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por Armando Olveira

La yerba mata
un kilo o más
«Adelgazante, tonificador y afrodisiaco»

Todo belga preocupado por su autoestima puede comprar un producto que,según sus promotores, le permitiría perder en forma natural 16 kilos

Esta propuesta tan seductora apareció por primera vez el 19 de marzo en el semanario de distribución gratuita Vlan, de Bruselas. Con una tirada de 300 mil ejemplares, este popular periódico presenta cada miércoles notas de interés general y muchas ofertas tan irresistibles como la comentada. Lo dudoso del caso es que la mágica sustancia adelgazante no es otra que nuestra apreciada yerba mate.

Lo que en principio fue tomado con humor por algunos uruguayos radicados en la capital europea, luego se tornó en preocupación. El consumo de mate cocido como reductor de siluetas se ha transformado en una verdadera moda. ¡Y a qué precio! Un kilo cuesta 1.500 francos belgas (45 dólares o 405 pesos). Claro que para sus promotores la mercadería los vale.

La yerba también es ofrecida como tonificador muscular, energizante y hasta afrodisiaco.(¿Quién me vende diez kilos?)

El sorprendente aviso de media página es devorado (sin riesgo de engordar) por millones de consumidores incautos. «Adelgace al menos 16 kilos por mes», propone un atractivo titular de Vlan, en cuerpo más que llamativo y sobre un contundente diapo negro. No es necesario ser belga para sentirse asaltado por la duda. ¿Cómo?

El imaginativo redactor responde, intentando penetrar directamente en el corazón de millones de hombres y mujeres muy poco conformes con su figura: «Luego de su enorme suceso en los Estados Unidos, somos los primeros en presentar en Europa la yerba mate paraguaya. No se trata de un régimen de adelgazamiento clásico». ¿Qué?

Convencido de estar ofreciendo una sustancia tan maravillosa como infalible, el entusiasta creativo gastó buena parte del espacio en promesas, comparaciones y hasta algún consejo de amigo: «Elimine los kilos superficiales. Los regímenes conocidos, productos de adelgazamiento y otros métodos son insuficientes. Nosotros tenemos la última solución para usted. Los indígenas de América del Sur utilizan la yerba mate desde hace miles de años (sic). Éste es un producto cien por cien natural que corta el apetito de manera extraordinaria. No es un régimen alimentario. Le aconsejamos que mantenga una nutrición equilibrada y sana. Contiene todas las vitaminas y minerales necesarios. Es suficiente un poco de yerba mate para calmar el apetito, manteniendo su forma y salud». ¿Cuánto?

También presenta una especie de manual de uso «¿Cómo se utiliza? Mate cocido: Coloque un poquito en una tetera con agua caliente, deje infusionar, filtre el contenido para separar el agua del té. Cuanto más se infusione mejores serán los resultados». ¿Cuándo?

Plenamente convencido de los mágicos beneficios del exótico producto, no dudó en demostrar virtuosismo en géneros tan distintos como la botánica, la historia y la sociología.

«La yerba mate es el producto de las hojas del árbol de la yerba. Los indios guaraníes, primeros habitantes del Paraguay, descubrieron los efectos benéficos de esas hojas silvestres. Más tarde, los misioneros jesuitas que llegaron al Nuevo Mundo en el 1500 comenzaron a cultivarlas. A través de los siglos, la yerba mate, gracias a su importante contenido en vitamina c y cafeína, permitió a las siguientes generaciones trabajar mucho más y sobrevivir en las situaciones más duras.» ¿Dónde?

El aviso informa también sobre el respaldo de una dudosa institución cuyo nombre original suena a rara mezcla de inglés y francés: «A fin de tener una idea sobre la calidad específica de la yerba mate, citaremos a la Society of Hygiene Française: la yerba mate levanta la moral, refuerza el sistema muscular y aumenta la fuerza física...». Pero la mejor de sus aplicaciones prácticas fue presentada como la fantasía más sugerente: «Es también un estimulante sexual». ¿Cuánto?

Es más cara, es cierto, pero la yerba que consumen los belgas tiene una cantidad de virtudes que los uruguayos no conocíamos.

Quizá, en este caso funcione aquello de la fe o la mala fe. n

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