero.

La obra es grande, el camino largo, los obstáculos difíciles... pero también es grande la misión que hemos abrazado, y la hermosa idealidad, por la cual batallaremos, bien vale el sudor de nuestra frente y las inquietudes dolorosas que la conquista de lo bueno y de lo justo, provoca siempre en los corazones generosos."

/