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por Fernando Beramendi

Nueva publicación del SMU

Medicina que se vive

La aparición del libro Memorabilia. Una introducción a la pediatría, del Dr. Fernando Mañé Garzón, se ha convertido en pocas semanas en un éxito de la bibliografía que el SMU ha venido editando.

La imaginación, no la fantasía,
es el mayor don para vivir en la ciencia como también
en el arte

Este recibimiento fervoroso se explica sin lugar a dudas por dos aspectos: la personalidad del autor y la calidad del título en cuestión.

Para quien no es avezado en el terreno de la medicina, resulta un hallazgo verse inmerso en ese mundo desde un lugar que no sea el de un lenguaje crítico, discrecional, alejado de la comprensión común.

El Dr Mañé Garzón tiene la virtud de unir a su rica sapiencia médica, una entrañable forma de contar, para nada carente de oficio narrativo.

Sin embargo, el oficio aquí no está lanzado al ruedo de la contienda literaria sino a descubrir ese amor hacia una profesión y una especialidad que se trasunta en vocación de servicio.

Pocas veces los libros eruditos manifiestan la virtud de ser entrañables. Y éste lo es.

En la solapa del libro, el Dr. José María Portillo, quien tuvo a su cargo el prólogo del mismo, dice: «Sus cincuenta y ocho capítulos son todos, sin excepción, del mayor interés científico y literario, pues recrean al lector con cuantiosa información médica redactada en un lenguaje fino y agradable. Mañé siempre se caracterizó por el interés que en él han despertado la comprobación de enfermedades y síndromes considerados raros por su frecuencia o su apariencia clínica, lo cual por supuesto se ha apoyado en una sólida formación básica pediátrica y cultural. Como consecuencia de ello puede fácilmente deducirse que su producción científica ha enriquecido notablemente nuestra pediatría. Me permito sugerir que se aconseje a todos los pediatras la lectura de este libro. Los veteranos evocarán experiencias vividas y aprenderán. Los jóvenes aprenderán y mucho».

El libro consta de dos volúmenes prolijamente editados. En cada uno de sus capítulos, el Dr. Mañé Garzón combina elementos que pertenecen al campo de lo estrictamente pediátrico y otros que se refieren a la vida cotidiana; o reflexiones sobre cuestiones filosóficas, que parten de los griegos, lecturas bíblicas, con anécdotas deliciosas como la que relaciona al mariscal francés Alphonse Juin con el Dr. Eduardo Blanco Acevedo.

Otra de las virtudes del autor es que cuando afirma, afirma. Y valga la redundancia. Aunque su aserto pueda ser discutible, polémico, pasible de otra lectura, para Mañé Garzón la firmeza en sus aseveraciones es una constante, aun cuando realiza alguna afirmación polémica.

Una sola cita ya es aleccionadora: «Quien no sienta un placer estético en lo que investiga no será nunca ni un buen investigador ni un buen clínico. La imaginación, no la fantasía, es el mayor don para vivir en la ciencia como también en el arte».

para Mañé Garzón la firmeza en sus aseveraciones es una constante

El presente libro, además, reúne una buena combinación de modestia, orgullo, buen humor y sensibilidad. El buen humor y la amenidad emparentan este libro con la forma más reciente la profesión, ha contribuido a esclarecer. Sensibilidad ante la vida, y la muerte.

Está escrito por un maestro, que por fortuna sigue allí, para continuar enseñando. Muy recomendable.

Memorabilia. Una introducción a la pediatría, de Fernando Mañé Garzón, Montevideo, SMU, 1997, 2 tomos, 424 pp.

Las recetas del Maestro

El libro Memorabilia. Una introducción a la pediatría, del Profesor Fernando Mañé Garzón, fue presentado en un acto realizado en el SMU el pasado 23 de abril.

En el mismo, el Dr. José Díaz Rosello señaló: «Es una obra muy oportuna...Creo que Mañé obliga a una lectura doble de este libro, de los que conocemos a Mañé y de los que no lo conocen. En una primera lectura, yo diría que este libro se podría empezar por cualquier capítulo, pero recomiendo empezarlo por el prefacio y, después sí, leer cualquier capítulo...Es una obra de Mañé que recuerda a otros colegas con generosidad».

«Nada más evocador para esta lectura que saber que fue escrito en Pascua. Es un mensaje del más profundo humanismo y aunque el lugar donde fue escrito se llame Punta del Diablo su contenido cristiano universal apunta a una liberación y crecimiento personales al servicio del otro y a la entrega generosa, de la que Mañé siempre ha dado testimonio», continuó diciendo Díaz Rossello.

«En las palabras reposadas del Maestro, con un lenguaje narrativo sencillo se engarzan fragmentos de clásicos convertidos en su espíritu por el autor y oportunísimos que solidifican una receta de vida. El pediatra Mañé... nos toma adultos y nos dice: ‘Si quieren seguir creciendo, acá está la receta. Pretendo mostrar cómo se aprende, mediante una actividad inquisitiva permanente, la formación básica adquirida junto a maestros, y en la competencia académica, una formación de primera mano obtenida mediante la compulsa, frecuentación y continua lectura, no sólo de la bibliografía más reciente sino también de la clásica, tantas veces descuidada pero que alberga siempre recónditas enseñanzas’. Es un prefacio, como ustedes ven, que alienta a un lector a un estilo de estructura de enseñanza y aprendizaje que caracteriza a Mañé».

El Dr. Díaz Rosello se refirió a los aspectos metodológicos que Mañé indica en su libro catalogándolos como las «recetas del Maestro».

Más adelante apuntó: «Memorabilia es una biografía. Es la faceta de Mañé pediatra, que nos la cuenta con gran amenidad. Mañé es un pediatra raro, un avis rara, un ser excepcional. Su conocimiento de la biología, la genética, la historia y filosofía de la ciencia, la literatura, la historia universal y nacional, las lenguas, junto con un aprendizaje ordenado, permanente y siempre actualizado de la clínica, hacen de él un ser poco frecuente».

«Un aspecto de esta Memorabilia reside en la visión holística de Mañé, donde a los objetivos visibles de la tarea médica, de cuidar al enfermo y al sano, agrega y pone énfasis en el sentido político de detectar todo lo que puede afectar la felicidad humana. Este libro, dedicado a los niños, a todos los niños que asistió, sin dudas contribuirá a que todos cuidemos a los hijos de estos niños», agregó.

Un honor para el SMU

El Presidente del SMU, Dr. Jorge Lorenzo, en su alocución señaló: «De las muchas vocaciones que coinciden en el profesor Fernando Mañé Garzón, resulta muy difícil separar al docente que nos deleitó con sus magistrales clases clínicas, al profesional que supo conducir con habilidad y maestría diversos servicios de pediatría en instituciones públicas o privadas, como nuestro Centro de Asistencia, del historiador de la medicina, el genetista, el biólogo. Mañé es el hombre culto por antonomasia. Su formación fue compartida entre Montevideo y París. Es hijo de uno de los fundadores del SMU, el cirujano Dr. Alberto Mañé, quien ocupó importantes posiciones en la política y la diplomacia. Recibió los mejores ejemplos y experiencias memorables en su juventud».

El Presidente del SMU continuó describiendo la incansable y prolífica actividad de Mañé Garzón en la docencia, la investigación, la Facultad de Medicina, su preocupación por vincular la medicina con las más diversas formas culturales, como el tango u otras, o por rendir tributo a figuras como Turenne o Quintela.

Más adelante, apuntó en relación con el libro: «Hubo una labor tesonera de elaboración de originales, corrección, reelaboración de los textos, a medida que iba tomando forma para incorporarle aquí o allá la nota de actualidad, la última referencia bibliográfica, un comentario amable o una acotación humorística. [...] Es una miscelánea de conocimientos que van desde situaciones clínicas de baja frecuencia hasta verdaderos exámenes de ética médica a la luz de las conductas, lamentablemente tan frecuentes, caracterizadas en el síndrome de ‘Lepedí- Lopasé’, o el ‘Sudor de sangre’, u ‘Hombre con cola’, o tantos otros de sus cincuenta y ocho capítulos. La obra puede leerse como un enriquecimiento del conocimiento de la pediatría, guiado por un fino y exquisito profesor capaz de poner el acento en la sutileza de un diagnóstico, o en la delicadeza y baja expresividad de un síntoma que conduce a él».

Momentos después, Lorenzo afirmó: «Puede disfrutarse igualmente como un anecdotario de la medicina de todos los tiempos, enriquecido por un conocimiento erudito de la patología y la clínica, que nos dará un panorama más vasto y rico del saber médico. Puede apreciarse por su hondo contenido humano, por la revelación de una gran personalidad médica de nuestro siglo que además de sus aportes al conocimiento científico ha guardado tiempo para enriquecer a sus colegas y contemporáneos con visiones de profundo valor cultural en un sentido más auténtico. En nombre del SMU, nos honramos por haber editado este libro señero del profesor Mañé Garzón».

Yo soy esto.

Al cerrar el acto, el Profesor Mañé Garzón expresó: «Voy a ser breve porque estoy realmente muy emocionado y pronto a creerme todas estas cosas que han dicho de mí».

«Este libro lo he escrito desde el fondo de mi alma. Quiero agradecer la acogida que ha tenido por el SMU y a todas aquellas personas que han mejorado el texto y me han ayudado en su preparación. Mi emoción está compartida con ese reconocimiento [...] En él he tratado de plasmar la experiencia de muchos años y he tenido la constancia de ir apuntando a medida que esos hechos iban sucediendo».

Más adelante señaló: «Me permitió reconstruir una serie de situaciones clínicas que consideré de interés formativo y rescatar todas esas experiencias que muchas veces se pierden. [...] Ésa ha sido la intención, y sobre todo valorar su situación con respecto al conocimiento pediátrico y médico en general y los esfuerzos nacionales, de la bibliografía médica nacional, tan rica y muchas veces tan olvidada. De manera que he tratado en casi todos los temas de recurrir a los antecedentes nacionales...».

Para concluir, Mañé Garzón dijo, ante una concurrencia visiblemente conmovida: «Voy a terminar con una anécdota –uno siempre tiene que compararse con alguien grande– de Henry Matisse, el famoso pintor, quien cuando mostraba sus obras decía: ‘Yo no quiero que digan nada más que fui esto’. Y es esto. Muchas gracias».

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