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Entrevista con el Dr. Hugo Villar

«El Proyecto Centro Médico es de orientación neoliberal»

El Dr. Hugo Villar fue durante veinte años director del Hospital de Clínicas, hasta su renuncia en 1991. Especialista en Administración Hospitalaria, es una personalidad de relieve internacional en la materia. Esta entrevista tuvo lugar al día siguiente de su regreso de la Universidad de Cochabamba, Bolivia, donde le fue otorgado el título de Profesor Honorífico. Allí imparte seminarios como consultor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

por Fernando Beramendi

Villar ha sido también una relevante figura política, integrando la primera fórmula electoral del Frente Amplio como candidato a Intendente de Montevideo (1971).

Vamos a hablar de algo que usted conoce bastante. ¿Qué pasa con el Hospital de Clínicas?

El Hospital de Clínicas es un tema de interés nacional. No puede ser exclusivo de la Facultad de Medicina y ni siquiera de la Universidad de la República porque es un organismo que interesa a toda la población. Sigue siendo el centro de asistencia más importante del país. Es un organismo público que tiene registradas más de 700 mil historias clínicas. Por ese hospital ha pasado un porcentaje muy importante de los uruguayos.

Este es un tema en el cual deberíamos poder opinar, por supuesto, los órdenes universitarios. En primer lugar, porque la Universidad es la responsable de la Administración, pero es de interés político, no en el sentido partidario sino de la política de Estado. Importa mucho en la definición de políticas de salud, y por lo tanto las organizaciones políticas y sociales tienen que opinar.

Nosotros tratamos de generar un debate público que lamentablemente nunca se pudo concretar con la participación de todos los sectores. Se realizaron debates parciales, en los que no hubo un auténtico intercambio desde varios puntos de vista.

¿Qué opina del Proyecto Centro Médico?

Antes de contestar esa pregunta déjeme decirle que el Hospital de Clínicas tiene que seguir cumpliendo un papel muy importante en el sector salud de nuestro país.

Debe seguir siendo un organismo público, porque hubo intentos de privatizarlo. Entiendo también que debe seguir siendo un hospital universitario, por las mismas razones por las cuales en la década de los cincuenta todos los órdenes defendieron que la institución estuviera a cargo de la Universidad, para cumplir las tres grandes funciones para las que fue concebido y que ahora también se olvidan.

Una es la de atención de la salud de la población. En ese sentido debe seguir siendo un hospital de referencia. Así fue en la práctica, sin que nunca hubiera un resolución expresa al respecto.

De referencia nacional, organismo de base de lo que sería el sector salud en el más alto sentido de la palabra.


Claro que este papel en otro momento lo desarrolló con mayor amplitud que en el actual. ¿Usted sabe que 50% de los 700 mil que están inscriptos son del interior del país? Eso demuestra que era un organismo de referencia nacional para muchos organismos privados. Fundamentalmente cuando el Hospital tenía tecnología de avanzada.

Habría que hacer una larga enumeración de todas las técnicas que el Hospital puso en funcionamiento en nuestro país por primera vez: radiología del corazón, cirugía cardiaca, diálisis renal, el Centro de Tratamiento Intensivo, el concepto de asistencia progresiva, la creación de los primeros departamentos que hubo a nivel nacional.

Habría que enumerar laboratorios, enfermería, dietética, servicio social, fisiatría, hemoterapia. Ahora parece algo natural, pero todos estos departamentos se crearon por primera vez en el Hospital de Clínicas. Desde ese punto de vista fue un centro de referencia.

Estamos hablando de un proceso de años.

Sí, el Hospital se fundó en el ‘53, y a partir de ese momento fue incorporando tecnología de avanzada prácticamente hasta hace pocos años. Ahora existe un cambio en ese sentido porque hay organismos privados que cuentan con tecnología más reciente que el Hospital de Clínicas, pero esto se debe al deterioro económico al que ha sido condenado sistemáticamente.

El Hospital ha sido también centro de referencia nacional en Administración hospitalaria. Esto hay que remarcarlo. Todas las técnicas modernas en esta materia nacieron en el Hospital y fueron después incorporadas en otras experiencias. Por ejemplo, el CASMU.

Nadie hablaba en Uruguay de la especialidad, hasta que en el año ‘50, cuando la Facultad recibió el Hospital de Clínicas, el Consejo tomó una resolución trascendente. Dijo que no había nadie en el país que estuviera en condiciones de dirigir el Hospital, y a partir de entonces se empezó a estimular que la gente saliera al exterior a hacer cursos y a especializarse en esa materia.

Eso significó una revolución. Es increíble: se van a cumplir cincuenta años de ese hecho y se ha producido un retroceso, porque son muy pocos los organismos privados que exigen ese requisito para los cargos de dirección. Y la Facultad, que fue la pionera al respecto, en el momento actual lo ha dejado de cumplir porque desde que yo renuncié se ha nombrado una serie de directores interinos sin exigirles ese requisito ni el de dedicación full-time, que fue otro avance fundamental.

El reconocimiento de la especialidad se debió también a la comprensión de que este hospital exigía una dedicación plena. Un organismo de tal complejidad no se puede dirigir sólo dedicando tres horas o en ratitos, porque hay que estar con la cabeza puesta en él, pensando proyectos e impulsando nuevas ideas. Pero además le doy otra razón: para no estar comprometido con intereses particulares de ningún tipo, para que nadie pueda siquiera pensar que uno está aprovechando la dirección del Hospital para favorecerse.

Hospital universitario, público y cogobernado

Así que referencia nacional en materia de asistencia, referencia nacional en materia de administración de hospitales y de reconocimiento de la especialidad y referencia nacional en materia docente, porque nadie discute que es el centro de mayor complejidad y que abarca el espectro más amplio.

Recordemos que en el Hospital de Clínicas se forman profesionales de todas las áreas de la salud, los tecnólogos de catorce o quince disciplinas que hacen los cursos en la Escuela, pero además ha sido centro de práctica de varias profesiones. Y esto es muy poco conocido. Por ejemplo, estudiantes de Ciencias Económicas, Arquitectura, Ingeniería, Farmacia.

Y por supuesto la función de investigación. Hasta hace pocos años la enorme cantidad de proyectos de investigación que se presentaban en los congresos eran realizados en el Hospital. A nivel privado no se hace prácticamente investigación, y en los hospitales de Salud Pública se hace en escala menor. Además debe seguir siendo un hospital cogobernado. Es el único organismo donde hay representación de los trabajadores no docentes en el órgano de cogobierno. Y yo a eso le otorgo una gran importancia. Fíjese que estoy hablando para un órgano del SMU: el gremio médico tiene como objetivo desde hace muchos años democratizar los cargos de gobierno, lo que significa integrar a los trabajadores no médicos y a representantes de los usuarios. Lamentablemente ni el propio CASMU ha incorporado esto.

En el Hospital de Clínicas no se pudo integrar a los usuarios porque prácticamente habría que hacer una elección nacional.

Yo fui veinte años director del Hospital y soy un defensor de la representación de los trabajadores. Incluso últimamente hubo intentos de eliminarla. Creo que no hay que temerle, al contrario. El aporte de los no docentes es más complejo. Porque la democracia es más compleja. Es más fácil la dictadura. Pero los que estamos convencidos de las ventajas del debate, de la confrontación de ideas, del pensamiento libre, tenemos que ser defensores de estas cosas. Hospital público, universitario, cogobernado.

Además debe ser un hospital de alta complejidad, y tener una capacidad asistencial importante. Cuando digo esto me refiero a los distintos sectores: emergencia, consulta externa y hospitalización. Por eso yo discrepo completamente con la tendencia a reducir el número de camas. El argumento es que disminuyendo el periodo de estadía se podía reducir el número de egresos. Esto se puede discutir extensamente, para demostrar, primero, que no hay ninguna norma internacional en la materia.

No tiene sentido reducir el número de camas

El Proyecto Centro Médico empieza diciendo que de acuerdo con las normas internacionales el promedio de estadía debe ser de ocho días. Eso no existe. Hace casi veinte años soy consultor de OPS y sé que no existe. No hay ningún organismo que establezca normas en materia de salud. No podría haberlo. Porque no puede haber una norma que se aplique a situaciones tan distintas como las de Suecia, Haití, Uruguay y el Congo. No sólo por razones conceptuales, sino porque cada hospital es una realidad diferente y por tanto no se puede comparar.

El Hospital es un centro de referencia nacional, cubre todo el país, y a una población de niveles socioeconómicos muy bajos, sin médico tratante y que consulta en general en etapas avanzadas de la enfermedad. Si se va para el interior el médico los pierde. Son una cantidad de factores.

Centrar todo un proyecto en eso es jugarse a una alternativa sin seguridad de que se pueda completar.

Es el eje de casi todo el Proyecto: disminuir el número de camas, para disminuir los gastos, para disminuir el número de trabajadores. Yo he dicho que es un proyecto del achique, que está acorde con la política neoliberal que se aplica. Cuando digo que es un proyecto de orientación neoliberal no califico a los autores, sino lo que propone el Proyecto.

Porque, ¿cuáles son los ejes de la política neoliberal? Recordemos: se propende a achicar el Estado, a reducir los organismos públicos de todo tipo, incluso la salud y la educación. Es notorio que los últimos gobiernos han estimulado la educación y la salud privada, y la mercantilización que se da en la medicina responde a eso.

El Proyecto plantea además una reducción muy importante del número de trabajadores que es coherente con el proyecto neoli-beral que premia a la gente para que se vaya.

¿Y qué muestra la experiencia? Que en sus mejores épocas el Hospital llegó bajo nuestra dirección a 670 camas. Llegó a brindar 40 mil atenciones en emergencia, 200 mil en consulta externa y 10 mil en egresos. Son las mejores cifras históricas del Hospital, y funcionaba a pleno.

Nadie puede pensar que acudía gente que no tuviera necesidad de asistirse. Yo pregunto: ¿es que las necesidades de atención de la población en el sector público han disminuido? Yo creo que más bien es al revés, que han aumentado. Hasta por razones de crecimiento demográfico. Pero además porque hay sectores importantes que no tienen acceso a la atención privada, sobre todo en determinados niveles de complejidad. Eso demuestra que el Hospital necesita tener una capacidad asistencial de ese tipo o mayor.

¿Qué otras opciones habría en lugar de la reducción de camas?

En 1991 antes de mi renuncia yo dejé elaborado y aprobado en todos los niveles un proyecto para el quinquenio que acaba de terminar (señala una carpeta), donde planteamos una ampliación del Hospital. Incluso retrasé mi ida para esperar esa aprobación.

Es increíble que este proyecto lleve tres años de procesamiento cuando ya una base había sido aprobada por la Comisión Directiva, el Consejo de la Facultad y la Universidad, y no se ha tomado en cuenta.

Pero volvamos al tema de la capacidad asistencial. Yo pienso que la medida de reducir el número de camas no responde a las necesidades. No sólo desde el punto de vista asistencial, sino también de las necesidades docentes. Para el número de estudiantes que concurre al Hospital la capacidad debería ser mayor. Y no sólo para los de medicina. Pensemos en las necesidades de enfermería del país. Hay que estimular la formación en enfermería, que es el déficit mayor que tenemos, de nutricionistas y algunas áreas de tecnólogos.

Además tiene que servir como verdadero hospital universitario. Hay que llevar estudiantes de Ingeniería anualmente para que hagan sus prácticas en la sala de máquinas; los de Arquitectura tienen que estudiar la arquitectura del Hospital, que es una de las más avanzadas del mundo, aunque algunos lo quieren destruir; tienen que ir estudiantes de Ciencias Económicas, porque es el centro que tiene la contabilidad más compleja. Es decir, hay que aumentar más su papel docente y de investigación, sobre todo en la época actual en que la tecnología y la ciencia tienen un desarrollo acelerado, y la Universidad es el único centro que puede hacer eso.

Paradójicamente, el Proyecto Centro Médico toma dos de estas cifras y dice que hay que ofrecer el número de emergencias que brindó el Hospital en su mejor tiempo y fortalecer la atención ambulatoria, pero eso lo plantea con 250 camas.

El equipo del Proyecto fue nombrado a dedo

Yo he hecho números y he demostrado que usando las cifras del Proyecto eso no se puede lograr. Ese número de camas alcanzaría sólo para brindar ese número de emergencias, sin atención ambulatoria, o viceversa. Las dos cosas son imposibles.

Pero es que el propio Proyecto si se aprobara sería imposible de instrumentar, por razones de tipo técnico simples. El Proyecto tiene errores muy importantes.

Sin embargo, en la entrevista realizada por Noticias al Dr. Touya, afirma que el Proyecto fue elaborado en consulta permanente a los órdenes y con variadas asesorías. Según usted, ¿esto no fue así? ¿Nadie habló de su propuesta para el quinquenio?

No. Y mi propuesta fue el resultado de un análisis que nunca se hizo en ningún organismo. Nosotros propusimos que en cada sesión de la Comisión Directiva se dedicara una hora a hacer un análisis de la situación del Hospital, definiendo en cada sector las necesidades y posibilidades de desarrollo. O sea, el diagnóstico y los posibles objetivos. Esto nunca se hizo en ningún organismo. Tomábamos en cada reunión un tema o un departamento y después del informe se discutía y se definía. La dirección proponía objetivos y políticas, los discutía la Comisión Directiva y los aprobaba. Yo quiero ver dónde se hace eso. Eso se distribuye a todos los servicios y se les pide que con base en esa política elaboren sus respectivos proyectos, que vuelven a la Dirección, se rediscuten, se elaboran presupuestos que se debaten en los órganos de gobierno hasta que se aprueban.

Este no es un documento de la Dirección (señala otra vez la carpeta). Este es el proyecto del Hospital, elaborado absolutamente por todos los servicios. El que no participa es porque no quiere.

Esto en cuanto a su proyecto. ¿Y el Proyecto Centro Médico, cómo se aprobó?

Uno de los gravísimos errores del Proyecto radica en su elaboración. La metodología que se aplicó fue contra todas las normas universitarias. Porque en la Universidad cuando hay una tarea remunerada importante, como fue esta, se trata de elegir a la gente más calificada, a los que tienen más conocimiento. Para eso se hace un Llamado, que se obvió en este caso. Estos fueron nombrados a dedo. Y hay que ponerlo así: a dedo, tal como yo lo he dicho, a propuesta del Decano.

Cuando lo propuso por primera vez el Consejo de Facultad dijo: «Hay que hacer un Llamado». Y el Decano dijo: «No, pero es que si no se aprueba esto con urgencia perdemos el préstamo». Y de eso hace tres años. Fue la propuesta al Consejo Directivo Central universitario y las gremiales dijeron: «No, así directamente no». Y de nuevo lograron que se aprobara con el argumento de la urgencia. Argumento que era falso, como quedó demostrado. Porque además el Banco Interamericano de Desarrollo nunca va a poner plazos de ese tipo.

Quiere decir que empezó mal. Y ¡qué casualidad que no se nombra a ninguna de las personas que trabajaron durante años en el Hospital!

A mí en primer lugar, que hace veinte años que estoy y que dediqué toda mi vida a la Universidad. Cuando podría haber ido a otros organismos privados que en distintas épocas me ofrecieron que lo hiciera y con un sueldo mucho mayor. Pero yo me dediqué a la Universidad.

No solamente yo, sino todos los que integraron la dirección del Hospital. Tabaré González, Graciela Ubach, Raúl Berterreche, el arquitecto, la abogada asesora. Ninguno de ellos fue incorporado ¿Por qué? Y se trajo gente de la actividad privada, de los cuales algunos nunca habían entrado al Hospital. Y para coordinar el Proyecto designan a una persona que no tiene ninguna experiencia en el área de la salud y que no conoce ni el edificio por dentro.

Esto explica todo el tiempo que se gastó. Le doy nada más que un ejemplo. En un momento contrataron varios estudiantes de Arquitectura para hacer un relevamiento, cuando todo eso lo tenía el arquitecto en su oficina. Lo hubieran resuelto con una simple consulta. Y fueron varios meses de contrato. ¿Cómo se puede entender eso?

Segundo: la metodología seguida. Fue un trabajo de escritorio. En una habitación. Esto ya es un problema técnico. Pero lo primero fue la constitución del grupo que yo objeto por completo, hasta en el número.

No conocían el Hospital por dentro

Nunca vi que un proyecto de este tipo de desarrollo de un hospital estuviera integrado por 28 personas. Nunca vi en OPS nada así. Un proyecto está integrado por cuatro o cinco personas. Porque se parte de la base siguiente: el grupo consulta a toda la gente, que es mucha, pero el grupo responsable siempre es un conjunto reducido, de personas claves. Como está haciendo ahora la Universidad.

Explique un poco más los errores de metodología.

El error metodológico es el siguiente: hay una larga tradición en materia de salud en América Latina. Los primeros intentos de planificación datan de cuarenta años. Hubo un momento en que la OPS empezó a hacer hincapié en el tema de la planificación, se escribieron libros sobre planificación, se hablaba de formar especialistas, y creó un centro de OPS en Venezuela que elaboró una metodología complicada, con matemáticas y todo. La experiencia de treinta años, que se revisó, es que esos planes no habían funcionado, a pesar de que parecían excelentes. ¿Cuál fue la autocrítica? Que la planificación no se puede hacer al margen de los organismos por un grupo de expertos. La planificación tiene que hacerse con la participación activa de los actores. Porque se ha demostrado que si los actores no participan los planes no se ejecutan. América Latina está llena de buenos planes que han pasado a adornar la biblioteca de los hospitales.

Esto llevó a hacer toda una revisión en los últimos años. A eso se le llamó «planificación normativa», que se fue dejando de lado para asumir la «planificación estratégica», que no puede hacerse al margen de los que actúan.


Se ha ido al verdadero concepto de administración, que incluye varias funciones. Administrar un organismo significa: planificar, organizar, dirigir, controlar y evaluar los resultados. Entonces la planificación es una tarea más de los administradores. Uno de los autores más reconocidos en este momento en América Latina, Carlos Matus, que fue asesor del gobierno de Allende, dice: «La teoría que expresamos aquí afirma que la causa de los magros resultados de la planificación tradicional en América Latina debe buscarse en el mencionado supuesto de base de la planificación normativa que por un lado conduce a un concepto restringido de planificación y de planificador y por el otro conduce a una práctica economicista y tecnocrática que se aísla de la planificación política y del proceso de gobierno como sistemático cálculo que precede y preside la acción. Si rechazamos la idea de que el actor que planifica está sobre o fuera de la realidad –como fue este grupo, porque ninguno tenía un cargo importante– y esta última es un objeto planificable que no contiene otro sujeto creativo que también planifica, entonces toda la teoría de la planificación normativa se derrumba y se abren las puertas para reformular teóricamente la planificación y el rol del planificador».

Él ha sentado las bases de la planificación estratégica en un grueso volumen que hoy es citado en todo el mundo y que se aplica en todas las áreas.

A Touya no le permitieron hacer todo lo que quería

Este grupo no estaba integrado por nadie con experiencia en el Hospital. Un hecho insólito. Por nadie que tenga responsabilidades en la Administración actual. Y no consultó a sectores fundamentales. Y esto no lo digo yo. Lo dijeron los enfermeros. No fue consultado el Instituto de Enfermería ni el Departamento, que es la tercera parte del personal del Hospital y la columna vertebral del funcionamiento. Es el único Departamento que funciona todas las horas y todos los días del año.

Pero además no se consultó a la gremial, ni a la Comisión Directiva ni a la Dirección. Esto demuestra que el Consejo no tiene confianza en la Comisión Directiva ni en la Dirección.

Y se han nombrado personas que no conocen el tema. Es imposible pensar en un proyecto en el cual no participe la dirección del Hospital. Si yo hubiera estado en la Dirección, no habría admitido una situación en la que no pudiese estar participando. No como consulta una vez cada tanto, sino como integrante del grupo. Lo que se dice en la teoría: los planes deben elaborarlos los que tienen responsabilidad. Porque el equipo planificador tiene que ser del Hospital y la Comisión Directiva debe seguir el proceso y dar orientaciones políticas como corresponde, porque para eso es el órgano de gobierno.

Esto explica el tiempo que se ha perdido. Lo que Touya califica como oposición es porque no le aprobaban lo que proponía. Y por suerte. Porque ya el Hospital no sería ni público ni universitario ni de referencia nacional.

Cuando usted mencionaba los intentos de privatizar y de sacar de la Dirección del Hospital a los funcionarios, ¿se refería específicamente al Proyecto?

Seguro. Porque hubo un Ayuda Memoria firmado por el Decano y representantes del bid donde se planteaba este objetivo. Eso fue lo que dio origen al debate tan agitado del Consejo Directivo Central que estaba confiado en la Facultad.

Usted afirma que se armó un proyecto condicionado a las exigencias que el bid plantearía.

Ahí está. Hasta hace unos años las políticas de salud del continente se discutían fundamentalmente en los organismos internacionales, como la OPS y la oms, con reuniones anuales donde concurren los ministros de Salud y se discuten y elaboran políticas generales no obligatorias para ningún país. Es el ámbito internacional de discusión.

Los intereses de los bancos y la salud no tienen nada que ver

Pero en los últimos años esto ha ido cambiando porque los que pretenden definir las políticas en materia de salud son los bancos, como el Mundial o el Interamericano de Desarrollo. Creo que eso es nefasto porque los bancos están para otra cosa, y tienen intereses que no siempre coinciden con los de la salud, más bien no coinciden. Esto es un peligro.

Las políticas deben definirse con participación de todos los sectores involucrados. Pero uno ve que los proyectos que se están aprobando en los países se adecuan a las directivas de esos organismos internacionales.

De acuerdo con su criterio, ¿la actual situación deficitaria del Hospital es sólo resultado de la asfixia de la política económica?

No. Yo creo que el problema de la asfixia económica es el más importante, porque desde hace muchos años sistemáticamente ha habido un corte y una disminución progresiva del presupuesto. Yo lo puedo demostrar. El Hospital ha sido invariablemente sometido a una disminución presupuestaria. Uno tiene derecho a pensar que esto forma parte de una concepción política: provocar la ineficacia de los organismos públicos para favorecer la actividad privada. Pero se agregan otros factores.

Cuando yo renuncié, en 1991, mencionaba varios de esos factores. Y lo hice, no para retirarme a mi casa, sino porque entendía que el Hospital estaba en una situación crítica que escapaba a nuestro control (por los bajísimos salarios) y asistíamos impotentes a esa situación. Pero yo señalaba que ya se habían sumado otras responsabilidades.

Por ejemplo, indicaba que el segundo cargo importante del Hospital llevaba dos años sin designarse. ¡Y no se pueden tener vacantes todos los cargos de dirección! ¡Desde que Tabaré González quedó como suplente del Dr. Tabaré Vázquez en la imm no se llenó más el cargo, hasta el día de hoy!

Esto es responsabilidad del Consejo de la Facultad de Medicina, pero también es responsabilidad del Consejo el hecho de que no haya provisto los cargos de acuerdo con lo que establece la Ordenanza.

Usted puede consultar la Ordenanza y dice que debe ser especialista en Administración de Hospitales, tener competencia reconocida y ocupar un Régimen de Dedicación Exclusiva. Un hospital de este tipo no puede estar sin Dirección. Tiene un encargado de la Dirección porque no hay un órgano de dirección. Y esto es así desde que yo renuncié, en abril de 1991.

Hay aprobado un proyecto mío anterior al de Centro Médico

También están vacantes los dos cargos de grado cuatro que eran ocupados por Tabaré González y Raúl Berterreche (un técnico en Administración de primer nivel y uno de los consultores más importantes que tiene las Naciones Unidas, pero renunció porque estaba cansado de la situación).

Graciela Ubach hace tres años que está presentada como grado 4 y no ha sido decidido por la Facultad. Hay responsabilidades por omisión y negligencia del Consejo de la Facultad. Pero además por incumplimiento de la Ordenanza. Esto yo lo denuncié al Rector en una carta que salió en la prensa. Un centro de este tipo no puede funcionar sin Dirección. Lesiona la moral del trabajo, hay desánimo, no hay confianza, no hay guía, nadie sabe hacia dónde va.

¿Cómo se sale de esto?

Elaborando un proyecto de desarrollo con participación de todos los sectores del Hospital, no sólo de medicina: odontología, farmacia, enfermería, psicología deben tener una participación activa, porque el Hospital hay que mantenerlo y mejorarlo como perspectiva de futuro. Tiene que ser consultada la gente que entienda en la materia, la más calificada en las distintas áreas.

Si hay un arquitecto que está hace años, ¿cómo se le pide opinión a gente que nunca entró al Hospital?

He visto con mucho dolor que en el documento del Centro Médico se decía que una de las posibilidades del Hospital era derrumbarlo, pero que no era posible porque no había técnica para eso.

A nivel nacional hay posibilidades financieras

Plantear la posibilidad de destruir ese hospital es criminal. Yo trabajé quince años con el arquitecto Surraco, tuve el honor de tenerlo al lado. Por él conozco cada pared del Hospital y el porqué de cada cosa. Conozco los más importantes hospitales de América y Europa, y hay pocos tan bien concebidos como este.

Es indignante que haya gente que opine sin conocer. Este edificio sigue siendo uno de los mejores concebidos del continente y tiene una característica formidable que es la flexibilidad (fue el primer edificio de hormigón armado del país). Por eso se pudieron ir instalando los servicios.

Plantear que es viejo es absurdo. Un hospital de este tipo no se construye para diez o treinta años. Eso es no conocer lo que pasa en el mundo. En Europa los hospitales mejores son de la Edad Media, por supuesto que reciclados y muy bien mantenidos. ¿Qué habría que hacer con el Maciel o el Pasteur?

Plantear que es grande es otro error. Porque un hospital de referencia, así, no es sencillo de construir en otros lados.

Se habla de que son muchas camas y es absurdo. Ott está construyendo un hospital en Alemania con ochocientas camas. Cuba resolvió hace veinte años no construir más hospitales chicos. Nosotros precisamos un hospital de gran capacidad. Pero además ya está construido.

Otra de las cosas absurdas del Proyecto es que dejaba diez pisos sin utilizar, en un país que tiene tantas necesidades. Y eso es condenarlo a la ruina. ¡Tiene tantas cosas para comentar este Proyecto! Tratan de dar vuelta el Hospital como una media. Por ejemplo: el traslado de los quirófanos del piso 17 al piso 2. Eso se corrige cambiando los ascensores.

Tiene que ser un edificio actualizado, eso sí. Pero hay posibilidades tecnológicas que permiten poner al día todo lo que usted quiera, puede colocar una central de cómputos que transmita los análisis a cualquier lado.

¿De dónde provendrían los aportes financieros para la actualización y los cambios? ¿Cómo se financiaría su propuesta para el Hospital?

Primero hay que tener un buen proyecto, el que el país y el Hospital necesitan. Que el proyecto defina la política y los objetivos. No me opongo a que haya préstamos del extranjero pero sí a que se nos pongan las condiciones del proyecto. El proyecto tiene que ser nuestro y no el que quieran los organismos internacionales. No estoy convencido de que el país no tenga capacidad de financiarlo.

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