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Entrevista con el Dr. Eduardo Touya

«Comité de Obstáculos»: Hablar y no hacer

Centro Médico:
¿Se despierta el gigante?

Han pasado varios meses desde la crisis relacionada con el Proyecto Centro Médico para el Hospital de Clínicas. La tormenta se desató con niveles de polémica y hostilidad poco frecuentes. Más tarde: elección de nuevo Decano en la Facultad de Medicina, de nuevo Rector en la Universidad de la República, instalación de una novel comisión encargada del Proyecto. A pesar de los cambios del mapa, los acontecimientos aún merecen una reflexión que realmente puede generar un intercambio en los ámbitos que correspondan.

por Fernando Beramendi

Las razones de esta entrevista son obvias.
El Dr. Eduardo Touya fue el principal impulsor del Proyecto Centro Médico y su alejamiento del mismo y del Decanato de la Facultad de Medicina lo hacen un protagonista insoslayable en estas páginas.

Noticias entiende que la posibilidad de polémica constructiva puede instaurarse desde estas páginas.

El Proyecto Centro Médico sirve de punto de encuentro de varias encrucijadas: cuáles deben ser los mecanismos de transformación real de la Universidad, qué papel le toca desempeñar al Hospital de Clínicas en sus funciones de asistencia, docencia e investigación, cómo se vencen las resistencias al cambio instaladas en la Universidad, cómo armonizar las urgencias a nivel de atención de salud del Hospital con sus cambios en el largo plazo, cómo se debe entender la actividad privada en las acciones de salud y su posible incidencia en la crisis del Proyecto. Múltiples preguntas que, a pesar de los cambios suscitados, siguen vigentes. Por favor, historiemos los orígenes del Proyecto hasta la crisis de setiembre. ¿Cuál es su visión de los hechos que provocaron su alejamiento del Proyecto Centro Médico?

El Proyecto Centro Médico es el resultado de un trabajo de la Facultad de Medicina, de cuatro años, que contó con la participación de toda la institución: docentes, graduados, estudiantes, funcionarios. Con ellos se construyó el planteo de refundar el hospital universitario y su inserción en la red sanitaria nacional. Se trabajó en una revisión profunda de la formación de los recursos para la salud, en particular en una línea de reflexión educacional que realizó la Facultad de Medicina en forma paralela con el Proyecto. Se integran a este muchas de las ideas que se fueron construyendo en el año 1997.

¿Cómo se configuró el Proyecto?

El Proyecto es el único planteo basado en las mejores capacidades que dispuso la institución, abriéndose a toda la Universidad. Participaron todas las escuelas pertenecientes a la Facultad de Medicina y la propia Escuela Universitaria de Enfermería, hasta el momento de su transformación en el Instituto Nacional de Enfermería, como también las facultades de Odontología y de Química. En el transcurso de la discusión se logró recabar opiniones de otros integrantes de la Universidad de la República, como también un trabajo con el MSP y el apoyo e intervención de consultores de la OPS. Además participaron personalidades de nivel internacional, invitadas por la Facultad de Medicina, que dialogaron con el equipo técnico que se constituyó como base del Proyecto. En diciembre de 1996, el Poder Ejecutivo, junto con el Consejo de Ministros, resolvió priorizar entre los planes nacionales este Proyecto. Así fue presentado al BID para su financiación. Es la segunda vez que oficialmente el Gobierno contacta con el BID; la primera vez fue en agosto de 1994. El BID aceptó trabajar en el proceso que tiene reglamentado para la etapa final de aprobación del préstamo, y en un inicio no sólo estuvo de acuerdo con la solicitud del Gobierno sino que se avanzó hasta las etapas de aprobación del mismo, quedando comprometida la posibilidad de la financiación de 50 millones de dólares, que están disponibles en la medida de que los trámites se culminen por partes de fondos del BID y el Gobierno, que asumió la responsabilidad por 20 millones de dólares.

El aporte más serio en los últimos años

El trabajo realizado por la Universidad de la República, la Facultad de Medicina y todos los servicios realmente sirvió, y así se valora en los distintos ámbitos. Ha sido el aporte más serio que ha existido en los últimos años en el área de la salud del país. El Centro Médico abarca la refundación del hospital universitario con criterios que en la actualidad se manejan en todo el mundo y eso quedó claro cuando se llevó a cabo la evaluación interna con la participación de cuatro figuras de primer nivel de Francia, Canadá, México y Brasil.

¿Cuáles son sus fundamentos principales?

El principal es terminar con la cultura de hospital pobre para pobres. Hoy nadie acepta en el mundo que las instituciones respondan a la segmentación social en particular en el área de la salud. Desde el inicio quedó claro que el Hospital tenía nombre y apellido porque es universitario -ese fue uno de los aspectos que se quiso poner en duda- y se trabajó con esa visión, y además que debía tomar como centro el respeto a la persona humana y redefinir claramente los valores, los puntos de referencia, en una sociedad que no se encuentra en los mejores niveles de solidaridad, con rasgos de individualismo y predominio del sentido de inmediatez que se enmarca en esa sociedad de consumo. Por tanto, es una apuesta ética. Se trata de recuperar en el área de la salud el respeto absoluto a la persona humana y de reubicarnos todos en el concepto de que somos cuidadores de la vida y que nuestra función es promover la salud, prevenir la enfermedad o recuperar la salud. Brindar nuestras capacidades a la persona para que, dueña de sí, pueda alcanzar los mejores niveles de calidad de vida. El Proyecto define que debe ser de excelencia en la prestación de funciones, de mantenimiento, prevención y recuperación de salud, con la mayor calidad y disponiendo de todo el conocimiento científico y de los adelantos tecnológicos con que hoy cuenta la medicina. En segundo lugar, se refiere a la relevancia social, ya que es un hospital universitario cuya finalidad prioritaria, además de prestar asistencia al mejor nivel, es la formación de los recursos humanos para la salud; un hospital con capacidad de formación de la juventud y de generar el conocimiento que los elementos de relevancia social adquieren y los aspectos éticos de respeto por la persona humana mantienen en el nivel de los contenidos específicos del conocimiento como para cumplir esas acciones.

Respuestas para el presente

Por otro lado, mirando el Hospital como la institución que da las prestaciones de salud. Debe ser un hospital que responda a los planteos actuales de una gran macrocefalia en su área de diagnóstico y tratamiento y de todas sus acciones a nivel de la consulta externa, la incorporación del hospital de día, de la cirugía ambulatoria, y una internación que respete los tiempos de las personas, llevando a cumplir las prestaciones de asistencia cuando sea imprescindible que el paciente deba estar internado y en los tiempos menores dado que el conocimiento científico y los avances tecnológicos así lo posibilitan. Nos referíamos antes a que el avance del conocimiento científico, la disponibilidad de adelantos tecnológicos y los criterios de la medicina en las acciones de salud han ganado tiempo en lograr resultados a nivel de diagnóstico y tratamiento. Entonces, una meta clara debía ser que la internación se corresponda con la necesidad real del acto asistencial, y esto lleva de acuerdo con el conocimiento actual a que nunca puede superar un promedio de seis días. No estamos pensando en hospitales que funcionan en países desarrollados, sino que al mirar a nuestro país nuestra meta se cumple en muchas instituciones de los sectores público y privado, de manera que los actores son los mismos y las condicionantes macrosociales y económicas del país también. Cuando mucho se ha polemizado en torno a que la disminución de camas es un criterio restrictivo del hospital, la respuesta es muy simple: se tenía como máximo seiscientas camas y un promedio de estadía de 18 a 22 días, si a esas seiscientas camas se las pasa a un promedio de estadía de seis días se multiplica por tres la unidad cama, por tanto se estaría hablando de un hospital de 1.800 camas, como lo era en sus mejores tiempos. El Hospital se construyó en la época de la macroinstitución y nunca llegó a habilitar su posibilidad física a mil camas. De los conocimientos técnicos que se manejaron sobre cuál sería la población a atender hoy, nadie puede imaginarse instituciones con 1.800 camas. Cuando se dice que el Hospital quedaría con un área de internación de 350, si multiplico por tres esas camas estoy hablando de un hospital similar al que fue en otra época en sus resultados el Americano. Creo, por tanto, que este fue uno de los tantos argumentos mal planteados que no responden a ningún análisis previo. La visión actual sobre las acciones de salud muestra que el vector justamente está puesto del hospital hacia afuera. El criterio es llevar los servicios donde está la gente, integrarlos a las áreas donde la gente se desenvuelve, a su núcleo familiar, su desempeño laboral, sus tareas, y esto también está introducido con fuerza en el Proyecto Centro Médico. Aquí aparece potentemente el segundo capítulo del Proyecto, el de la integración del Hospital con el área metropolitana, porque es el área inmediata de mayor incidencia en servicios que están en la periferia (centros de salud, policlínicas). De manera de ofrecerle a la gente un servicio integral de atención, que esta sepa que en una situación de salud para la cual no es imprescindible la internación y el gran recurso de la institución hospital, su atención natural es el relacionamiento con el médico de familia en la policlínica, el centro de salud, y que cuando el problema de salud es mayor el punto de referencia es el hospital. Esta idea de articular el Hospital con servicios periféricos para ofrecer a la población un sistema integral en las acciones de salud es uno de los elementos trascendentes del Proyecto. También, porque la Facultad ha sabido ir reconociendo que la formación de la gente se debe hacer, no como hasta el día de hoy centrada en ese Hospital, sino en el ámbito de la comunidad, y que a nivel del pregrado también debe estar centrada allí. Por otro lado, el país tiene que optimizar recursos en el área de la salud porque la inversión que hace la sociedad en esta área es muy alta. El Proyecto involucra no sólo la integración horizontal del Hospital con el área del sector metropolitano y su articulación con los otros servicios públicos y privados de la mismas, sino que también sea un centro de referencia para el interior, buscando coordinar acciones para aquellos que son de más alta especialización de los recursos humanos y que obligan a una mayor incorporación de equipamientos e infraestructura por su complejidad. Esos servicios de alta especialización deben coordinar con los sectores público y privado para evitar la repetición tan frecuente y los tiempos ociosos. Esto también se trabajó con el MSP e instituciones del sector privado.

Quebrar la cultura del hospital pobre para pobres

Cuando hablamos de quebrar la cultura del hospital pobre para pobres queremos decir que debe ser una institución que responda independientemente de la realidad económica y social de la persona. Un hospital abierto a la comunidad. Porque si el hospital será creador de conocimiento, un actor trascendente en la incorporación crítica de nuevos conocimientos y avances tecnológicos, esa disponibilidad indudablemente debe estar abierta a todos los ciudadanos. Entendemos que compartimos fielmente lo que está expresado como pensamiento de nuestra sociedad en la Constitución, que el Estado tiene la obligación de asegurar la salud al sector de la población con limitaciones sociales y económicas. Creemos en esa visión de hospital de excelencia con relevancia social en el sentido de que actúa en el espacio de formación de recursos humanos para la salud. El Hospital debe mantener el compromiso a nombre del Estado con la población de cuya salud es responsable el Estado. Pero en este sentido además debe estar abierto a cualquier ciudadano del país, porque en la línea de optimizar recursos hemos dicho que deberá articular y coordinar con instituciones del sector privado de la salud que por convenio dan prestaciones a personas cubiertas por Disse. Como también creemos que es una obligación ética de garantía de calidad que los funcionarios que estamos cubiertos en el área de la salud por la Universidad de la República, en vez de continuar con el sistema actual donde las instituciones se hacen cargo de nuestras afiliaciones, en esta nueva situación debemos ser otro usuario más de la institución. En la línea de pensamiento de la garantía de calidad esto nos llevará a que nuestras acciones no se debiliten. Así, no sólo cumplimos nuestra obligación de función pública, sino también el ser partícipes de la calidad de las prestaciones con nuestros familiares.

¿Qué pasa con el presupuesto del Proyecto?

Nos imaginamos que el Hospital tendrá usuarios de todas partes del país, de acuerdo con la idea de quebrar la cultura de hospital pobre para pobres, y esto implica por lógica cómo se va a financiar. Entendemos que el Hospital primero va a tener una incorporación universitaria, que en el presupuesto de la Universidad sólo deben aparecer los costos de educación superior que realmente respondan a las funciones de enseñanza e investigación. Los costos de la función asistencial no deben de ninguna manera seguir figurando en el espacio del presupuesto universitario, porque esta ha sido una de las dificultades hacia fuera y hacia adentro de la Universidad. Esa línea de no reconocimiento del valor del hospital universitario muchas veces conlleva la visión equivocada de que este es un peso para la Universidad. Esto no es original del Proyecto, ya lo proponía el decano Carlevaro y fueron planteos oficiales de la Universidad de la República en el periodo 1985-1989 ante el Parlamento. Los costos de la función asistencial deben responder por un lado a las prestaciones que demos a la población como responsabilidad del Estado que asumiríamos nosotros ante ASSE, y es muy importante que esta parte presupuestal se atenga a prestaciones que nosotros cumplamos. Hoy el Hospital no tiene capacidad de mostrar costos asistenciales a nivel de sus acciones. El Hospital hace 114 mil consultas externas y en otra época llegó a 250 mil, y hay una reducción significativa del presupuesto, que siempre fue menor que las posibilidades de las acciones del Hospital. Pero ¿cómo valoramos esto cuando hacemos la mitad de las consultas?, ¿dónde están los problemas reales? La idea de que una parte del presupuesto corresponda a las prestaciones que demos en nombre del Estado a la población cubierta por ASSE es muy importante. Asimismo, otros aspectos relacionados con el presupuesto son, en el concepto de hospital abierto a la comunidad, los acuerdos que se hagan con otras instituciones asistenciales, que incluso pueden ser pacientes que tengan servicio propio (como Sanidad Militar o Policial), o coberturas que existen para funcionarios de la Universidad, de la IMM o Entes autónomos, y los convenios que se realizan con instituciones de asistencia médica colectivizada, o prestaciones directas a personas que individualmente se hagan responsables de sus acciones de salud. La tercera incorporación esencial al presupuesto será el desarrollo de la investigación científica, al igual que hoy es la cooperación técnica o de fondos concursables por proyectos de investigación, en un hospital que vuelva a trabajar con la mayor capacidad. Este aspecto también debe incorporarse firmemente al área de la investigación clínica, de la creación del conocimiento.

¿Qué mentalidad se requiere para lograr esos objetivos?

Ese es el otro factor importante. El gran talón de Aquiles del Proyecto es cambiar la actitud, la mentalidad, de los funcionarios de la Universidad (docentes y no docentes). Debe haber un enorme trabajo de reconversión de personal, de capacitación, y una gran apuesta en el espacio docente a la nueva generación que se forme en un hospital que debe trabajar con jornadas completas, con el régimen de dedicación total. El Hospital podría convertirse en el inicio del quiebre del multiempleo, donde los salarios se correspondan con la función y la función se cumpla plenamente en las horas laborables del día entero, porque una de las patologías peores del sector salud es el círculo vicioso de una incorrecta distribución salarial, que genera el multiempleo, y el paciente queda atrapado en una pésima atención, en una mala organización de nuestras capacidades asistenciales.

Hacia la excelencia a nivel asistencial

Una de las líneas fuertes del Proyecto se orienta a lograr la excelencia en las áreas asistencial, docente y de investigación. Se intenta la recuperación de los niveles destacados que hemos sabido tener y que todavía conservamos en la clínica. Está presupuestada una cantidad importante de becas para maestrías y doctorados. Se trata de becas para que los jóvenes se formen al mejor nivel de los servicios del exterior y sean quienes operen la transformación final y el funcionamiento real del Hospital, desde el momento en que se logre iniciar el programa en la etapa de ejecución (no menos de cinco años). Entre los pilares básicos del Proyecto está el que sea un hospital con personal docente como no docente cuyo único lugar de trabajo es ese, con salarios que lo permitan y, a nivel docente, con una progresión en el tiempo de la alta dedicación hasta la jornada completa, e introducción en porcentajes hasta que sean mayoritarios los sistemas de dedicación total. Otro de los grandes puntos, que en general ocupa el centro del escenario, es el edificio. El país ha avanzado mucho, cualquiera sabe reconocer la capacidad de reciclaje que ha aparecido y cómo empezamos a tener capacidad de valorar los edificios sin demolerlos cuando están viejos. El Hospital tiene un edificio que se inicia en 1930, junto con el Estadio Centenario, porque venía el Campeonato del Mundo. El Estadio se hizo en nueve meses y el Hospital se finalizó casi veinte años después. Sigue siendo el mayor edificio del país. Tiene 98 mil metros cuadrados, pero un edificio de 68 años no es para no conservar y tendrá vida aún por mucho tiempo. La infraestructura ha sufrido mucho a causa de recursos insuficientes y de la falta de una política firme en su mantenimiento. Se inaugura en el año 1953, en 1952 empieza el Banco de Sangre, pero en 1953 comienzan las primeras acciones de prestaciones de salud a nivel de emergencia, internación y policlínica.

El Hospital es una institución joven

Una institución de 45 años es joven. Y si hay algo que la Facultad de Medicina supo hacer fue un diagnóstico objetivo, sin el menor prejuicio, marcando tanto los factores externos que han incidido en la caída del nivel del Hospital como los internos. Por consiguiente, el edificio dentro del planteo fuerte (que implica una visión sumamente inteligente) de bajar el número de camas del Hospital, reestructurar los servicios, llegar a tres clínicas médicas iguales, una en cada piso, y tres clínicas quirúrgicas, el área médica y las especialidades dispersas. Hay una aspiración muy pujante de grandes departamentos de medicina y especialidades de diagnóstico y de patología. La propuesta de utilización del área física es ubicarla en la parte inferior de la gran torre y centrar allí el cien por cien de la asistencia, respetando absolutamente la persona, sus valores, y no usándola como un maniquí, como un muñeco para tomar enseñanza. El espacio físico del Hospital está planteado que se concentre en la mitad inferior del edificio, posibilitando los desplazamientos externos y la circulación. La mitad superior del edificio es para las áreas de docencia e investigación, para darle el lugar correcto a la Escuela de Tecnología Médica, la Escuela de Nutrición, e incorporar la Escuela de Parteras, que tiene una situación muy precaria en el Hospital Pereira Rossell, y la Escuela de Graduados. En el Proyecto siempre se trabajó previendo el área necesaria para el Instituto Nacional de Enfermería, que permanece en el actual edificio del Hospital de Clínicas. El grupo de arquitectos e ingenieros cree que quedarán tres pisos disponibles para un mejor empleo. En conversaciones con el Decano de la Facultad de Psicología le planteábamos que pensaran si el Área de Psicología hacia la Salud de la Facultad podía insertarse en esos espacios. Como se puede apreciar, hemos aplicado el criterio de zonificación hacia un empleo realmente eficiente de lo que tenemos hoy. Para dar una idea de la dimensión del Hospital, que a veces se pierde, esos 98 mil metros cuadrados equivalen a toda la edificación de la ciudad de Pando. El edificio con su nueva distribución puede permitir la concentración. En este momento por ejemplo se circula por todas las áreas asistenciales para llegar a una clase-pizarrón. Con la nueva distribución se estarían separando las instalaciones según las funciones. Quienes se moverán, entonces, serán los docentes y los estudiantes, no los pacientes, los cuales hoy están como en exposición. Al paciente se le deben dar las mejores condiciones para recuperar su salud. Las funciones de enseñanza e investigación deben quedar absolutamente separadas del área de prestaciones asistenciales. Se incorpora la misión de enseñanza e investigación al área asistencial con el concepto ético de que en la medida que hacemos una acción para recuperar o mantener la salud podemos estar enseñando pero no tomando como objeto de enseñanza al paciente.

Explique cómo se compatibilizaría la función de asistencia con la docencia y la investigación.

Hemos dicho cuáles creemos que deben ser las entradas presupuestales, pero el Hospital tiene que hacer un cambio absoluto de gestión. El Hospital tiene una lógica completamente distinta a la del resto de la Universidad. La lógica académica está fundamentada en la enseñanza y la investigación. El Hospital es una institución que tiene que trabajar 365 días, las 24 horas, y con capacidad de respuesta a situaciones muy críticas. Aquí nos damos cuenta que la lógica es otra, porque en ese espacio asistencial se integra la función de enseñanza e investigación y debe tener una autonomía de gestión absoluta para cumplir las acciones eficientemente y en tiempos breves. No es exagerado afirmar que la respuesta debe ser en minutos. Cualquier paciente -dicho esto en un sentido técnico absoluto- que tenga el accidente más grave, llega al hospital y si no tiene una lesión cerebral no se puede morir, sea cual sea la situación.

Autonomía de gestión

Los conocimientos sobre organización de un servicio de emergencia, capacitación de personal y disponibilidad de elementos posibilitan que, por más gravedad que exista, a nadie, si llega con vida y no tiene lesión cerebral, no pueda recuperársele. Esto es así y marca la idea clara de que la institución debe responder ante situaciones críticas donde está en juego la vida en plazos muy cortos. Para eso, lo básico es la autonomía de gestión. Otra de las situaciones que repercute en el Hospital es que el tique de las IAMC ha pasado de ser moderador a recaudador. Sucede que personas que están cubiertas por Disse u otras formas de afiliación a esas instituciones, cuando no pueden encarar el costo del tique utilizan el sector público. El sector privado tiene alrededor de un millón y medio de personas afiliadas, de manera que prácticamente la mitad de la población está en ese sistema. O sea, que 7,5% del PBI está en este millón y medio de personas. Si yo pongo 7,5% en la mitad de la población es como poner 15% en el total. Este porcentaje es el de EEUU, aunque por supuesto nuestro PBI no es igual al de Inglaterra o EEUU, pero estamos hablando de un gasto de salud del orden de 560 dólares per capita, y no es poco. Si miramos los dos sectores no nos cabe dudas que el sector público (y por eso hemos trabajado y estamos trabajando en este Proyecto tan intensamente) debe transformarse para dar la mejor calidad con el mayor respeto en todas las acciones de la salud. Pero tampoco de que en el sector privado hay que hacer una optimización muy grande de recursos, por lo que se ha ido conceptualizando que la medicina de los mármoles, de la presentación de la gran casa, del palacete de otra época, no es acciones de salud. Junto con eso todos sabemos que en Uruguay hay una extrema pobreza, del orden de 300 mil personas. La marginalidad, la segmentación y la segregación urbana están presentes en nuestra sociedad. Estamos poniendo recursos en venta de atención de salud y no asignamos recursos significativos a acciones de salud. Sin embargo ese número de personas es pequeño, pero es un problema real que hay que afrontar. Nos hemos acostumbrado a creer que somos un país pobre, y mi idea es que somos un país indolente y rico. Hoy en el mundo es muy difícil pensar en tres millones de personas que dispongan de 187 mil km2. Tres millones de personas son un barrio de la ciudad de San Pablo, o un barrio pequeño de la ciudad de México. La población de la ciudad de Curitiba con un edil estaría solucionando todo y nosotros nos olvidamos que Israel y muchos países de Europa no son más grandes que Tacuarembó.

La ética y un Comité de Obstáculos

Creo que la propuesta del Proyecto tiene contenidos éticos muy profundos de cambios de culturas equivocadas que nos han costado mucho, como el concepto de hospital de caridad que se prolonga en el de hospital pobre para pobres. También coloca al hospital universitario como hospital testigo en todo este desvío real que se ha experimentado en los cambios en salud que han generado la búsqueda de objetivos económicos y no de verdaderas prestaciones de salud.

Ha sido muy clara su exposición sobre el Proyecto. Ahora bien, ¿cuáles han sido las razones de la crisis de setiembre que motivó su alejamiento?

En setiembre de 1997 dejo el trabajo que se había iniciado en junio de 1993 y que había sido definido en diciembre de ese año junto al grupo técnico. Las razones están en la acción dirigida por el Comité de Obstáculos.

¿Comité de Obstáculos?

Sí, hay varios capítulos de este Comité de Obstáculos. El primero es el integrado por funcionarios docentes y no docentes a los que les sirve que el Hospital siga en las condiciones en que está. Ellos han perdido la capacidad de reconvertir sus conocimientos. Cuando se imaginan que la institución se encamina hacia un trabajo serio y responsable comienzan a ejercer su resistencia. Yo diría que en el sector público, como en el privado, hay un tercio de personas que no hace nada. Me refiero a ellos y no desprecio a los otros ni los desconozco. Porque hay otro tercio de personas que hace lo que está previsto y no más y hay un valiosísimo tercer tercio que trabaja más allá de sus obligaciones y que en el Hospital de Clínicas es el que mantiene encendidas las luces. El segundo capítulo del Comité de Obstáculos está integrado por quienes en la Universidad, conformando una mediocridad real, defienden su statu quo y se resisten a la transformación de fondo en su conjunto.

«Podrían venir a limpiar los corredores»

Otro capítulo del Comité de Obstáculos es el que ha perdido fuertemente la óptica de la intención académica y ha quedado atrapado en una lógica de poder. Estos dos grupos, los mediocres y los de la lógica del poder, generaron escenarios falsos y promovieron la centralización del Proyecto en la Universidad. El resultado ha sido que han pasado ocho meses desde que el cronograma del Proyecto fue obstaculizado y no ha tenido avances concretos. Pero a ninguno de los integrantes de esa interna universitaria lo hemos visto responsabilizarse del día a día del Hospital. No han dado su más mínimo esfuerzo intelectual ni físico para mejorar la atención a los usuarios del Hospital. Podrían ir a limpiar los corredores si no tienen otra cosa que aportar.

¿Usted reconoce más integrantes de ese Comité de Obstáculos?

Claro, otros integrantes son los grupos privados que actúan en el área de la salud con fines de lucro. Estos muestran menos la cara, pero seguramente actúan con mucho más poder. Mi gran pregunta es: ¿cuánto de similitud tiene lo sucedido con el Hospital de Clínicas de setiembre a febrero, con lo que hemos conocido del Hospital Pereira Rossell? Y hay un último integrante del Comité de Obstáculos. Es el grupo de nuestra sociedad con su expresión a nivel político que se opone a la obligación del Estado de democratizar el conocimiento y ser actor principal en la conducción de la salud de la población. Creo que estos integrantes del Comité de Obstáculos, probablemente de manera no objetivable, aunaron sus esfuerzos para determinar el núcleo de las situaciones vividas.

¿Cuáles son sus conclusiones?

La gran responsabilidad debe ser con el paciente de hoy y de mañana, con la juventud y nuestros profesionales. Yo sigo pensando como dije en la renuncia: Hay dos culturas, la del hacer y la del hablar. No me cabe duda que la del hablar puede tener éxito en el corto plazo pero ninguno en el largo plazo, ni en la reflexión cierta de los valores profundos de nuestra sociedad.

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