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Cien años de vida del Instituto de Higiene

Instituto de Higiene: en la búsqueda del prestigio internacional perdido

El Instituto de Higiene está celebrando sus primeros cien años de vida. Luego del desmantelamiento llevado a cabo durante la dictadura militar, el otrora principal centro de investigación científica del Uruguay trabaja hoy intensamente para recuperar el prestigio internacional que supo ganarse hasta la década del setenta. Su director, el Dr. Luis Yarzabal, dialogó con Noticias acerca de los planes y proyectos que el Instituto de Higiene encara con miras al siglo XXI.

¿Cuáles son las funciones que cumple el Instituto de Higiene en la actualidad?

El Instituto de Higiene desarrolla fundamentalmente funciones de docencia, investigación y producción. Presta también otra serie de servicios a la comunidad en el marco de sus actividades de extensión. Es decir, que es un organismo de la Universidad de la República que desarrolla las tres funciones básicas de la Universidad: docencia, investigación y extensión, a través de la producción de servicios.

También brinda asistencia médica especializada de enfermedades infecciosas y parasitarias a pacientes, y este tipo de asistencia no se puede encontrar en otros centros del país por su especialidad.

¿Con qué recursos cuenta el Instituto de Higiene para desarrollar sus actividades?

Los recursos se dividen en humanos, materiales y financieros. En recursos humanos, el Instituto cuenta con 220 funcionarios, 100 de ellos docentes y 120 no docentes.

Desde el punto de vista material, posee un edificio ubicado enfrente del estadio Centenario y a los fondos del Hospital de Clínicas. Dicho edificio tiene una superficie aproximada de nueve mil metros cuadrados, de los cuales 75% es utilizado por el propio Instituto de Higiene, mientras que el restante 25% es compartido con el Ministerio de Salud Pública. Tiene además un campo experimental de 45 hectáreas en los alrededores de la ciudad de Pando. Cuenta también con una infraestructura de equipos y vehículos que le permiten cumplir con sus funciones. Asimismo aloja a una gran cantidad de cátedras y de laboratorios. En cuanto a los recursos financieros, su presupuesto es asignado por la Universidad de la República, y es totalmente insuficiente, y tiene recursos extrapresupuestales que consigue mediante una política agresiva de búsqueda de recursos fuera de su ámbito funcional. Esta política le ha permitido al Instituto recuperarse, desde l990 hasta el presente.

¿De dónde provienen los recursos extrapresupuestales?

Los recursos extrapresupuestales tienen múltiples fuentes de origen. En l989 y 1990 le propusimos a la Comisión Directiva del Instituto, a la Facultad de Medicina y a la Universidad de la República una estrategia de desarrollo.

En esta estrategia consideramos la obtención de recursos públicos nacionales extrauniversitarios. Así pudimos conseguir la cooperación del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA), a través de la cual se desarrollaron proyectos conjuntos y se lograron aportes financieros importantes. También se realizaron trabajos para la Intendencia Municipal de Montevideo, particularmente en el diagnóstico de enfermedades infectocontagiosas o parasitarias. Además se han efectuado proyectos para otros organismos, como la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la República.

En el plano internacional recurrimos a la cooperación bilateral y multilateral. La cooperación bilateral fue aportada fundamentalmente por los gobiernos de Canadá, Japón y Suecia. Estos países apoyaron proyectos de investigación elaborados por docentes del Instituto y otorgaron cuantiosos recursos para que se recuperara la capacidad de investigación. Contribuyeron además a la formación de una generación de jóvenes investigadores que en este momento tienen una alta productividad. Estos investigadores han regresado al país, se han reubicado en el Instituto y están produciendo cosas de valor local, nacional e internacional.

En lo relativo a la cooperación multilateral se recurrió a aportes financieros de organismos tales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y a la UNESCO. Con todos estos aportes se logró más que triplicar el presupuesto asignado al Instituto por la Universidad.

¿Se puede afirmar que los objetivos que se plantearon los fundadores del Instituto de Higiene cien años atrás son muy distintos a los que sus autoridades actuales persiguen de cara al próximo siglo?

Sin lugar a dudas. Imagínese que este Instituto fue construido en el momento en que se conoció que una gran cantidad de enfermedades, hoy denominadas transmisibles, infecciosas y parasitarias, eran producidas por agentes vivos. Se había descubierto el microscopio. Pasteur había identificado el microbio como agente de enfermedades, y en ese momento se comenzó a impulsar el estudio de múltiples enfermedades. Se desarrollaron además en esa época estudios tendientes a prevenir esas enfermedades, a reducir el daño cuando esas enfermedades se adquirían, o a tomar medidas de tipo ambiental o higiénico para reducir el contacto del ser humano con los agentes de las enfermedades. Actualmente se ha producido el fenómeno denominado de transición epidemiológica de las enfermedades. Las enfermedades infecciosas y parasitarias son hoy menos importantes en sociedades como la uruguaya, en las que han aumentado mucho desde el punto de vista demográfico los grupos de edad avanzada. Esto ha llevado en las últimas décadas a la aparición de las enfermedades degenerativas y a las características del desarrollo industrial. Por todas estas razones, la orientación del Instituto tiene necesariamente que cambiar, buscando aumentar su capacidad para incorporar las tecnologías y los conocimientos nuevos y enfrentar los desafíos de mantener la salud en el mundo actual.

La medicina en el Uruguay vivió un largo periodo de gloria hasta los años cincuenta, y el Instituto de Higiene fue un claro exponente de esos tiempos. ¿Cómo evalúa usted el momento que está atravesando el Instituto de Higiene?

Aquí se vivió el momento de esplendor que caracterizó a la medicina uruguaya particularmente en el área docente, de investigación y de producción. Le cito ejemplos: a nivel de los departamentos de Bacteriología y de Parasitología del Instituto, actuaban investigadores tan notables como los profesores Hormaeche, Peluffo, Mackinnon y Tálice. Estas personas dirigían equipos de investigación y producían trabajos en la frontera del conocimiento que eran divulgados a nivel mundial y reconocidos como contribuciones originales al progreso de la ciencia.

En lo relativo a la docencia, había una estrecha relación entre estos docentes-investigadores y los grupos de estudiantes que veníamos al Instituto a aprender estas ciencias, que estaban en pleno desarrollo. Me estoy refiriendo a las décadas del sesenta y comienzos de los setenta. En el área de producción se atendían todas las necesidades nacionales en materia de vacunas. Se producían además sueros para el control de enfermedades. Todo esto se hacía con niveles de calidad. Sin embargo durante la dictadura se desmantelaron los recursos humanos, materiales y financieros del Instituto. Sus grandes docentes e investigadores fueron en algunos casos perseguidos y en otros destituidos. Algunos fueron encarcelados y muchos debieron exiliarse.

La estructura física del Instituto fue destruida. Hubo laboratorios donde se destruyeron las mesas de trabajo y desaparecieron los equipos. Las funciones fundamentales del Instituto fueron reprimidas enormemente como consecuencia de este impacto.

Cuando el Instituto fue entregado a las autoridades universitarias democráticas en l985 no había capacidad para hacer investigación. Eso supuso un largo periodo de preparación de recursos humanos y materiales para reubicarse en la frontera del conocimiento en los temas en que antes el Instituto era pionero. Esto ha sido imposible hasta el momento. No se ha logrado la misma capacidad de investigación y de enseñanza. No obstante, el esfuerzo permanente de todos los funcionarios del Instituto apuesta a ello. Además es la estrategia que nosotros defendemos, desde la Dirección antes y ahora desde afuera. Todo apunta a fortalecer su capacidad de crear conocimiento para de esa manera producir mejor investigación, mejor docencia y mejor asistencia.

¿Cómo celebrará el Instituto de Higiene su primer siglo de vida?

Ante todo trabajando para seguir buscando un buen nivel en las tres funciones que mencioné. Estoy muy agradablemente sorprendido por la tónica optimista y activa de los funcionarios del Instituto ante las dificultades que vive el país, la Universidad y la Facultad de Medicina. Hay una posición de trabajar y de vencer las dificultades como homenaje a los que tuvieron la idea de crear el Instituto. Le hago notar que quienes crearon el Instituto de Higiene fueron tres fuerzas que en este momento están un poco separadas. El Instituto fue creado un siglo atrás por iniciativa de docentes de la Facultad de Medicina, pero por decisión del Poder Ejecutivo con rápida aprobación del Parlamento, y con colaboración del sector privado a través del Colegio de Ingenieros. Todos esos factores actuaron conjuntamente para dotar al Uruguay, nueve años después de la creación del primer Instituto Pasteur en Francia, de un centro que fue pionero en América Latina.

Hoy esos factores en el Uruguay están enfrentados. Uno nota con mucha frecuencia enfrentamientos entre los distintos poderes del Estado con la Universidad y del sector privado con la Universidad. Lo lógico sería que aunaran esfuerzos como lo hicieron en el siglo pasado.

Para la celebración del primer siglo de vida también se está organizando una serie de reuniones científicas que van desde conferencias hasta cursos de alto nivel, con el fin de aumentar la preparación de docentes e investigadores.

Además se están produciendo trabajos de investigación que apuntan a problemas nacionales muy importantes, como la hidatidosis. Es decir, la investigación al servicio de la sociedad. El Dr. Luis Yarzabal egresó de la Facultad de Medicina en 1964. Se desempeñó como investigador en micología y parasitología del Instituto de Higiene junto al profesor Juan E. Mackinnon. Se especializó en inmunología parasitaria en la Universidad de Lille y en el Instituto Pasteur de Francia. En 1991 asumió la Dirección del Instituto de Higiene. En la actualidad se encuentra en goce de licencia no remunerada en el Instituto de Higiene y es director del Centro Regional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (CRESALC).

Apuntes sobre la historia del Instituto de Higiene

El Instituto de Higiene fue creado durante el gobierno del presidente Juan Idiarte Borda. Según el médico e historiador Fernando Mañé Garzón, dos uruguayos, profesores de la Facultad de Medicina, Juan B. Morelli y José Scosería, fueron los promotores de una idea que llenaría de orgullo al Uruguay durante décadas. Junto a Morelli y Scosería colaboraron Luis Morquio y Albérico Isola.
Estos pioneros de la medicina uruguaya promovieron ante las autoridades universitarias de la época la creación de un Instituto de Higiene Experimental para cuya dirección propusieron a un joven investigador italiano, José Sanarelli, formado en la escuela Pasteur, Elías Metchnicoff y en la de Camilo Golgi.
El 5 de marzo de 1895, Sanarelli y el encargado de negocios del Uruguay en Italia, Enrique Rovira, firman en Roma el contrato por el cual Sanarelli se compromete a ser director del Instituto de Higiene Experimental de Montevideo y profesor de Higiene de la Facultad de Medicina, por el término de diez años.
Terminado el curso curricular del año lectivo l894-1895 en la Universidad de Siena, Sanarelli pide licencia a su cargo y se traslada a Montevideo, donde desembarca el 5 de agosto de 1895.
El 16 de marzo de 1896 se inaugura el Instituto de Higiene Experimental de Montevideo, el primero de esta naturaleza que seconcreta en América Latina. El entonces presidente de la República, Juan Idiarte Borda, abrió el acto pronunciando un discurso en el que entre otros conceptos dijo: "Se trata éste de un evento feliz, trascendental, que, en el orden científico, puede considerarse el más grande de la República después de la fundación de la Universidad...".

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