Ensayo sobre el pensamiento del Dr. Carlos María Fosalba en las postrimerías del siglo XX

Su vigencia en la continuidad de una obra

La vision de sus contemporaneos

ENSAYO SOBRE EL PENSAMIENTO DEL Dr. CARLOS MARÍA FOSALBA EN LAS POSTRIMERíAS DEL SIGLO XX - Los homenajes del parlamento

En una sesión de la Cámara de Diputados que rindió homenaje a Fosalba, a su fallecimiento, hicieron uso de la palabra los diputados Cardoso (socialista), Gallinal (nacionalista independiente), Goyén (batllista), Brena (católico), Morales Arrillaga (herrerista), Secco Ellauri (baldomirista) y Trianón (blancoacevedista), los que pronunciaron encendidas palabras de elogio para el doctor Carlos María Fosalba, joven valor de la Medicina que acaba de fallecer. De los discursos, seleccionaremos algunos (83):

SR. CARDOSO.- Señor Presidente: deseo formular algunas manifestaciones con motivo del fallecimiento del doctor Carlos María Fosalba, Profesor Agregado de la Facultad de Medicina.

He pedido la palabra, no sólo para rendirle mi hondo y conmovido homenaje personal, sino también para sugerir al Poder Ejecutivo la reparación de una situación muy dolorosa. Pronuncio, pues, estas palabras, no sólo para que encuentre eco en la vida parlamentaria un hecho que ha conmovido profundamente al ambiente universitario, a los círculos médicos y a un gran sector de la sociedad: la muerte de uno de los más altos exponentes de una generación universitaria; sino, también, para tratar de impedir que al dolor de la muerte del joven y brillante profesor, se agregue el producido por el desamparo en que quedaría el hogar que no hace mucho tiempo había constituído.

No es raro que eso ocurra. Hombres de la contextura moral del doctor Fosalba no tienen tiempo de pensar en sí mismos, piensan siempre en los demás; piensan en las causas que abrazan con fervoroso idealismo. Acaso en los últimos años, merced a su reconocida preparación profesional, a sus altas dotes intelectuales, habría podido echar las bases de una situación económica que lo sacara de la pobreza. Pero él prefirió entregarse a la ardua preparación científica, que le permitiera ingresar al profesorado de la Facultad de Medicina por la puerta del concurso de agregación.

Y, ahora, iniciaba una brillante carrera profesoral, y acaso hubiera podido empezar a pensar en sí mismo. Pero la muerte nos lo ha arrebatado a los treinta y nueve años de edad. Comprenderán los señores representantes que con esa edad, y con el monto de las dotaciones que los cargos técnicos y los cargos docentes tienen en nuestro país, cuán ínfima será la pensión que recibirá su viuda.

Yo he querido pronunciar en la Cámara estas palabras, con la doble finalidad, repito, de rendirle el más conmovido y hondo homenaje; pero, además, con la finalidad de pedir a la Cámara que vote el envío de estas palabras y de esta sugerencia al Poder Ejecutivo, a fin de que él, por medio de un mensaje, trate de reparar la dolorosa situación en que quedaría el hogar que Fosalba había constituído hace tan poco tiempo. (Apoyados).

Era lo que quería decir.

SR. GALLINAL.- Yo, señor Presidente, voy a abundar en el mismo sentido en que lo ha hecho mi colega, el señor diputado doctor Cardoso.

Creo que al desaparecer de la escena de la República este joven profesional que era Carlos María Fosalba, ha desaparecido un espíritu de selección, que iba en busca de un ideal, no sólo para mejorarse a sí mismo, sino para mejorar la sociedad en que actuaba.

Efectivamente, señores diputados, en ese breve pasaje por el mundo de Carlos María Fosalba, puede señalarse en él dos propósitos que movieron su entusiasmo juvenil. Estos dos propósitos, que fueron los que infiltraron su acción y aguzaron su inteligencia, son los siguientes: la solidaridad social para la asistencia de los enfermos y para el mejoramiento social y la pasión, una enorme pasión, por los postulados científicos, a los que sacrificó el esfuerzo más acendrado y más persistente de su vida.

Sacrificó a ellos, digo, señor Presidente, toda la capacidad penetrante de su inteligencia, todo el afecto, todo el entusiasmo juvenil y pasional, porque Fosalba fue, en ese afán de mejoramiento individual y colectivo, un hombre que puso en todas sus obras, en cada una de ellas y en la minucia de cada una de ellas, una pasión verdaderamente encendida, con lo cual consiguió que, siendo casi adolescente, llegara a predominar en la escena del ambiente profesional de la República.

De esos dos ideales que movieron a Fosalba -que son aquellos en los que yo he coincidido con ese espíritu de selección, no así en otras orientaciones de su espíritu, porque ni en lo filosófico ni aún mismo en lo social y en lo económico era yo enteramente coincidente con el doctor Carlos María Fosalba-, de esos dos grandes propósitos, digo, uno de ellos llegó a cristalizar en una obra que es hoy una obra de bien en la República, y que ha realizado desde ya, en su breve trayectoria, una influencia eficaz y benévola para la asistencia de los enfermos de este país. Me refiero a la creación del Centro de Asistencia del Sindicato Médico, su creación ideal y su obra eficaz en la acción.

Para la lucha, usó este hombre, usó este joven profesional una pasión que yo he llamado "encendida". Y como estas palabras han de terminar, creo que no puedo exonerarlas mejor que recordándole a la Cámara, que nunca mejor encarnado en un joven aquel mito de la historia griega, en que el adolescente alado se elevaba en el espacio, en busca de un ideal y lleno, lleno absolutamente de una esperanza.

Era lo que tenía que decir.

SR. BRENA.- Señor Presidente: nosotros nos vamos a adherir a los diversos homenajes que se han propuesto para el doctor Carlos María Fosalba.

No han de influír en nuestro espíritu para limitar este homenaje, las discrepancias de carácter filosófico y aún social que pudiéramos tener con este hombre que ahora baja a la tumba.

Aunque no le conocí personalmente, conocí, como todos los hombres de mi generación, su fama de médico y su fama personal. Si no tuviera más argumento para rendirle homenaje que el hecho conocido de que es un médico que ha muerto pobre, sería suficiente para que este homenaje se expresara en palabras sencillas pero hondas.

Un médico pobre, señor Presidente, es siempre, en la generalidad de los casos por lo menos, un médico apóstol, y el país necesita de la presencia viva de los médicos apóstoles, y cuando mueren necesita de su ejemplo.

Yo creo que no hay mejor cosa, que en este momento el Parlamento recuerde su vocación de médico y su vocación apostólica, votando, como lo proponía el señor diputado doctor Cardoso, una pensión graciable para sus deudos, que no será tanto una pensión de solidaridad, como una verdadera pensión de justicia.

Nada más, señor Presidente. (Muy bien.)

SR. SECCO ELLAURI.- Nuestro sector, señor Presidente, adhiere con profunda condolencia todos los conceptos que sobre la personalidad del doctor Fosalba se han expresado en esta Cámara, casi todos ellos expresados por hombres de la generación a que perteneció el doctor Fosalba, y en la cual, desde adolescente, se destacó con relieves propios, con caracteres personales brillantes, propios de una inteligencia superior y propios de una personalidad de un profundo relieve moral. Yo no le conocí personalmente, pero la fuerza vital de su personalidad bastó para que ya en las aulas estudiantiles, por referencia, conociera muy pronto cuáles eran los valores que animaban a esa figura. Le rindo homenaje por la fuerza que supo poner en su existencia, porque parece que la hubiera pasado como animado por el presentimiento de que para él el plazo había de llegar muy pronto, y como si tratara de cumplir en un período más ceñido y más breve, lo que otros no logran realizar en una correcta existencia.

Vivió siempre animado por una extraña urgencia vital, y en esa, su manera de encarar la vida, el ejemplo que más impresionó fue aquél a que se refirió el doctor Cardoso: no vivió con egoísmo; siempre se entregó a una causa; vivió en estado de permanente devoción hacia otros; en los problemas estudiantiles, en los problemas de la Facultad de Medicina, en los problemas de la profesión, y empezaba ya a dejar de ser estrictamente joven, sin haber abandonado uno solo de sus ideales juveniles, sino, por el contrario, con una disposición muy grande para reforzarlos y agregar, a lo que antes pudo ser simple impulso de juventud, la fuerza de la reflexión que sus años poco a poco iban poniendo en su personalidad. Por eso, porque supo darse a otros y porque supo vivir su vida tan activa con singular altura, nuestro sector adhiere a todos los homenajes que se han planteado en esta Cámara.

Los homenajes de la facultad

Indica la crónica de ACCION SINDICAL (84) que con motivo del primer aniversario de la muerte de Carlos María Fosalba, tuvieron lugar diversos actos de recordación, exaltación y homenaje a su memoria: en la Facultad de Medicina, con la realización de un gran acto del que formaron parte: el Prof. Juan J. Crottogini en representación del Consejo de la Facultad; Dr. Juan Lazarte, ilustre médico y sociólogo argentino; Dr. Eugenio J. Isasi, en representación del Centro de Asistencia del Sindicato Médico; Prof. Julio C.García Otero, en representación de las instituciones científicas y culturales adheridas; Dr. Rogelio Belloso, en representacion de las entidades gremiales Médicas y Estudiantiles.

Tuvimos ocasión de referir algunos pasajes de varias de estas intervenciones en otro capítulo de esta obra.

Manifestó en su alocución el Prof. Juan J.CROTTOGINI (85):

"En este local palpita y vibra una buena parte de la vida de nuestra Facultad; de la vida actual y de la pasada.

Desde actos científicos de solemnidad académica, pasando por recepciones y conferencias de extranjeros ilustres, por consagraciones de profesores en clases inaugurales, despedidas y homenajes a otros al cerrar el ciclo de sus actividades oficiales, por veladas literario-musicales, hasta episodios más o menos domésticos de la vida de nuestra Casa de Estudios, como las Asambleas del Claustro, reuniones estudiantiles y hasta actos eleccionarios no siempre silenciosos; todo un conjunto de jornadas de trabajo, días de fiesta y otros de recordación. Y todo esto, desde mucho tiempo atrás y quién sabe por cuanto tiempo más, en heterogénea conjunción.

Gran parte de la historia de nuestra Facultad se ha escrito y se escribe con actos en este local; buena parte de su tradición, aquí está encerrada.

Hoy, este Salón de Actos abre sus puertas para la ceremonia recordatoria de la figura gallarda de uno de sus jóvenes profesores caídos; del Profesor Agregado de Medicina, Carlos María Fosalba. Entra pues y con justicia, desde este momento y con esta ceremonia, también en la historia que encierran sus muros, el nombre de Fosalba.

Bien ha hecho el señor Decano y el Consejo Directivo, a quienes estoy representando, al tomar decididamente las disposiciones necesarias apoyando en un todo la iniciativa feliz del Comité de Homenaje.

Y han hecho bien, porque es obligación moral de todo centro de estudios velar por el estímulo, la conservación y el recuerdo de las fuerzas espirituales, de todos aquellos que han sabido honrarlo.

Yo no podría decir que la Facultad modeló el carácter y las principales virtudes que hicieron del profesor Fosalba el hombre integral que fue. No le corresponde a ella tal merecimiento, como tampoco es responsable de los extravíos de conducta, desgraciadamente no muy raros, de falsos universitarios que por aquí pasaron.

Pero si no formó ni cinceló la figura de Fosalba hombre, le corresponde en cambio señalar al reconocimiento público sus virtudes, de la misma manera que una fuerza espiritual insobornable la obliga a señalar para su sanción moral, a los universitarios espúreos.

Y esta labor de juicio y discernimiento de virtudes y vicios es simplemente una extensión, legítima, indiscutible y aún obligatoria, de su elevada función social.

Tal es el sentido de la participación activa de nuestra Casa de Estudios en los homenajes que se tributan a la memoria del profesor Fosalba, tal vez más como Fosalba hombre, como Fosalba universitario que como Fosalba profesor.

En efecto, por la fuerza invencible de los hechos biológicos no pudo el reciente profesor hacer cuajar en la realidad, que todos esperábamos y sabíamos brillante, la magnífica promesa docente que fue; en su vida tempranamente tronchada no encontró el tiempo necesario para ello.

Y no hacía todavía demasiado tiempo desde el día en que el joven de 18 años, pálido y enjuto, con rostro de niño, trasponía por vez primera las puertas de esta Facultad.

En ellas supo ganar todos los cursos en los seis años reglamentarios, trabajando y estudiando seriamente, mientras era un ejemplo del compañero leal y franco; supo terminar su carrera en poco más de ocho años, siempre con altiva dignidad, con brillante escolaridad, dándose tiempo para su concurso de Interno y lo que es más importante, habiendo destinado una suma inmensa de energías en el trabajo, tan denodado como inteligente, tan perseverante como eficaz, tan noble como agotador y tan criticado por incomprendido, en una grandiosa actividad gremial estudiantil, siendo no pocas veces primera figura dentro de una áurea juventud universitaria.

Seguirá luego con orden, paso a paso, escalón a escalón, siempre entrando por las rectas sendas de lo bien habido, su actuación como adjunto de Clínica Médica primero y luego como Jefe de Clínica Médica por concurso de oposición, pero sin olvidar nunca sus amores, que fueron su vida, por los problemas estudiantiles y gremiales médicos.

No sorprende, pues, verlo integrando el Consejo de la Facultad de Medicina, como delegado de los estudiantes.

Colabora entonces directamente y desde adentro, en la buena marcha de la misma, después de haberlo hecho desde afuera, con su acción ejemplarizante, con el brillo de su oratoria y con su pluma fuerte y fina; por varios años, defendiendo con calor y aguda inteligencia a sus representados, pero sin olvidar su condición de integrante de dicho alto cuerpo como organismo directivo y rector, acerado en el debate, tan destructivo en el ataque como constructivo en las soluciones, con la vehemencia propia de un joven inexperto pero con la sensatez de un madurado intelecto, dejará una huella imborrable de su trayectoria en esta labor directiva de la Facultad, honrando al Consejo, honrando a sus electores y honrándose él mismo.

Mientras tanto, arquitecto de sí mismo, continúa puliendo su personalidad, mejorando cada vez más su gran cultura general, adquiriendo recios perfiles propios, al mismo tiempo que sus múltiples facetas, con especial destaque de lo sociológico y gremial, configuran un todo armónico y equilibrado en el universitario integral que ya es.

Estos aspectos rutilantes de la figura que hoy recordamos, serán enfocados especialmente por los siguientes oradores, con palabras que no han de ser plañideras, sino viriles y optimismas, como le hubiera gustado al propio Fosalba que fueran, para tener así la oportunidad, esta vez sin estar físicamente presente, de dar su postrera idealista lección de optimismo consciente y esforzado.

Pretende luego, sin conseguirlo del todo, hacer una pausa en su enorme labor extramédica, mientras prepara su concurso de Agregación.

Gana por fin su título de Profesor Agregado de Medicina, con esfuerzos y vicisitudes, a veces no exentas de dolor, pero sin mellarse nunca. Escribe trabajos y colaboraciones científicas; resalta siempre en ellos su clara y limpia pedagogía.

Está ahora en óptimas condiciones para un futuro brillante dentro de la plana docente de la Facultad; empieza entonces a desenrollar su carrete maravilloso, cuando el hilo de su vida docente profesoral, en un día como el de hoy, triste día, bruscamente queda trunco.

Y en verdad, fue como en el verso: "estrecha herida para tanta fuga".

El querido y extraño personaje que cuanto más parecía vivir en las nubes, tanto más afirmaba sólidamente los pies en tierra firme, nos dejó el ejemplo de su vida.

Ejemplo, sí señores; pero ejemplo de verdad, sin exageraciones ni hipérboles, sin abuso de lenguaje; estricta y literalmente un ejemplo, un hermoso ejemplo; y no sólo para la juventud (como se acostumbra decir cuando se exhibe lo ejemplar), sino para todos, para los jóvenes y para los que ya no son jóvenes, que a todos por igual conviene inspirarse en esta vida ruda y suave, punzante y tierna, agresiva y cariñosa; vida de un luchador, lleno de pasión, sí, pero pasión por lo bueno y por lo bello, por lo justo y verdadero; vida limpia y noble, grande y densa vida!

Señores: Carlos María Fosalba honró todo sitio por donde pasó; desde el punto de vista de nuestra Casa de Estudios, el Fosalba estudiante o médico, Adjunto o Jefe de Clínica, Profesor Agregado o Consejero, universitario cabal, honró también a nuestra Facultad de Medicina."

Los homenajes del Centro de Asistencia

Ese mismo día, en horas del mediodía, se realizó un homenaje en el Centro de Asistencia, descubriendo un retrato suyo, mezcla de fotografía y óleo, en uno de sus salones. Ofreció el homenaje el Dr. JOSE SUAREZ MELENDEZ, quien había colaborado con Fosalba desde la primera hora en la administración de ACCION SINDICAL, y en los inicios de la Editorial Científica. Estas eran sus palabras (84):

"Señoras y señores:

Fosalba vive y vivirá perennemente en esta casa. En este Centro de Asistencia que él concibió grande y poderoso; que él impulsó con su dinamismo incontenible y sin desmayos; que él sostuvo con el entusiasmo y con la permanente pujanza de su sana inspiración.

Aún resuena en todos los ámbitos de esta casa el eco de su voz y aún está fresca la tinta de sus brillantes escritos.

Los que hemos tenido la dicha de compartir con Fosalba, desde el primer día, la azarosa tarea por la creación y engrandecimiento del Centro de Asistencia, sentimos aún resonar la vibrante voz del polemista convincente, mordaz o apasionado; la voz cordial y afectuosa del amigo y camarada que acoge con fervor las sugestiones francas y sinceras de los bien inspirados, aunque discreparan con sus puntos de vista. No pocas veces, para quienes no le conocían íntimamente, aparecía intransigente y hasta agresivo en la polémica.

Es que Fosalba concebía y estructuraba sus proyectos, con larga y talentosa meditación, con serias consultas a los más capaces y analizando todas y cada una de las posibilidades y objeciones. Se indignaba hasta el borde de la ira, ante las opiniones improvisadas y sin fundamento. Entonces se mostraba mordaz en la discusión, pero siempre respetuoso y elevado. Quienes sólo conocieron esta faceta de Fosalba, quizá ignoren la grandeza de su alma de soñador, la pureza de sus intenciones y los elevados propósitos de sus ideas.

Fosalba en su acción, ha tenido aciertos y yerros. No ha gozado del privilegio de la infalibilidad, del que no son poseedores los hombres de lucha. Y como a todos los conductores y visionarios, no le ha faltado entre los hombres de su época y su círculo, los que desconocieron los aciertos y le magnificaron los yerros.

Pero Fosalba es ya un hombre de la historia y como tal se le hará la justicia de señalar la magnitud de sus aciertos y la pequeñez de sus yerros.

Se ha dicho y se repite que el gran error de Fosalba fue crear el Centro de Asistencia. Es que al justipreciar esta obra, se magnifican los errores -sin ponerles coto- y se desconocen los fundamentos y las proyecciones que gestaran el inmenso talento de Fosalba.

Cuando hasta 1935, el cuerpo médico bregaba -sin éxito- contra el mal mutualismo, Fosalba propuso una idea ue pareció audaz y temeraria. Dado que no era posible combatir al mutualismo fuera de murallas, pensó construír un CABALLO DE TROYA, que valientemente introduciría dentro de las murallas mutuales. ESE CABALLO DE TROYA ES EL CENTRO DE ASISTENCIA.

De cuanto se ha logrado en la dignificación del técnico y la eficacia de los servicios mutuales, ya es obvio repetirlo.

Pero es que el plan concebido por Fosalba, está apenas en las primeras etapas de su desarrollo. Murió sin lograrlo culminar.

Jamás tuvo Fosalba el propósito de albergar a su caballo de combate en un recinto estrecho del mutualismo troyano.

Los hombres de lucha que entraban en el caballo de combate debían apoderarse del mutualismo, destruírlo totalmente, para cimentar una nueva Ilión, bajo forma de una Cooperativa de Producción Sanitaria. Los propósitos se lograron sólo parcialmente, porque en la lucha tenaz, el adversario se reforzó con sus reservas y PORQUE EN EL CABALLO, NO TODOS ERAN SOLDADOS...

Y he aquí el gran yerro de Fosalba. Tenía una fe absoluta en los hombres. Esa fe lo estimulaba en la lucha en pro del cooperativismo y contra el individualismo. Porque Fosalba fue de los hombres que ha dado de sí cuanto tenía y cuanto podría sembrar su generosa labor, pero no ha recogido para sí, ni uno solo de los frutos de su frondosa cosecha. Por el contrario, si algo alcanzó en vida, fueron desengaños y amarguras que, no obstante, no quebraron su temple de recio luchador.

Las palabras y las ideas escritas de Fosalba, para los dirigentes del Centro de Asistencia han sido y son, en todas las horas, la verdadera carta magna de la institución.

Toda renovación que se plantea a la estructuración que Fosalba ha dado al Centro, obliga a una meditada consideración de los principios básicos y en todos los casos a una respetuosa recordación al alma mater de esta Cooperativa de Producción.

Esta magnífica foto-óleo que surgió de la armónica conjunción del tecnicismo fotográfico de Enrique Frangella y del arte exquisito de la señora Maruja Barrera de Frangella, es una reproducción de la última fotografía de Fosalba. De la misma fotografía que él ofrendara a su adorada madre, como triste presagio, al darle el beso de despedida para emprender el camino hacia la intervención desdichada de la cual no volvía.

Del mismo modo que con entrañable afecto, retenemos el último retrato de nuestros padres, en el recinto de trabajo o de reposo, para consuelo o inspiración en sus virtudes, así desea la Junta Directiva del Centro de Asistencia colocar en la cabecera de nuestra mesa de trabajo y acción, la fotografía del que fuera nuestro padre, nuestro hermano, nuestro amigo o adversario leal, nuestro consejero y conductor, ya que todo eso ha sido Fosalba para todos y cada uno de nosotros en las múltiples y variadas facetas de su proteiforme desenvolvimiento.

Y ello lo haremos con la promesa formal, en postrer homenaje, de dar cumplimiento a su plan de estructuración de la gran Cooperativa de Producción Sanitaria que aune todos los profesionales médicos del país.

Para las generaciones del porvenir, que son las esperanzas de esta obra en ciernes, dejamos esta imagen del visionario y luchador que fue Fosalba, como numen inspirador y como ejemplo de lo que puede el talento, la voluntad, la perseverancia, la honradez y el amor a los hombres."

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