3. EL SUBSECTOR PRIVADO A PRINCIPIOS DEL SIGLO

En las primeras dos décadas de este siglo, el subsector privado estaba organizado en torno a dos formasde atención diferentes entre sí: la atención médica privada desarrollada en los consultorios particulares o en el domicilio del paciente y en los sanatorios privados, y la atención brindada a través de las sociedades de socorros mutuos y otras empresas de servicios médicos que también adoptaban una forma mutual para su funcionamiento.

Respecto a la primera, esta modalidad se había constituído desde el siglo pasado, en el modelo de atención tradicional del que eran beneficiarios principalmente los sectores sociales acomodados. Era además, el modelo de atención que los propios médicos, por diversas razones, propiciaban.

La atención médica a través de las sociedades de socorros mutuos se inició a mediados del siglo pasado a partir de los contingentes inmigratorios que llegaron al país principalmente en la segunda mitad del siglo XIX.

La forma de organización mutual reconoce causas culturales y económicas ligadas al origen de sus fundadores. La necesidad de crear ámbitos propios que constituyeran referentes sociales y culturales y la necesidad de contar con medios económicos ante contingencias particularmente dificiles, fueron elementos determinantes en la génesis de estas sociedades. En definitiva, puede decirse que fueron una expresión organizativa de protección de un grupo social, a un medio que les resultaba ajeno y por tanto hostil.

En su concepción original las sociedades mutuales tenían un contenido solidario. Todos los integrantes aportaban con regularidad, una suma de dinero cuyo monto era igual para todos los socios. De esta manera se constituía un capital que posibilitaba el subsidio de aquellos miembros que lo necesitaran. Todos cotizaban con la certeza que en algún momento podrían ser ellos los beneficiarios de la ayuda. El sistema funcionaba como un seguro de prepago sin fines de lucro.

La ayuda que brindaban estas sociedades se refería a situaciones que se pueden considerar integrantes del concepto de seguridad social. La asistencia económica en caso de enfermedad o desempleo y la atención médica eran algunos de sus fines. Con el correr del tiempo, esta última se constituiría en su principal actividad.

Si bien las primeras sociedades de socorros se constituyeron fundamentalmente en torno al orígen común de sus miembros, posteriormente se fueron creando sociedades mutuales cuyo núcleo de agrupamiento fue otro. Surgieron organizaciones de ayuda mutua cuyo elemento aglutinante fue la religión (Círculo Católico de Obreros, Hospital Evangélico) o la opción politicopartidaria (Mutualista del Partido Nacional y más adelante Mutualista del Partido Colorado).

Al influjo del crecimiento sostenido de las sociedades de socorros mutuos, se crearon otras organizaciones de atención médica cuya característica común con aquellas era sólo el modo de financiamiento. En ocasiones eran el resultado de la inversión de capital por parte de uno o más empresarios y en otras fueron alternativas de trabajo de pequeños grupos de médicos.(Sociedad Fraternidad, Médica Uruguaya).

La primer mutualista, fundada 1853, fue la Sociedad Española Primera de Socorros Mutuos. Al año siguiente, se organiza la Sociedad Francesa de Socorros Mutuos. En 1862 se funda la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos y cuatro años mas tarde, en 1866, surge la Sociedad Fraternidad. En 1880, 1885 y 1897 se abren el Círculo Napolitano, el Círculo Católico de Obreros y la Sociedad Fraternidad Unida respectivamente. Con el siglo, en 1900, empieza sus actividades el Círculo Católico de Paso Molino. Más adelante, en 1917 se fundan Casa de Galicia y la Mutualista del Partido Nacional. Vale decir que en 1920, eran por lo menos 9 las mutualistas que estaban en actividad en Montevideo. En la década de 1920 aparecen la Sociedad Israelita y el Hospital Evangélico (1923 y 1927 respectivamente), y hacia 1931 estaban también en funcionamiento la Médica Uruguaya, la Mutualista del Partido Colorado, y la Mutualista España.

Los beneficiarios de la atención brindada a través de estas sociedades fueron inicialmente el proletariado de origen europeo, los pequeños comerciantes y los trabajadores por cuenta propia del mismo origen. Posteriormente a lo largo de las primeras décadas del siglo, su base social se fue ampliando; la clase media empezó a afiliarse a las sociedades mutualistas. Para 1926 se reconocía claramente a este sector de la sociedad como tributaria de las sociedades mutualistas.

Seguramente, las causas del crecimiento sostenido de estas organizaciones, hayan sido múltiples. Sin embargo, puede considerarse que la importancia creciente que la población le otorgaba a la salud dió lugar a una demanda de atención que la medicina privada particular no satisfizo, probablemente por problemas de accesibilidad económica. Por su parte, existían reparos en la clase media a utilizar los servicios públicos.(14) Estos aspectos seguramente hayan condicionado la existencia de un espacio propicio al desarrollo de la atención médica a través de las mutualistas.

Hay que consignar que si bien existieron algunas sociedades de socorros mutuos en el interior del país, éstas no tuvieron casi desarrollo. La atención médica mutual, fue un fenómeno limitado al departamento de Montevideo. En el interior en consecuencia, la asistencia se hacía sólo en hospitales y en consultorios particulares.

No existen datos confiables en cuanto a la magnitud de la población tributaria de cada subsector en las primeras décadas del siglo.

Se estima que en 1912 había cerca de 45.000 afiliados a las sociedades mutualistas lo que representaba un 12,6% del total estimado para Montevideo. (15) A su vez, puede pensarse que si en 1930 se estimaba que no más del 10% de la población podía acceder a la atención particular, ese valor no sería mayor en la década de 1910. En consecuencia, la gran mayoría (77,4%) era tributaria de las instituciones de asistencia pública. La población tributaria de los servicios estatales en el interior era aún mayor y probablemente alcanzace valores cercanos al 90%.

De acuerdo a los datos del censo de 1908, estos porcentajes representarían que sólo cerca de 105.000 personas se atendían con su médico particular, 45.000 lo hacían a través del sistema mutual y 892.500 en la Asistencia Pública.

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