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por Armando Olveira

5 de junio, Día Mundial del Medioambiente  

De vida o muerte

Con motivo de celebrarse el Día Mundial del Medioambiente, el 5 de junio pasado, la Organización Mundial de la Salud (oms) dio a conocer un mensaje sumamente crítico por el retroceso de la actividad ecológica en el planeta.

 

La declaración señala que «la degradación ambiental es una cuestión de vida o muerte».

«La vida activa de la gente se ve acorta- da por enfermedades invalidantes; mujeres y niños contraen males crónicos como consecuencia de las inadecuadas condiciones de vida. El progreso industrial multiplica el riesgo de intoxicaciones, accidentes y enfermedades cancerígenas», agrega. Por su parte, el director de Medioambiente del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (mvotma), licenciado Carlos Serrentino, admitió que «el país mantiene una costumbre que poco ayuda al desarrollo del hábitat humano: todos los anuncios y programas llegan siempre a último momento».

La ONU a través de la unesco hizo referencia directa a la situación uruguaya en la materia, al reconocer que «si bien se han dado pasos serios para la creación de estructuras de gobierno y medidas legislativas, parecen lentas y a veces tibias».

«El medioambiente y sobre todo el concepto de desarrollo sustentable no son considerados en todos los sectores del gobierno, como tampoco lo considera el sector productivo», afirma la unesco, y a un tiempo reconoce «la existencia de verdor en productos y procesos».

El organismo subraya que «el ordenamiento territorial aún no tiene una clara estructura y sobre todo su contenido ambiental comienza apenas a vislumbrarse».

Los expertos de unesco señalan que el sistema educativo «ha ido creciendo en la formación de recursos humanos con contenido ambiental. Hay más formación en los currículos primario y secundario». No obstante entienden que «aún existe una gran deuda en el sistema terciario. Si bien hay conciencia y se han creado coordinaciones interuniversitarias, hay carencias en el estudio de variables ambientales y de desarrollo sustentable. Estos puntos se incluyen parcialmente en ciertos programas ligados directamente al medioambiente, pero son casi inexistentes en otros ámbitos».

La ONU califica de precarios «todos los análisis ambientales y de sustentabilidad, así como la aplicación de las normas ISO 4.000». Se cita como ejemplo el puente de la laguna Garzón, los puentes propuestos de la bahía de Montevideo y la isla de Trouville.

En el organismo multilateral se consideran «interesantes» los trabajos llevados adelante por el Probides y el mvotma en la Reserva de Biosfera de los bañados de Rocha. Pero también los mismos presentan limitaciones para la unesco: «Carecen aún de límites definidos formalmente, entendiendo que la situación generada es precaria y poco definida. La legislación de áreas protegidas parece estar en un impasse».

El informe concluye reconociendo que «en estos cinco años se han hecho muchos esfuerzos (algunos contra la corriente) y si bien hay logros parecen estar aún opacados por la inacción, son pasos orientados hacia las metas de desarrollo sustentable y medioambiente en el país».

Problemas concretos

Los principales organismos no gubernamentales del sector presentaron una serie de problemas que siguen afectando el medioambiente uruguayo. No se ha logrado mejorar la situación de degradación de los principales arroyos de Montevideo. Las cuadrillas anunciadas para erradicar basurales siguen trasladando lo que dejan atrás los hurgadores. Los desechos radiactivos se siguen almacenando en un galpón universitario cuidado por un solitario sereno. Los montes nativos se queman enteros en parrilladas comerciales y hornos varios. La diezmada fauna apenas se salva por obra y gracia del voluntarismo de técnicos, mientras los jerarcas insisten en que ése no es un problema. Barcos de bandera uruguaya –pero de origen asiático– pescan sin control en la costa oceánica. Ante la denuncia de tripulantes uruguayos, algunos jerarcas prefieren culpar a los lobos marinos y estimulan una zafra ecológica contra esos ejemplares únicos.

La indiferencia ante el tráfico de buques petroleros a metros de las mejores playas del continente es sinónimo de amenaza por la inundación de un manto negro de hidrocarburos contaminantes en las costas. Meses después de la catástrofe de Punta del Este, las autoridades siguen sin tomar medidas. Salvo el Comité de Crisis, que ha hecho tanto para prevenir los incendios forestales reiterados.

La misma preocupación debería existir frente a la lluvia ácida. Diez años después de denunciada se hacen algunas investigaciones por el lado uruguayo, pero ni se les ocurre denunciar a los causantes brasileños.

Montevideo continúa viviendo entre los vehículos con escapes tóxicos descontrolados, ruidos que ocasionan sorderas y el olvido de los espacios verdes que siempre fueron característicos de la capital.

Siete años después de entrar en funcionamiento el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, sigue obligando a compartir el trabajo de los técnicos en temas tan distintos. En los papeles, es un intento bienintencionado sin esbozos de respuestas prácticas. 

Diez pecados capitales

1. Erosión. La erosión de tierras continúa siendo el principal problema ambiental del país. Centenares de toneladas de tierras cultivables se tornan irrecuperables.

2. Gases. Los tóxicos de automotores siguen aumentando, mientras que las reglamentaciones se vuelven obsoletas y las inspecciones son de calidad parcial.

3. Polución. Las aguas servidas, basurales, desechos industriales y agrícolas provocan contaminación de cauces fluviales, principalmente en Montevideo y grandes capitales departamentales.

4. Asentamientos. La radicación irregular en cadenas de playas es considerada contaminante por no estar prevista en un desarrollo sustentable.

5. Tala. La tala incontrolada y sin permiso de montes se realiza como parte del negocio de venta de leña.

6. Fauna. A diario desaparecen especies únicas. Se confirma un descenso en mamíferos y reducción de aves autóctonas.

7. Lluvia ácida. El caso más patético es Candiota y su peligro aún sin solucionar. Los brasileños emiten también agrotóxicos fosforados a través de los ríos.

8. Petroleros. Siguen teniendo rutas demasiado cercanas a las playas uruguayas. Se mantiene latente la posibilidad de repetir el episodio San Jorge.

9. Pesca. Los buques de terceros países realizan una captura indiscriminada de especies locales, utilizando incluso bandera uruguaya. Se ha limitado la pesca de merluza, y se desconoce qué ocurre con otras especies. Hay amenaza de retorno a las zafras loberas.

10. Sordera. Los especialistas alertan sobre el alto nivel de polución acústica de alta peligrosidad, tanto en Montevideo como en las principales capitales departamentales del país.

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