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Atrapados ¿sin salida?


La última Asamblea del SMU realizada conjuntamente con la Asamblea del CASMU para considerar su también tradicional situación de déficit, me obliga a intentar una reflexión de tipo grupal o gremial.

Al inicio, una moción para limitar la lista de oradores en momentos en que a todos o a la mayoría nos va la vida -por lo menos colectiva-, expresó que no deseamos escuchar ni escuchamos o, lo que es peor, que no podemos dialogar o reflexionar colectivamente.

Es un verdadero triunfo a distancia de la dictadura, que tanto rechazamos y que sin embargo se expresa en este tipo de autocensura.

Nos nos queremos referir a aspectos puntuales de nuestra Asamblea, pero rechazamos especialmente por injusta y falta de una visión general la moción de responsabilizar a nuestra Presidenta, Dra. María Rosa Remedio, de esta situación. Por encima de pasiones debemos reconocer que existen personas además que se han ganado el respeto de todos, a través de una larga actuación profesional y del sacrificio de asumir responsabilidades colectivas con honestidad y decisión, en el acierto o en el error.

En este artículo pretendemos explicar o analizar los distintos aspectos que indican además una responsabilidad al interior de la profesión medica organizada y una responsabilidad de gobiernos nacionales.

Mi visión, como prolongado espectador y actor a veces, de este pensar y sentir colectivo que se llama gremio médico, es que la Asamblea manifestó la profunda desorientación y por ende división que se expresa en nuestro ideario y accionar.-

Existen datos de la historia reciente del gremio médico que nos permiten explicar el porqué de la desorientación actual.

Si recordamos el año 1985 y antes aún la VII Convención Médica Nacional, comprobamos que existía en ese momento un fuerte sentido de pertenencia al Sindicato madre.

Veníamos de vivir una larga noche de horror, frustración y eclipse del pensamiento en los 12 años de dictadura.

El año 1984 nos reencontró en una nueva Convención Médica con el CASMU y el SMU intervenidos hasta entonces. Gremios, sectores sociales y partidos políticos coincidían en una nueva "fundación nacional".

Se ensayó la concertación en salud, con soluciones comunes y para las grandes mayorías, las que sólo, lamentablemente, alcanzaron a expresarse.

Hasta entonces el gremio médico actuaba renovando periódicamente su pensamiento y acordando entre todos, en las convenciones médicas nacionales.

El SMU por un lado y la FEMI por otro expresaban el sentir de Montevideo y el interior.-

Se trabajaba también para la constitución de una Federación Médica Nacional que aunara ambos pensamientos.

En el SMU se organizaban e influían corrientes de opiniones político-gremiales generales.

El CASMU expresaba toda una tradición de pensamiento universitario de contenido ético y técnico volcado a la sociedad.

El ingreso de vastos contingentes de afiliaciones obreras de tipo colectivo bajo el régimen de seguros parciales en la década del sesenta imprimió cambios en la concepción de la profesión, reforzando su inserción de base social y su compromiso.-

La infraestructura económica de la medicina colectivizada limitó primero la premisa del libre ingreso de médicos; lo que anunciamos ocupando la presidencia del CASMU en 1986 y que no fue entendido en una concurrida Asamblea.

Luego la misma base económica insuficiente limitaría el salario digno de los médicos.

Los datos actuales aportados a la misma Asamblea por el presidente del SMU, Dr. Jorge Lorenzo, son contundentes: 41% de los médicos del CASMU ganan $5000 o menos, 19% entre 5.000 y 10.000 pesos y sólo 9% recibe más de 20.000 .

El SMU actual a su vez tiene mayor cantidad de afiliados: 8.500 médicos, de los cuales -como afirmara también el Dr. Jorge Lorenzo- sólo trabajan en el CASMU 2.500.

Los polos de interés laboral en la actualidad naufragan entre la marginalidad del desempleo, pasando por la exclusión encubierta del subempleo público o privado.

No vamos a analizar la crisis de las IAMC expresada en el histórico cierre de unas cuantas y en el déficit estructural de 10% en Montevideo.

Simultáneamente, en el área de la salud crecen los servicios privados bajo la forma de emergencias móviles, seguros parciales o seguros privados.

Muchos médicos buscaron sus salarios, mayores o menores, aplicando diversas tecnologías y contratando con diversos organismos y en especial con las IAMC.

El mercado se entronizó y entró en el campo de la salud, primero subrepticiamente, pero luego con la enorme fuerza de todo el apoyo oficial, dado por acción o por omisión.

Y esto explica, por ejemplo, la contradicción de que las mutualistas en crisis gasten sumas importantes en propaganda para lograr mejorar posiciones y afiliados en relación con la competencia.

Frente a este panorama especial de la salud, en que lo público muestra una crisis aún más profunda que han puesto de manifiesto recientemente las muertes por hipotermia del Hospital Musto, debemos analizar también lo que observamos en el gremio médico.

Roberto Avellanal ha señalado con acierto en un reciente editorial de Compendio en relación con el tema de la Colegiación Profesional, que debemos ser prudentes en su consideración porque estamos asistiendo a un fortalecimiento del corporativismo médico.

Como fenómeno propio de la época en que vivimos se ha producido el desprendimiento de nuestro Sindicato madre de grupos profesionales que plantean la defensa de su trabajo, vinculándolo a sectores laborales específicos y con total o casi total autonomía en la gestión: el grupo anestésico y quirúrgico, distintas especialidades, los sectores de emergencias móviles, o los técnicos vinculados a los IMAE y al Fondo Nacional de Recursos.

En un verdadero movimiento pendular de la historia, estamos volviendo al pasado.

¿Es que el SMU va a representar a los médicos desocupados, subocupados, o generalistas solamente?

Estamos próximos a la conquista del médico de atención primaria como especialidad (Medicina Familiar y Comunitaria).

¿También emigrarán ellos del ambiente gremial del SMU?

Todo este clima laboral, profesional y gremial inserto en el contexto social y económico de recesión explica la desorientación de la última Asamblea del SMU.

El posmodernismo ha logrado despojarnos de un ideario común o mayoritario.

Si bien no queremos ni podemos ignorar la porfiada realidad actual en aras de la nostalgia de otras situaciones históricas irrepetibles, no podemos aceptar "el corporativismo salvaje" en la solución de la actuación gremial.

Como tampoco el "capitalismo real" y el adorado mercado de algunos puede ser la base de un sistema de salud.

En lo gremial la cobertura de todos dentro del SMU con una mayor autonomía sectorial de las especialidades puede ser una base de entendimiento y así lo deseamos.

El otro gran tema sobre el que se habló poco es que el problema de la salud no es exclusiva o mayoritariamente un problema gerencial o de gestión.

Los que orientan a nivel nacional la política actual insisten en dicha tesis, pero ni el BID ni el Banco Mundial que son quienes prestan el dinero lo afirman.

Ha terminado la época del prepago como base del sistema de las IAMC, aunque no se reconozca expresamente.-

La evolución de la medicina, fuertemente tecnificada, y la crisis económica con la alta tasa de desempleo, lo exteriorizan más rápidamente.

Los fondos de la salud deben ser sociales, y quien gana más debe pagar más; para que quien gane menos pague también menos.

No existe otra salida. Y esto sí es también profundamente ideológico.

Es por ello que estamos en las antípodas de los que sostienen que ASSE debe cobrar a los pobres, de acuerdo con el grado de dicha pobreza.

Al accionar del capitalismo real en la salud como en otros órdenes debemos oponer el concepto de una planificación solidaria, humana y como ahora es de rigor, sustentable.

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