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Seminario Internacional sobre Salud y Seguridad Social

La privatización de la salud y sus posibles consecuencias

De la redimensión del Estado promovida por organismos financieros internacionales resulta la aplicación de políticas de salud neoliberales en muchos países latinoamericanos. La Confederación Médica Latinoamericana, CONFEMEL, instó a resistir estos cambios uniendo a los médicos de América.

por Ana Marta Martínez

El Dr. Barret Díaz y el practicante Carlos Gorga fueron quienes concurrieron como representantes del Comité Ejecutivo del Sindicato Médico del Uruguay a la I Reunión de la Comisión de la Seguridad Social de la CONFEMEL. En este Seminario los representantes de países centroamericanos anticiparon la inminencia del cambio en la seguridad social y en el área de la salud. «Se interpreta de lo manifestado -expresó Gorga- que en muchos países latinoamericanos, tales como Colombia, Venezuela, Bolivia o Perú, el papel que juega el Estado en estos temas es primordial».

«El Estado pierde obligaciones»

En estos países, el Estado es el que nuclea a la mayoría de los médicos, siendo su principal fuente laboral. Según el representante del SMU: «esto marca una diferencia con la realidad uruguaya, donde la asistencia estatal está referida a los usuarios de bajos recursos que no pueden pagar la cuota mutual. En nuestro país la mayoría de la población está asistida por el sistema mutual y es este quien se constituye en el mayor empleador. Por otro lado, los sueldos de la salud pública, confrontados con los del mutualismo, son sensiblemente inferiores».

Sin embargo, el sistema asistencial uruguayo es atípico en gran parte de América Latina, diferenciándose de aquellos países donde el grueso de la población depende del sistema público. «En ese marco -opinó Carlos Gorga- aparecen empresas que intermedian entre usuarios y médicos. Empresas que con un importante volumen de capital contratarían a médicos y prestarían asistencia. Hay una similitud de leyes que se orientan en el camino de modificar la obligación del Estado de garantizar la asistencia convirtiéndose en un intermediario entre el trabajador y estas empresas». Según lo referido por los representantes del SMU, en la reunión de CONFEMEL se denunció la presión de organismos internacionales, tales como el Banco Mundial, para la aplicación en salud de políticas neoliberales. Estos organismos internacionales exigen a estos países que el Estado pierda dimensión y promueven la aparición de empresas particulares que seguramente no van a ser integradas por capitales nacionales y que en definitiva a través de su intermediación van a obtener sus ganancias.

«Salud para los que puedan pagar»

Por otro lado -aseguraron los representantes gremiales- el Estado tiene la obligación de asistir a la población independientemente de sus ingresos o su situación socioeconómica. Esta privatización de la asistencia determinará que estas empresas cobrarán una cuota de prepago y solamente aquellos sectores de la población que puedan hacer frente a esta demanda podrán ser asistidos por el sistema. Seguramente va a quedar gente de escasos recursos o poblaciones indígenas u otras ubicadas en lugares de difícil acceso (zonas montañosas o selváticas), que por no poder comprar esos servicios no podrán tener asistencia. Respecto a las derivaciones que este movimiento podría tener sobre nuestra realidad, Gorga opinó que en nuestro país «no tendría variantes, salvo que el Estado perdiera aun más su obligación de brindar asistencia, cosa que fortalecería en mayor medida al sistema mutual». No obstante, también dejó constancia de la aparición de empresas extranjeras que llegaron a nuestra plaza a ofertar servicios de salud de alto costo, y también seguros parciales conectados con empresas internacionales.

Para Gorga es fundamental el nivel de asistencia pero también el papel que cumple el Estado. «En esta reestructura -precisó- está entremezclada la pérdida de dimensión del Estado en salud con la aparición de organizaciones particulares aquí conocidas como AFAP, a su vez relacionadas con estas empresas prestadoras de servicios de asistencia. La articulación entre ellas todavía no está clara, pero se presume que van a aparecer disputándose el mercado en base a un reparto de la población, donde los usuarios no tendrían posibilidad de elegir».

En resumen, Gorga sostuvo que los médicos se sienten afectados; primero, porque sienten que hay un cambio en su vinculación patronal, ya que de depender del Estado pasan a ser dependientes de organismos particulares y, segundo, porque «este mecanismo de intermediación va a permitir que haya un lucro y seguramente niveles de prestación diferentes». A manera de conclusión, Noticias interrogó a Gorga sobre cuál será el papel de los médicos en este nuevo escenario. «El médico -enfatizó Gorga-, en estos países latinoamericanos, juega un papel de defensa del Estado como prestador de servicios para asegurar que no quede un alto índice de la población sin asistencia».

«Política y ética»

Por su parte el Dr. Barret Díaz señaló que a nivel continental somos los únicos que tenemos el sistema de Prestaciones de Servicios de Salud a través de las IAMC. «Lo distintivo son las IAMC, por eso cuando la reforma neoliberal continental, que ha venido traspasando servicios de atención de salud del sector público al privado, llegó a Uruguay, encontró una realidad distinta y se llevó adelante solo en el sistema previsional».

Para Barret Díaz esto, lejos de ser una buena noticia, nos debe poner en alerta. «Ese considerable éxito en desmontar el antiguo sistema de seguridad social y sustituirlo por uno privado, nos pone en alerta de que la otra área está en la mira». Interpretó que en nuestro país esas grandes empresas multinacionales en algún momento organizarán su marketing para tratar de arrebatar a las IAMC la participación de mercado que hoy poseen. Lo más preocupante, continuó reflexionando Barret Díaz, no es sólo el peligro de perder fuentes de trabajo para los médicos, sino fundamentalmente el problema ético de los usuarios que quedarán sin cobertura. «Por aquí la política se convierte en un problema ético, salvo los indigentes, a los que el Estado prestaría niveles de asistencia de extrema precariedad, quedará excluida una gran parte de la población, no ya las comunidades alejadas sino también todos los trabajadores subocupados o informales».

«Las IAMC no son intocables»

Barret Díaz continuó explicando que estos usuarios de menores recursos estarán obligados a destinar «una proporción cada vez mayor de dinero, porque sus ingresos no suben y los costos de salud lo hacen incesantemente». Argumentó que va a «distorsionarse nuestra concepción de la medicina dirigida hacia la sociedad y el individuo y va a imponerse el concepto curativo y de salvataje, lo cual es un retroceso histórico en el concepto de salud». Respecto a nuestro país advirtió que «cuando vengan los grandes empresarios van a tener una capacidad de mercadeo muy fuerte». Opinó que están dadas las condiciones a nivel internacional «para que no podamos estar nada tranquilos ni siquiera con nuestro sistema de salud. Esta reforma nos traslada -continuó- al escenario de la salud del siglo XVII, donde no había inversión de la sociedad con fines preventivos, volviendo al escenario atrasado de la medicina curativa y de salvataje que es además la más cara». Rememoró la reforma de la seguridad social impuesta en nuestro país acudiendo exclusivamente a argumentos y análisis de tipo financiero, de donde resultó finalmente la privatización. «Hoy -alertó- hay capitales inmensos y no saben dónde colocarlos. Las IAMC no son instituciones de naturaleza divina e intocable, son laboriosas creaciones de los trabajadores vulnerables ante los embates del capital extranjero. Si bien en nuestro país teníamos una realidad distinta, esto no es inamovible y los riesgos existen».

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