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 Keith Campbell, biólogo escocés creador de la oveja Dolly

«No hay razones médicas para clonar seres humanos» 

La célebre oveja clonada Dolly nació en el Instituto Roslin de Edimburgo el 5 de julio de 1997 a partir de células adultas de un ejemplar de seis años. Desde ese momento, la vida del Dr. Keith Campbell, de 44 años, ya no fue la misma. Se transformó en una figura internacional de primer nivel, al igual que su compatriota, socio y amigo, el Dr. Ian Wilmut.

por Armando Olveira

Dr. Campbell, tenemos una duda, que seguramente le habrá sido planteada muchas veces. ¿Por qué clonaron una oveja y no otro animal?

Es verdad, muchas veces me fue planteada la misma pregunta. Es bueno aclarar que Dolly fue el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta, pero antes trabajamos con ranas y otras especies inferiores. También se crearon ovejas a partir de células de embrión. ¿Por qué una oveja? Por dos razones: es un mamífero bastante más parecido que otros animales a los seres humanos; por otra parte, en Escocia las ovejas son muy baratas (se ríe).

La clonación es un tema que preocupa a las asociaciones médicas de todo el mundo. En el caso del Sindicato Médico del Uruguay, ha planteado reiteradamente su oposición a la manipulación genética de embriones humanos. ¿Siente usted esa presión en cada país que visita? ¿Nota que su conducta científica es analizada con lupa?

No hay dudas que somos vistos con cierta desconfianza en algunos ámbitos, en especial en aquellos que conocen menos el trabajo del Instituto Roslin. Es verdad, me siento particularmente observado por asociaciones médicas que temen un futuro cercano con grandes empresas duplicadoras de personas. Algo parecido a la novela Los niños del Brasil. Personalmente, creo que son temores comprensibles pero alejados de la realidad. Pero también vale aclarar que la propia naturaleza hace todo el tiempo una transferencia nuclear muy parecida. Los gemelos tienen idéntico ADN, porque ambos surgen como una simple célula fertilizada que luego se divide en dos. No me canso de repetir que la clonación humana, tal cual se plantea en un extremo de manipulación carente de ética, es totalmente antinatural y revulsiva.

Tan revulsiva que en una reciente reunión de la Asociación Médica Mundial, el Dr. Alexander Macara, representante de Gran Bretaña, tan escocés como usted, expresó sus temores sobre la posibilidad de que ya se estén replicando seres humanos en laboratorios de Estados Unidos. En ese mismo encuentro, se expresaron temores muy fuertes y hasta una fecha tope para un anuncio oficial, el 2005. ¿Cómo es su relación con la Asociación Médica de Gran Bretaña?

Es correcta. Ellos me han hecho muchas preguntas en estos años y yo las he contestado todas. No hay por qué ocultarlo, el equipo de Roslin fue severamente observado por todas las comisiones éticas de asociaciones médicas de Europa. No me animaría a ser tan contundente como el Dr. Macara. No sé si se está trabajando seria y sistemáticamente en clonación humana. Sé que hay alguna confusión con respecto a la transferencia de citoplasma a células enfermas. Pero eso no es clonación, porque el individuo producido sigue dependiendo del agente reproductor. Claro que hay casos aislados de personas que anuncian posibles clonaciones humanas. No merecen ser tenidos en cuenta.

Algunos expertos notan ciertas contradicciones en su discurso respecto a la clonación humana. Para ellos no es clara su posición. ¿Está plenamente convencido del mal que significaría la creación de una industria del clon?

Lo he repetido constantemente en esta visita a Montevideo, y antes también. Mi preocupación principal tiene que ver con el bienestar del niño y los efectos psicológicos que le provocaría saberse un clon. Especialmente, cuando esto sucede a través de varias generaciones. Me importa el niño, pero además no hay razones médicas para clonar seres humanos.

Pero, ¿la apertura de un gran negocio no traerá consigo la aceptación implícita de los clones humanos? ¡Hay tantas violaciones a la ética en nombre de la libertad del mercado!

Sería muy grave que ello ocurriera. No cuenten conmigo. Estamos, éticamente, muy lejos de intentarlo, ya que no podemos pensar razones médicas válidas. Y también estamos, técnicamente, a gran distancia de hacerlo posible con algún grado de seguridad o confianza.

En un reportaje reciente un colega le planteaba la base del problema. ¿Para qué clonar? ¿Qué beneficios traerá a la salud del hombre?

La clonación de células humanas en el laboratorio permitirá cultivar grupos celulares, incluyendo células de la sangre y la piel, para reparación quirúrgica, genética o injertos. Para algunos científicos muy respetables también habría beneficios potenciales en la clonación de seres humanos enteros. Lo dijo Ruth Deech, directora de Fertilización Humana y Embriología de Gran Bretaña. En un trabajo presentado ante la Comisión de Ciencia y tecnología de la Cámara de los Comunes, excluyó firmemente la producción de seres humanos como «bancos» para proveer órganos o médula ósea para trasplantes o como «consuelo» para padres que han quedado solos y deseen reproducir un niño.

¿Está de acuerdo?

Estoy de acuerdo con la Dra. Deech en la importancia de mantener flexibilidad en la ley para dar lugar a futuros desarrollos científicos. Actualmente, la investigación es permitida en los embriones humanos de hasta 14 días y existe acuerdo general en que esta ha traído beneficios tanto en términos de comprender la infertilidad como en otras áreas. Pero los embriones son delicados y 14 días es un periodo muy corto. Clonarlos significaría disponer de más copias genéticamente idénticas, extendiendo posibilidades de investigación, por ejemplo, en la biología del daño y la reparación del ADN, el proceso «parental imprinting» y su papel en el desarrollo temprano. Los experimentos de Roslin han confirmado potenciales beneficios humanos. Polly, otra oveja clonada a partir de un embrión de laboratorio, ha tenido un gen humano insertado, lo que posibilitó que su leche produjera Factor IX humano, un agente coagulante necesario para los pacientes con Hemofilia B.

¿Qué diferencia hay entre clonación y fertilización in vitro?

En la fertilización (FIV) el óvulo es fertilizado por el esperma en un tubo de ensayo; luego el óvulo es implantado en el útero, donde crecerá normalmente hasta el nacimiento. En la clonación, el núcleo de la célula del óvulo con el ADN que le señala cómo crecer, es retirado en un tubo de ensayo, e insertado en su lugar el núcleo del organismo a ser clonado. Esto significa que la célula del óvulo tiene todo el ADN para crear un organismo. Luego, esta célula es implantada en el útero para crecer como otro embrión.

¿Un individuo clonado tiene como resultado su mismo ADN?

Sólo si se trata de una mujer que usa sus mismos óvulos. Un pedazo clave del ADN reside fuera del núcleo, y no es removido en el «trasplante de núcleo». Este es el ADN mitocondriaco (mtADN), que es pasado a través de la línea materna. Todos heredamos el ADN de nuestras madres. Por lo tanto, los hombres no pueden ser clonados exactamente, a menos que ellos tomen un óvulo de una familiar inmediata.

¿Embriones clonados, normales o fertilizados, producen calidades similares?

No tanto. Los científicos de Roslin han encontrado reiteradamente que los fetos clonados son más grandes que los normales, y que hay más chance de que el embarazo falle, naciendo muertos o en secciones forzadas por cesáreas. Dolly fue el único embarazo exitoso de más de 277 embriones. Un pionero de la fertilización in vitro, el profesor Robert Winston, me hizo un comentario que sirve para la reflexión: «Odiaría pensar en un hijo mío clonado, pues creo que sería como si tuviese un proceso acelerado de envejecimiento».

¿Cómo financiaron el experimento Dolly? Imaginamos que se necesita mucho dinero...

No tanto como se puede pensar en las fantasías del hombre común. Con 50 mil dólares se puede hacer un correcto experimento de transferencia nuclear. Y hasta sobra dinero. El trabajo para Dolly fue financiado por Pharmaceutical Proteins Limited (PPL), laboratorio para el que trabajo actualmente, y por el gobierno británico. Claro que ellos debieron invertir mucho más de 50 mil dólares. Nos llevó muchos años de esfuerzo. ¿Cómo se lleva con la prensa?

Bien. Tengo una relación normal. Los científicos hemos ganado mala fama entre los periodistas, por aquello de que no podemos simplificar términos ni procedimientos. La que disfruta mucho con la prensa es Dolly. Casi todos los días van periodistas a visitarla y en general le llevan algo de comer, en especial chocolate. Así que cada vez que ve un periodista sale corriendo a arrebatarle la comida (lanza una fuerte carcajada).

El riesgo del ADN de Hitler

Un médico estadounidense, el Dr. Richard Seed, anunció que pensaba clonarse a sí mismo. ¿Qué comentario le merece tal actitud?

Creo que es una actitud que merece la más severa condena ética. Comparto el rechazo frente a los científicos que juegan a los dioses. Tampoco me agrada que los ricos puedan hacerse copias de sí mismos. El mismo Seed dijo el año pasado que piensa crear la primera clínica de clonación humana en Chicago. Y dijo más, sostuvo en una entrevista, para mí escandalosa, que hubiera deseado encontrarse con la Madre Teresa u haber conseguido muestras de su sangre antes de que muriera y a partir de allí hacer una santa replicada. Demostró así, por qué no es la persona indicada para llevar adelante esa clínica. Ese bebé no sería tratado como individuo, puesto que la gente estaría esperando su evolución y posible transformación en la nueva Madre Teresa. Crear otra persona para replicar a otra es moralmente inaceptable y debilita la autonomía del individuo. Es la esencia moral para objetar la clonación. Y se corre el riesgo de que algún lunático trate de encontrar algo del ADN de Hitler para reproducirlo.


Para leer

El Dr. Campbell recomendó dos libros que permitirán comprender el proceso de creación de Dolly y actualizar conocimientos sobre el trabajo del Instituto Roslin de Edimburgo: Clone the road to Dolly and the path head, de Gina Kolata. «Una excelente lectura con la versión oficial del Instituto Roslin. Se trata de una historia del nacimiento de Dolly y un posterior debate ético», explicó. Remaking eden cloning and beyond in a brave new world, de Lee M. Silver. «Explora cuestiones éticas y las posibilidades de un contexto más amplio dentro de la transferencia nuclear y las técnicas de reproducción asistida», sintetizó Campbell.

Inteligencia irrepetible

El Dr. Keith Campbell nació en Edim-burgo, Escocia, el 23 de mayo de 1954. Es biólogo y embriólogo celular con 26 años de experiencia científica, de los cuales 17 han sido en el campo del crecimiento y diferenciación celular y los pequeños embriones. Luego de trabajar como jefe técnico de laboratorio en Yemen y responsable de un programa de erradicación de la enfermedad del Olmo Holandés en Inglaterra, se unió al Instituto Marie Curie para investigar las causas subyacentes de los mecanismos del cáncer. Campbell obtuvo un doctorado en Filosofía por su tesis titulada: «Aspectos del control del ciclo celular Yeast y Xenopus». En 1991 se unió al Instituto Roslin de Escocia, donde condujo el nacimiento de Megan y Morag, dos corderos galeses de montaña. Fueron los primeros mamíferos clonados a partir de células diferenciadas. En 1996, los experimentos fueron repetidos y extendidos, lo que dio como resultado a Dolly, el primer mamífero clonado a partir de una célula somática adulta. Fue contratado en julio de 1997 por el célebre laboratorio PPL Therapeutics (empresa productora de proteínas humanas terapéuticas en la leche de animales transgenéticos de granja). Tras abandonar el Instituto Roslin fue designado como director de Embriología de PPL.

En histórica conferencia

Rechazó «sospechas de ciencia ficción»

Más de quinientas personas asistieron el viernes 4 de setiembre a la conferencia del Dr. Keith Campbell. El encuentro tuvo lugar en el Edificio Mercosur (exParque Hotel) con motivo del 75º aniversario de Radio El Espectador. Se denominó: «El debate ético después de Dolly. ¿Hasta dónde puede llegar la manipulación genética?». El Dr. Keith Campbell abrió la conferencia con una breve revisión histórica del trabajo que permitió crear la primera copia genética generada desde células de un mamífero adulto. Una pequeña oveja que hoy es patrimonio nacional escocés: Dolly. Fue terminante al oponerse a la clonación humana, «porque no hay motivos médicos que lo justifiquen». El científico presentó oficialmente a Jefferson, un ternero Holstein logrado a partir de células fetales, y subrayó el avance representado por Polly, la primera oveja transgénica obtenida en Roslin. «Se busca producir cambios heredables y estables, y esto lo podemos propiciar en el laboratorio, seleccionando las células previamente para saber cuáles corresponden a animales trangénicos y desarrollados, y no tener un proceso al azar, ineficiente», explicó. Reiteró la definición de esta técnica como «transferencia nuclear» porque «no es exactamente un clon lo que se logra... En el fondo de mi pensamiento, no me gusta el término clonación. No es totalmente exacto, ni representa el espíritu de nuestro trabajo».

«Clonación humana es posible»

Campbell respondió preguntas de un calificado Panel integrado por el Dr. Omar Franca, director del Instituto de Ética y Bioética de la Universidad Católica Dámaso Antonio Larrañaga; el Dr. Luis Barbeito, director del Instituto Clemente Estable; el Dr. Gonzalo Leanis, presidente de la Cámara de Especialidades Veterinarias; el Dr. Jacobo Hazan, miembro honorario de la Sociedad de Cardiología de Uruguay y la Argentina; el Dr. Carlos Azambuja, director del Laboratorio GENIA de genética molecular y la profesora Ana María Rena, asesora del Ministerio de Educación y Cultura y secretaria general de la Comisión Nacional para la UNESCO.

El cierre de la conferencia fue una buena síntesis de las inquietudes éticas planteadas por el avance de las técnicas de transferencia nuclear. «Usted puede matar con este vaso (lo levanta y lo muestra al auditorio). Es un artefacto peligroso. ¿Valdrá la pena seguir fabricándolos?» Así respondió a una insistente sugerencia de «cerrar esa verdadera Caja de Pandora abierta en Roslin».

Campbell le atribuyó a «inaceptables sospechas de ciencia ficción» la posibilidad de crear razas superiores, ejemplares mejorados artificialmente por encima de los naturales o la pérdida de biodiversidad por la uniformización de individuos.

«La clonación humana es posible. Reconozcámoslo. Ningún científico lo puede esconder... pero no se puede detener la investigación por la eventualidad de que algunos pudieran hacer uso indebido de la técnica. Son demasiadas las ventajas médicas... Lo mejor es un buen debate sobre el tema», subrayó.

Finalizó su reflexiones recordando que «el ser humano como especie es uno de los pocos que mata por placer. Puede haber malos usos de la clonación, por qué negarlo.... Pero yo no soy doctor en ética, soy científico, y no puedo ejercer el control de los avances. Será la propia sociedad la que triunfará o fracasará en el intento».

Los aplausos duraron más de dos minutos.

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