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Sentido homenaje

Dr. Víctor Zerbino

Su brillante trayectoria como estudiante le permitió graduarse rápidamente con las mejores calificaciones.

Su vocación y espíritu de investigación lo motivaron a concursar en la Facultad de Medicina e ingresar como docente de Fisiología, donde progresivamente se desempeñó como Ayudante de clase, jefe de Trabajos Prácticos, Ayudante de Investigación, y encargado del Curso de Ciencias Fisiológicas de la Escuela Universitaria de Enfermería.

Por concurso de oposición ganó el cargo titular de Adjunto (Grado 2) de la Clínica Quirúrgica que dirigía el profesor Chifflet, ocupando el mismo por el periodo reglamentario 1º-3-1961 al 28-2-1964.

También por concurso de oposición alcanzó la titularidad como Adjunto (Grado 2) de Clínica Quirúrgica Infantil (se desempeñó desde el 1º-3-1966 hasta el 28-2-1969).

Por su inteligencia, espíritu de investigación y trayectoria pudo desempeñarse en la Universidad de Nueva York, donde su capacidad docente y de investigador le permitieron alcanzar las más altas jerarquías, desarrollando trabajos que merecieron difusión y destaque en un medio tan exigente.

El crecimiento de las tecnologías médicas, en número y costos, generó en el mundo –y particularmente en países pobres como el nuestro– una dificultad para llegar a gran parte de la población, fundamentalmente a la de menores recursos. Este desafío demandó ideas. Fue así que el ministro Cañellas bosquejó el Fondo Nacional de Recursos, proyecto que encargó al Dr. Zerbino, quien dio vida al sistema, logrando dibujarlo y construirlo con el transcurso del tiempo.

Nadie más apropiado que él, porque podía interpretar y a la vez madurar todo lo que la idea necesitaba para ser viable. Así, le dio su inteligencia, solidaridad, humildad, honestidad inigualable, trabajo y dedicación sin límites. Le dio... su vida. Fue tan grande esta simbiosis, que este sistema creció y venció atravesando todas las dificultades, constituyendo un modelo único, hasta increíble, en un medio como el nuestro; ejemplo, motivo de admiración e inspiración.

Tuvimos el privilegio y la fortuna de compartir apenas una pequeña parte de este último trayecto, lo que nos permitió al menos apreciar su visión, procurando siempre los objetivos solidarios del sistema, y evitando todo lucimiento personal.

Su honestidad, humildad y responsabilidad constituyen un ejemplo en un mundo con tanto egoísmo y corrupción, tan inexplicables como inconducentes. Su acción nunca pudo ser comprendida por aquellos que perseguían objetivos personales y políticos, quienes le reprochaban lo poco conocido que era el sistema y requerían su mayor difusión.

A ellos les contestaba: «Lo importante es hacer, cumplir. Si no nos conocen, mejor. El buen juez, cuanto más desapercibido pasa, mejor actúa».

un ejemplo en un mundo con tanto egoísmo y corrupción

 

Dr. Gaspar Ruben Catalá Visconti

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