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por Armando Olveira

Dr. Juan Carlos Macedo

«Recuperar el espíritu gremial»

El presidente del Comité Ejecutivo del SMU, Dr. Juan Carlos Macedo, sostuvo: «El desafío ahora es recomponer el espíritu gremial de los médicos. Afirmó que «la baja votación no invalida el resultado ni le resta legitimidad al triunfo de Fosalba».

Es un signo de estos tiempos, lo individual privilegiado por encima de lo colectivo, el yo por encima del nosotros.
Ni siquiera me animo a señalar que está mal, simplemente digo que esta nueva mentalidad no es la mía. Pero, respeto.

Dr. Macedo, ¿cree que el hecho de no residir en Montevideo puede crearle problemas para cumplir con un cargo tan complejo como el de Presidente del SMU?

No me parece justa esa vieja dicotomía entre médicos del interior y la capital. Tampoco creo que la vida de un médico del interior sea muy distinta a la del capitalino, sobre todo en mi caso, que vivo en Migues, tan cerca de Montevideo. La medicina es igual en todos lados. Quizá sea más completo el ejercicio en Migues, porque para nosotros los pacientes son personas, no números.

En cuanto a la actividad gremial, son tantas las ganas que uno tiene de hacer algo por el Sindicato que las distancias parecen más cortas.

¿Por qué cree que fue tan baja la votación?

Es un tema que preocupa, y que tiene que ver con el debilitamiento del compromiso de los uruguayos con lo colectivo. Basta recordar que los logros mayores de colegas en los últimos tiempos se alcanzaron en negociaciones que parecían más tironeos entre empresarios. Por ejemplo, está muy fresca la experiencia de los anestésico-quirúrgicos, apartándose de la intervención en el Sindicato Médico.

Hace unos días, en el semanario Búsqueda, leíamos algunas críticas suyas al cuerpo médico...

Y no me desdigo. El gremio ha sufrido cambios negativos en los últimos años a causa del empresismo médico, el desarrollo de nuevas tecnologías no calibradas en su totalidad y la pérdida de preeminencia del valor de lo académico y lo ético. También cambió el vínculo de los médicos con su Facultad. Un concepto muy neoliberal de mercado promovió la fragmentación económica y social y determinó vínculos muy cercanos al lobby entre los grupos académicos y sociedades científicas.

Un tema candente en la campaña fue la crisis del caSMU. ¿Cómo ve el futuro inmediato?

La compra de una sede secundaria en Solymar y de una mutualista en Salto fueron, sin duda, los puntos más comprometidos de la campaña y generaron muchas expectativas, lógicas por cierto. Se logró equilibrar bastante el problema financiero, hasta tal punto que la deuda es casi sólo de intereses. En la administración saliente había gente muy bien, lo mismo que la hay en la entrante. Esto nos permite ser optimistas.

¿La fragmentación electoral se reflejará en el desempeño del Ejecutivo?

Creo que la lucha electoral se dio más como una lealtad de grupos que como enfrentamiento ideológico, por lo que cabe aguardar un espíritu constructivo más que de divergencia. He hablado con casi todos mis futuros compañeros y en todo momento se repitió la palabra construir. Eso es bueno.

¿Cómo se enfrenta el proceso de fragmentación?

Creo que se debe aprovechar el tema caSMU para compatibilizar la vida gremial con la práctica social del médico, desarrollar actividades docentes y de investigación y establecer convenios de asistencia más ágiles con el Ministerio de Salud Pública, la Facultad de Medicina y la Intendencia de Montevideo. El Sindicato está en condiciones de organizar cursos de educación sindical que favorezcan la unidad.

¿Qué crítica le realizaría al Dr. Lorenzo con los resultados a la vista?

A Lorenzo le tocó bailar con la más fea y creo que lo hizo lo mejor que pudo. Los enfrenta-mientos internos hubieran sido muy difíciles de sobrellevar para una persona sin sus cualidades humanas. El mismo juicio le corresponde a la Dra. Remedio. Claro que ambos fueron elegidos con 60% de las voluntades.

Uno de los temas más complicados que enfrentará este Ejecutivo es el vencimiento del convenio. ¿Difícil, no?

Pero estamos preparados. Tenemos a nuestra disposición un instrumento invalorable como el cieSMU, especializado en temas de convenios laborales, y nos preparamos para recibir información de las sociedades científicas y organizaciones sectoriales. Nadie puede decir, responsablemente, que será un paseo por la rambla... Pero hay elementos que nos sirven como criterio general y nos permiten ser optimistas.

¿Qué asuntos le preocupan al respecto?

Creo que las mejoras salariales y laborales deben satisfacer a los médicos que más se preocupen por la producción y obtención de conocimientos.

También es imprescindible mantener el criterio estratégico del Sindicato para mejorar la vida de los colegas más postergados: médicos generales, pediatras generales e internistas. Pero, la participación en ese maravilloso proceso que se denomina Educación Médica Continua debe ser premiada como corresponde. La pregunta surge casi sola: ¿Cómo traducir esa inquietud en retribución salarial y mejora laboral? Tengo claro que el conocimiento, de una vez por todas, debe ser un factor de satisfacción laboral.

¿Qué cambiaría de los criterios actuales?

Del convenio actual no me convence que permita la aplicación del destajo como método de trabajo y retribución. Por ejemplo, no me parece justo que un profesor destacado y estudioso que realice diez operaciones (para dar una cifra hipotética) gane menos que uno joven que por resistencia física pueda efectuar treinta. En este caso, se premia más la condición física que el conocimiento. Lo mismo ocurre con el médico general, que cobra por paciente visto y no por nivel de calidad. Estos criterios deben aparecer en el próximo convenio, porque las sociedades científicas tampoco están de acuerdo con el destajo.

¿Puede explicar el concepto?

Un buen criterio de evaluación profesional se podría traducir en información aportada por las mismas instituciones. No sería malo conocer qué chance tiene un paciente de ser operado con éxito, de acuerdo con los antecedentes del equipo médico. Eso debe pagarse porque es un estímulo para la educación médica.

Creo además que el socio que paga su cuota hace veinte años o el usuario que interna a su hijo en el hospital tiene derecho a conocer probabilidades de éxito profesional. Por ahora se trata sólo de una utopía.

Usted señalaba el tema de la Educación Médica Continua. ¿Habrá algún cambio en la política de la Institución?

No, porque el papel del Sindicato ha sido hasta el momento de liderazgo positivo. Diría que lo esencial es mantener el criterio de que la Facultad es sólo el contacto primario del estudiante con la medicina. Lo sustancial viene después, con la formación continua del profesional. Por otra parte, debemos sentirnos orgullosos del trabajo que realiza la comisión encabezada por la Dra. Irma Gentile Ramos. De esta manera se impulsa el trabajo conjunto con la Federación Médica del Interior, el Ministerio de Salud Pública y la Escuela de Graduados de la Facultad de Medicina.

Un asunto muy debatido fue la limitación del ingreso a Facultad. ¿Cuál es su opinión?

Hace tiempo que no hablo con el decano Touya, pero no estoy de acuerdo con el argumento de que debe evitarse el gasto que representan 70% de estudiantes que no logran recibirse.

Creo que lo lógico es acompasar la estructura de la Facultad con la realidad. Y la realidad dice que la unesco pide una mayor universalización de la enseñanza terciaria. Lo mismo queda demostrado por la reglamentación que rige en los países desarrollados. La educación universitaria libre y democrática es defendida por ellos como un verdadero patrimonio nacional.

Los partidarios de la limitación señalan el drama de la abundancia de médicos...

Para algunos, el drama es la abundancia de profesionales universitarios. Para mí, el único drama sería la abundancia de analfabetos.

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