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por Ana Marta Martínez

Claustro Abierto de Facultad: más que un plan

La Universidad a estudio

En el Claustro Abierto se dijo que la enseñanza de la medicina se encuentra en una etapa «involutiva» y que la educación terciaria toda debe realizar cambios profundos.
«¿Es posible el cambio?», preguntaron participantes escépticos, y el Dr. Mario Wschebor contestó: «¿Cómo vamos a enfrentar la masificación? No hay otra salida, el cambio real tiene que venir».

 

Licenciatura en Ciencias de la Salud

El Claustro Abierto de la Facultad de Medicina, que se llevó a cabo el sábado 11 de octubre, comenzó con las exposiciones del Profesor Felipe Schelotto y el Dr. Pablo Castillo. Este último resumió la propuesta en torno a la cual giró la discusión. La propuesta plantea atrasar la decisión del estudiante, el cual ya no debería estar obligado a optar cuando sale de Secundaria. Ingresaría a un ciclo de licenciaturas dividido en cuatro grandes áreas: físico-matemática, ciencias de la vida, social y humanística y artística.

«Las universidades profesionalistas ofrecen carreras en las que el estudiante se mete en un tubo y no ve la luz hasta que sale. De Facultad egresa 30% de los estudiantes que entraron. Aquí se formaría un estudiante que aprenda a aprender cuando goza del máximo de capacidad creadora, la cual se desaprovecha con las opciones tipo tubo», argumentó. El currículum estaría basado en créditos, habría cursos optativos y obligatorios, y cada Facultad determinaría los mínimos. De este ciclo común de licenciaturas se podría salir hacia el área académica (maestrías y doctorados), las facultades profesiona-listas o el mercado laboral (docentes de Secundaria). Los requisitos para que esta propuesta sea viable, según el Dr. Castillo, son: creación de institutos, jerarquización de la generación de conocimientos, mejoramiento cuantitativo de la relación docente-estudiante y un consenso universitario y nacional. «La propuesta es ambiciosa, pero está acorde con el desafío planteado porque la Universidad se juega todo», concluyó.

La gran palanca es el conocimiento

El decano Pablo Touya, por su parte, alertó sobre la influencia de los cambios epidemioló-gicos, sociales, demográficos y el proceso de globalización e integración regional. «¿Cuál es hoy el desafío de todos los países? Lograr el desarrollo por conocimiento; ésta es la gran palanca», afirmó.

Volviendo a la formación médica, consideró que seis años serían suficientes «si el estudiante ingresa con las capacidades intelectuales y críticas de aprender a aprender. En un proceso de cambio es más difícil saber cuáles son las cosas que deben permanecer que las que hay que cambiar. El Plan ‘68 tiene aspectos positivos pero también el gran problema de un currículum de monedas con una concepción de dar conocimiento científico con relación a las experiencias clínicas».

Por otra parte, destacó que la orientación de salud está cambiando, ya que los servicios que antes se concentraban en el hospital hoy se están llevando donde está la gente. «Tenemos que salir de la sobreespecialización; el médico que formamos deberá tener una capacidad resolutiva de 70% a 90% y no dar más espacio que 10% a las especializaciones», agregó.

El Profesor Dr. Dante Petrucelli coincidió con lo dicho por el Decano. Sostuvo además que la Educación Médica Continua (emc) debe jugar un papel capital, pero que ésta no es tarea exclusiva de la Facultad sino interinstitucional: «Tanto la Facultad como el Ministerio deben integrar sus estructuras y servicios para vertebrar este proceso como cotidiano desde el lugar de

trabajo». También reconoció que si bien hubo muchas actividades de emc, ésta tiene defectos: «Falta coordinación y continuidad en las actividades y, lo más importante, pertinencia y una metodología activa. El objetivo es un sistema nacional de emc manejado interinstitucio-nalmente donde se establezcan créditos y recertificaciones».

Énfasis en las materias básicas

El Profesor Dr. Luis Carbajal comenzó su exposición con un diagnóstico terminal: «Nuestra enseñanza actual de la medicina está en etapa crítica, involutiva y regresiva, y las conquistas de antaño están a punto de perderse. El plan hacia la comunidad se está resquebrajando y la integración de las materias está reblandecida».

A continuación planteó una serie de hipótesis de trabajo, que partía de un estudiante de 18 años, «sin por esto convertirme en profesiona-lista», advirtió.

«Desde un continuo que abarca el pregrado, el posgrado y la educación permanente, invertiría el concepto inicial de una formación básica seguida de una clínica, para comenzar con una formación clínica y continuar con una formación básica cada vez más profunda y amplia a medida que pasan los años. El médico hoy, por su práctica, cada vez se ve más alejado de estas materias, por tanto, la formación básica tendría que tener una inserción temprana, una perma-nencia completa y una amplitud máxima cuando está por recibirse».

Respecto a la cantidad de años sugirió un esquema de tres, tres, uno. Tres años de medicina básica, tres de práctica médica y uno de internado que podría ser mixto. Parecido al actual para quien no tenga definida la especialidad y primer año del posgrado para aquellos que sí.

El Profesor Agregado Dr. Rafael Radi, desde el mismo título de su presentación «Plan de Estudio y creación de conocimiento biomédico», subrayó la importancia de la generación de conocimiento, y sostuvo que esto es lo que distingue a la Universidad de cualquier mutualista o instituto de enseñanza terciaria que realice docencia.

Por otra parte, definió la propuesta del ciclo de licenciaturas como «interesante» por su flexibilidad: «Permitirá que el estudiante vaya descubriendo su vocación en el proceso de adquisición de conocimientos y a la vez que no limitará el acceso a la enseñanza terciaria la Facultad podrá ser más exigente y por tanto preservar la calidad universitaria». Luego aseveró que para que esta propuesta sea viable es preciso «crear una estructura nueva, y si bien la Facultad debe apoyar no se debe dar lugar a que se reutilicen los recursos disponibles».

Al mencionar como ejemplo los últimos premios Nobel en ciencia, afirmó que cada vez más se necesita la interacción de las áreas básicas y clínicas y apoyó la idea de formar equipos de investigación con participación de básicos, clínicos y estudiantes.

No programar es renunciar al cambio social

El Profesor Dr. Pablo Carlevaro estuvo de acuerdo en que la propuesta tenía un carácter universitario que excede a la Facultad.

En primer término, llamó la atención sobre la situación remunerativa: «El médico, por regla general, lo que sacrifica es el hospital. Lo que lleva al deterioro del ejercicio docente no es algo controlado, sino las influencias del mercado, para quienes lo deifican», polemizó.

En cuanto a la propuesta, expresó que si bien está influenciada por el «modelo del College de los Estados Unidos considero que es interesante, pero el marco no es éste». A continuación dijo: «Estamos en el umbral de un cambio político. Me animo a decir que los partidos tradicionales están a punto de perder la titularidad de la conducción política y de gobierno. Tenemos que ser protagonistas de este cambio. No pensar es renunciar. No sirve –continuó con apasionada oratoria– el cambio político si no hay cambio social. Sólo así podremos tener transformaciones en todas las áreas, fundamentalmente en las de atención de salud y formación de los profesionales. Tenemos que pensar en las responsabilidades futuras; no hacer y no programar implica que podrá haber cambio político pero no habrá cambio social».

El Profesor Dr. Fernando Rama, tanto por el tono como por el contenido de su exposición, enfrió el clima del auditorio: «Hace cuatro años que se estudia esta propuesta de cambio, aún no tenemos consenso, y se profundizan múltiples obstáculos. Hoy es decisivo preguntarse si la Universidad se transformará realmente o si continuará cambiando por parches».

Recordó que hace treinta años que la Universidad funciona con los mismos ejes. «El país necesita otra Universidad y la demanda de educación terciara tendrá que resolverla para seguir existiendo porque tiene que prepararse para formar 150 mil jóvenes en un plazo relativamente breve», afirmó.

«La Facultad no puede seguir siendo un muro de incomprensión. Tenemos que construir un área de la salud», reflexionó.

La Mesa de la mañana fue cerrada por la Profesora Agregada Dra. Alba Larre Borges, quien manifestó su escepticismo, dado que el concepto de «aprender a aprender» era la base del Plan ‘68. «Tenemos que pensar en qué estamos fallando en la formación porque los estudiantes, en general, cuando llegan a las clínicas son poco críticos, poco universitarios», dijo. También se preguntó si el título de licenciado tendrá una inserción laboral efectiva. No obstante consideró que la Facultad no debe esperar cambios globales: «Podemos impulsar el cambio. El nuevo plan de estudios tiene que ser más flexible y presentar alternativas reales».

Café y segundo tiempo

Luego de un intermedio de dos horas, donde continuó la discusión en talleres, tuvo lugar una segunda Mesa Redonda cuyo objetivo fue discutir estrategias de trabajo.

Los panelistas fueron el Dr. Mario Wschebor, el Dr. Roberto Markarián, el Dr. Carlos Ketzoian, el Dr. Miguel Fernández Galeano (imm), el Dr. Juan Carlos Macedo (smu), un representante del Ministerio de Salud Pública y un representante de Femi. Carmen Tornaría, quien asistiría en representación del Consejo de Educación Secundaria, se excusó a último momento.

Del conjunto de intervenciones, unas se orientaron hacia un debate general sobre temas de la salud y el papel de los médicos y otras se adentraron más en lo relativo a la Universidad.

En el grupo de las primeras estuvo la intervención del Dr. Fernández Galeano, quien consideró «imposible» concebir un cambio en el plan de estudios si no se tiene claro el cambio en el modelo de salud: «Esto tiene que partir de una distribución distinta del gasto social en salud. Hoy el fnr gasta 70% del total. En Brasil se gasta 14% y en Estados Unidos entre 8% y 9% del pbi. Aquí las cifras oscilan entre 7% y 10%. Sin embargo, la atención no mejora. Es fundamental que la Universidad toda haga esta discusión en conjunto con los servicios de salud y de cara a la población».

El Dr. Juan Carlos Macedo, presidente del Sindicato Médico, subrayó su coincidencia con Fernández Galeano y el representante de Femi en que hay que desarrollar el primer nivel de asistencia y «hacer y después ir definiendo».

Confiar en la fuerza y razón de las propuestas

De las intervenciones centradas en el debate universitario propiamente dichas, las más jugosas fueron las de Wschebor y Markarián.

El primero sostuvo que discutir si el problema de la Universidad era la calidad o la estructura era «un falso dilema»: «Hemos llegado a una situación de esclerosis de la enseñanza pública y esto se ha vuelto una traba. Tenemos que atacar los problemas».

Markarián a continuación dijo: «Hay que tomar medidas para la destrucción del sistema feudal de la actividad universitaria» y procedió a leer parte del documento que vertebra el debate universitario, del cual él y Wschebor son firmantes, que ha sido denominado «Documento de ADUR».

El Dr. Ketzoian afirmó que tenía una visión pesimista de la crisis múltiple que existe y enunció una serie de preguntas: «¿Dentro de qué paradigmas queremos ubicar esta reforma? ¿A partir del demos universitario o de los grupos de opinión? ¿Para la masa de jóvenes o para poner piedras en el camino? ¿Siguiendo las leyes del mercado o independientemente de ellas, reservando a la Universidad un papel cuestionador?».

Al culminar las intervenciones, las preguntas del auditorio se dirigieron fundamentalmente a Wschebor. Consultado en cuanto a su opinión sobre la propuesta de Centro Médico, respondió: «Con la estructura actual, ninguna de las promesas de flexibilidad se va a cumplir».

Explicó que toda la estructura se opone a las formaciones por áreas: «Prueba de ello es que en 12 años se ha creado sólo una carrera interfacultades. Las formaciones horizontales con base en créditos dominan en el mundo, pero para hacer este tránsito necesitamos áreas comunes. En ninguna parte del mundo un estudiante debe optar en sexto de Secundaria y menos aún por carreras profesionales, que salvo algunos agregados son las mismas que treinta o sesenta años atrás. Las formaciones que nosotros no damos se ofrecen en el sector privado con la lógica del que vende y no de quien brinda un servicio. En el medio uruguayo existe feudalismo. El ipa es la carrera terciaria más nutrida. Sólo 5% de los docentes de Secundaria que se jubilan en matemática por año hacen que no dé abasto la cantidad de egresados del ipa. Por ende sólo 15% de los profesores de matemática tienen título. Mientras tanto en Ciencias están los mejores académicos, que podrían estar formando este recurso del cual se carece y no se hace. Esto es un disparate nacional».

A partir de otra pregunta sobre si el cambio es posible, recalcó que lo es: «Las universidades son conservadoras y desarrollan un sistema muy corporativo dentro de ellas. Si pensamos cómo cambió la Universidad francesa, que desde el siglo xiv o xvi era una institución científica, o la Universidad española, que ya era conservadora antes del franquismo, veremos que ambas procesaron transformaciones vertiginosas que las cambiaron de cuajo. Hoy el Sr. Rector ha propuesto un cambio que nosotros juzgamos pequeño. No obstante, hay sectores que se oponen a todo cambio. Tenemos que confiar en la fuerza y la razón que tengamos los que hacemos propuestas. El cambio en la Universidad es un problema nacional. ¿Cómo vamos a enfrentar la masificación? No hay otra salida, el cambio real tiene que venir».

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