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Noticias Nº 80 - Sumarios a hemoterapeutas del Pereira Rosell

Sumarios a hemoterapeutas del Pereira Rosell

Con la sangre en el ojo

Durante los primeros días de marzo, la sede del Sindicato Médico se pobló con las caras preocupadas de los hemoterapeutas del Pereira. Una situación tensa creada a lo largo de varias semanas entre el jefe del Servicio y sus colegas estalló imprevistamente en un conflicto que todos los involucrados calificaron de "inaudito".

por Edward Stanley

 

"El día anterior estuvimos en el cuarto de guardia tomando unos mates con el jefe y ni siquiera nos comentó lo que se venía." Así comienza el Dr. Rodríguez, uno de los involucrados en el tema, su relato de los hechos en el Servicio de Hemoterapia. "Somos en total siete transfusionistas en el Pereira: cuatro presupuestados y tres eventuales. Desde hace tiempo estamos pidiendo un cambio sustancial en las condiciones de trabajo. Para empezar, hay que decir que las condiciones edilicias de nuestro lugar de trabajo son lamentables. Las paredes descascaradas, cucarachas y bichos de toda índole, la falta de sillas, de un lugar para descansar durante las guardias, de una ducha, de baños, de cubiertos en el comedor, y de las más elementales normas de higiene, hacían insoportable la situación. Como si todo eso fuera poco, se nos dijo que la Dirección del Hospital quería que hiciéramos guardia interna las 24 horas."

Cuando la sangre llega al río

Las escaramuzas entre el jefe y sus colegas venían sucediendo desde hace un tiempo. Los hemoterapeutas alegan falta de aptitud para el diálogo por parte del superior, lo cual sumado a las condiciones de trabajo ya descritas tensó los ánimos más allá de lo tolerable. Los reclamos se sucedían, las acusaciones iban y venían. Era imprescindible, según los médicos, trabajar haciendo guardia interna de 8 a 20 horas, y retén de 20 a 8 horas, en contraposición de la exigencia de la dirección de realizar guardia interna las 24 horas. Lo cierto es que la situación anómala se venía repitiendo desde hace varias décadas en el Servicio, por lo cual entre los compañeros habrían dispuesto un régimen de coberturas mutuas de los horarios de guardias para no dejar el sector sin atención. Todo ello generó una confusa situación en la que los cuadros directivos hacían cuestión de respetar el principio de autoridad, y los hemoterapeutas defendían una especie de derecho consuetudinario en la cobertura del servicio ("toda la vida se hizo así y nunca hubo ningún problema"). La cosa se mantuvo así hasta que los tres médicos eventuales fueron suspendidos en sus cargos y sumariados -luego de los mates del principio- al parecer por haber cometido faltas en el servicio de guardia. La medida disponía además que desde diciembre de 1995 les fueran retenidos los sueldos.

Cambio de jefe y de carátula

Ante el clima tenso generado en el Servicio de Hemoterapia, las autoridades de la salud dispusieron la intervención del mismo, nombrando al director del Servicio Nacional de Sangre, Dr. Miller, como interventor. Los médicos sancionados y sus compañeros se presentaron ante el Sindicato Médico para plantear su problemática ante la Comisión del Subsector Público y el Comité Ejecutivo. Los hemoterapeutas recibieron la solidaridad del gremio, que comenzó a movilizarse para buscar la solución del conflicto. Mientras tanto, los cuatro contratados cumplían guardias bajo la dirección del Dr. Miller, y anunciaban públicamente su preocupación ya que los fines de semana el servicio quedaba sin cobertura. Los primeros contactos del Comité Ejecutivo con la plana mayor del Ministerio encontraron una irreductible posición contraria al levantamiento de las sanciones y a la reposición de los sancionados en sus puestos de trabajo. El MSP entendía que se habría incurrido en faltas disciplinarias que era preciso sancionar. Sin embargo, luego de varias ríspidas reuniones, se supo que se había modificado la carátula de los respectivos sumarios y que se había dispuesto retener 50% del salario de los sumariados.

Un celular que trae buenas noticias

El Dr. Rodríguez dice a todo quien le quiera oír que la solución del conflicto no pasa solamente por dejar sin efecto los sumarios, ni por la reposición de los sancionados a sus puestos. Deja constancia que a las condiciones de trabajo inaceptables, y a la suciedad e incomodidad locativa, se suman otros elementos. Asegura que es necesario definir los cargos, ya que no hay especificaciones para los mismos, aunque reconoce que éste no es un problema exclusivo del Servicio de Hemoterapia, sino que abarca a todo el MSP. Recuerda que en cuanto a equipamiento, "en algún lugar debe estar arrumbado un irradiador que costó 150 mil dólares y que nunca se puso a funcionar. Además un selector celular destinado a nuestro servicio estuvo durante mucho tiempo en un garage del Servicio Nacional de Sangre, y ahora está en el Maciel, porque el que tenía este hospital se rompió hace poco".

El sombrío panorama que se vivía en esos primeros días de marzo en el SMU pareció distenderse la tarde en que el timbre del teléfono celular del presidente del Sindicato, Dr. Jorge Lorenzo, sonó estridentemente. Del otro lado la voz del ministro de Salud Pública, el Dr. Solari en persona, anunciaba su compromiso personal de dejar sin efecto los sumarios administrativos, de llevar a cabo un acondicionamiento locativo del servicio ("eso sí, no me pidan que lo convierta en un hotel cinco estrellas"), de otorgar los medios y el equipamiento necesario, y de recontratar a los tres médicos eventuales que habían sido separados de sus cargos. Todo ello en un plazo aproximado de 30 días, que con la Semana de Turismo de por medio se estaría cumpliendo sobre la fecha de cierre de este número. A condición de acceder a los reclamos que se le habían planteado, el Dr. Solari solicitó que los cuatro médicos restantes cubrieran la totalidad del servicio, incluyendo los fines de semana, como una demostración mutua de buena voluntad para solucionar el conflicto. Cabe mencionar que días antes los cuatro hemoterapeutas le habían comunicado al interventor Dr. Miller que iban a cumplir la totalidad de las guardias mientras no se solucionara el conflicto, en un esfuerzo destinado a no perjudicar a los usuarios.

(Continuará...) /