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El acto

Palabras del Dr. Carlos Mendilaharsu

Familia Gomensoro 
Autoridades del SMU 
y de la Facultad de Medicina
Señoras y señores:

 

Tuve el privilegio de hacer mi carrera de Practicante Externo a Profesor Agregado, con breves intermitencias, al lado de Gomensoro. Fue un magnífico médico, ejemplo viviente para varias generaciones.

Lo conocí en la Sala Dighiero de la Clínica del profesor Julio García Otero. Mi asombro se produjo el primer día que trabajé junto a él, que era en ese momento jefe de Clínica. Yo tenía una idea de cómo se trabajaba en otras salas. En cualquier situación la conducta médica del Maestro no se modificaba. Había en esa Sala más de cuarenta pacientes internados y todos los días del año pasaba visita cama por cama. Anotaba en una libreta diariamente, con aquella magnífica caligrafía, la medicación, los pedidos de exámenes paraclínicos; hablaba con todos los pacientes oyéndolos atentamente, examinándolos una y otra vez con un trato afectuoso, y jamás modificó su tono de voz ni mostró signos de enojo, y por otra parte se sabía manejar muy bien en otras áreas.

Voy a relatar una sola anécdota. Lo acompañé a atender un hombre con un grave infarto de miocardio. No tenía carné de asistencia ni era socio del casmu, que admitía en esa época sólo a personas de escasos recursos. Ese hombre vivía en una modesta vivienda aislada en el Cerrito de la Victoria. Gomensoro fue a verlo durante más de un mes todos los días y aceptó una pequeña suma de dinero para satisfacer al paciente, que se siguió controlando durante largo tiempo en una policlínica personal de Gomensoro que funcionaba en un pequeño cuarto apenas iluminado en el vetusto Hospital Maciel.

Coincidió esa época con el periodo de delegación estudiantil indirecta que él desempeñó, acompañado por otro formidable médico y gremialista, Constancio Castells, figura mundial como investigador en epilepsia temporal y mioclónica intermitente.

Luego de cada sesión del Consejo de la Facultad concurrían de noche a la Asociación de los Estudiantes de Medicina a dar cuenta de lo sucedido, y de los problemas que habían surgido y sobre los que había que tomar decisión. En ese tiempo también desempeñaba su cargo de Médico de Guardia del casmu obtenido por Concurso de Oposición y cultivaba con un grupo de amigos su cultura musical.

Durante el rectorado del profesor Cassinoni, Gomensoro fue llamado para dirigir la parte informativa escrita de la Universidad y fue así el primer Director de Gaceta Universitaria. En su labor en la Universidad tenía además la responsabilidad de hacer declaraciones, notas con otros organismos universitarios, nacionales y extranjeros. En esa tarea colaboró con Gomensoro, Eduardo Galeano.

Fue un activísimo gremialista, habiendo comenzado en la Asociación de los Estudiantes de Medicina, luego en el Sindicato Médico y en la Facultad de Medicina, y participando siempre desde su ingreso hasta la finalización de su carrera.

Cuando lo conocí formaba parte del Consejo de la Facultad de Medicina, como ya he dicho, en la época de la delegación estudiantil indirecta.

Antes de conocerlo personalmente, mis compañeros y yo sabíamos la posición libertaria que tenía, que lo llevó a participar junto a su entrañable amigo, el hematólogo Virgilio Bottero, en la Guerra Civil española.

De vuelta al país prosiguió incansablemente y con un extremo rigor consigo mismo sus tareas en las diferentes áreas de trabajo.

Ya en la Clínica Médica mostraba su interés por los enfermos vasculares. Con los limitados recursos terapéuticos, se reducían a la poción yodurada, pero ya en ese momento hacía un estudio completo con los medios de entonces de los pacientes vasculares.

En la década de los cincuenta el Instituto de Neurología, que estaba dirigido por el visionario profesor Román Arana, se trasladó al Hospital de Clínicas. Desde los comienzos en dicho Hospital, asumió la creación y dirección del equipo de Afecciones Vasculares. Pasaban a formar parte del mismo en la clínica las profesoras María D. Botinelli y Valentina Maslenikov, en Neurorradiología, el Dr. Néstor Azambuja y su estrecha colaboradora Dra. Lía Zeiter de Carlevaro. Debo detenerme aquí para señalar que los neurorradiólogos describieron por primera vez en el mundo científico las características radiológicas de la placa ulcerada de carótida. Como anatomopatólogos del equipo, los Dres. Juan Medoc y Juan A. Purriel, hicieron también originales aportaciones al tema. En la parte electroencefalográfica colaboraron Bartolomé Fúster y Jaime Bogazc. Este equipo continuó su trabajo incesante y las becas e invitaciones del extranjero fueron enriqueciendo el caudal de conocimientos, complementado con la venida de ilustres científicos del exterior.

La intervención del Hospital de Clínicas por la dictadura separó inmediatamente al profesor Gomensoro.

Luego de la dictadura integró la Comisión de Ética Médica y Conducta Universitaria.

Todos sus discípulos lo llevamos dentro nuestro como modelo de médico, investigador y amigo.

Siempre estarás en nosotros.

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