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Diálogo entre Ana Frank y Zlata en escena

Acuérdate, amor mío

La ternura y el dolor, la inocencia y la esperanza, el clamor de vida de dos adolescentes entre la crueldad y la insanía de dos guerras; el diálogo imaginario -y quizás ciertamente posible- entre Ana Frank y Zlata Filipovic, que se niega con firmeza al olvido de éstos y otros horrores que los hombres han sido capaces de imponer en distintas geografías. Todo eso es posible a través de una obra con guión y dirección de Fernando Beramendi.

 

La idea inicial pasaba por llevar a escena el Diario de Ana Frank y fue tema de largas conversaciones entre Fernando Beramendi y Laura Drescher. Sin embargo, el hecho de que ya se había realizado varias puestas en nuestro medio y la aparición de la película frenó ese primer impulso. "De todas formas", dijo Beramendi a Noticias, yo noté algunos elementos que no se habían subrayado suficientemente, como el tema de la psicología de la adolescente, el despertar sexual de la adolescencia y lo que signficaba vivir ese proceso en un ambiente represivo, no solamente por la represión exterior sino también por la relación con los padres".

Ese fue el comienzo de la investigación, hasta la publicación en El País Cultural de la nota de un periodista que reseñaba la aparición en occidente de una serie de teóricos revisionistas que plantean el cuestionamiento del Holocausto afirmando que no existió y reivindicando la figura de Hitler.

 

El encuentro con Zlata

La nota despertó la necesidad de un encuentro con el periodista, quien sugirió le lectura de otro diario, de otra adolescente, de otra guerra. "El diario de Zlata se escribe por el '91, '92; ella es una adolescente que aborda la temática de la guerra de Bosnia Herzegobina. Ella nació allí y describe todo lo que ve en su ciudad, desde la época en que era feliz hasta que cae el primer obús y todo lo que significa la destrucción de Sarajevo. Ella dice verdades muy grandes, como que la guerra es una guerra inventada, traída desde el exterior, que es un juego sucio de la política -lo dice muchas veces-. Además habla desde su perspectiva y eso hace muy fresco el relato, pero también muy desgarrador. La diferencia es que Zlata no muere y actualmente vive en París."

 

La memoria no requiere un tiempo

A partir de esa lectura, precisó el Director, "se me ocurrió provocar un encuentro escénico de estas dos adolescentes en un espacio intemporal". La obra "rescata elementos del diario de Ana Frank, elementos del diario de Zlata, pero intertextualizados, a través de los cuales se plantean distintas escenas y el abrazo que se aproxima permanentemente a lo largo de la obra y que se produce al final porque los elementos duros del siglo de alguna manera están limitando ese abrazo".

En ese contexto "aparecen también los revisionistas, aparece la principal documentalista que tuvo Hitler -la directora de "El triunfo de la voluntad" que fue juzgada y absuelta-, en una escena donde se está defendiendo. Es un monólogo en el que se justifica por su apoyo al nazismo y que aparece confrontado en distintos momentos con los testimonios de los sobrevivientes de los campos de concentración. Es también una forma de preguntarse qué pasa con el arte a nivel de asepsia o no".

 

Encuentros y desencuentros

Hay similitudes, puntos de encuentro muy fuertes en los dos relatos, pero también distancias inevitables. Los primeros "son bastante comunes y universales con respecto al tema de la adolescencia; desde la novedad que significaba la música en cada uno de los tiempos, la opresión del mundo de los mayores y además en un mundo bélico, y también la apuesta a que esto algún día tendría que parar. También el compartir pequeñas cosas, como los cumpleaños y los regalos, las broncas con los padres y el interesarse por un chico de determinada manera. Ese es el mundo que comparten, su micromundo rodeado siempre de obuses, de la guerra, de saber que estamos llegando al final, como le pasa a Ana, pero que lo vive con una esperanza muy fuerte. Ella permanentemente mantenía la esperanza de que iba a vivir, de que sería una mujer famosa, de que iba a cantar y a bailar ballet. En el caso de Zlata esto también está presente".

Las diferencias "están, por ejemplo, en el espacio físico de Ana, que condiciona muchísimo al personaje, no sólo al personaje histórico sino también al personaje teatral. Ana no puede acompañar a Zlata en sus aventuras porque vivió encerrada. Salió para ir al campo de concentración y allí murió. Zlata, en cambio, es una chica que corre por las calles, y en lugar de quedar encerrada en un altillo tiene que estar encerrada en un sótano por los bombardeos".

Otra diferencia es que Ana tiene una madurez un poco mayor que Zlata a la misma edad. Plantea todo el tema de la sexualidad de una manera muy clara, mientras que Zlata es un poco más aniñada en sus cosas, está despertando al mundo de Madonna, Michel Jackson, pero sin embargo es también muy firme en su punto de vista al presenciar cómo su patria está siendo destrozada".

 

Investigación permanente y trabajo de equipo

A partir de octubre, aproximadamente, Fernando Beramendi inició la investigación para poder dar forma al guión, que quedó listo por mayo. En esa fecha comenzaron los ensayos, pero la investigación continuó. Fue la etapa del contacto con los sobrevivientes y un experto en la guerra de Bosnia-Herzegobina. A lo largo de cinco meses el elenco trabajó sobre el guión base, aportando cada uno desde su sensibilidad y su experiencia de actuación y de vida. "Es un espectáculo que no pretende formular ninguna hipótesis", planteó Beramendi, "sino que trabaja básicamente desde la sensibilidad de los actores; el peso fundamental del espectáculo está en el trabajo de los actores".

 

 


Ficha técnica

Sala:

Teatro del Centro

Estreno:

Jueves 12 de setiembre

Horarios:

Viernes y Sábados 23:30 hs.
Domingos 21:00 hs.

Texto definitivo y dirección general:

Fernando Beramendi

Elenco:

Susana Anselmi, Daniel Cabrera,
Laura Drescher, Claudia Venezziano, Alberto Zimberg

Preparación corporal:

Carmen Tanco

Música:

Fernando Condon

Vestuario y Maquillaje:

Germán Varela

Escenografía:

Cristina González

Iluminación:

Adán Torres

Asistencia de dirección:

Alvaro Mora

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