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«La gesta de una personalidad»
Palabras del Dr. Carlos Gómez Haedo

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Con Ernesto "Che" Guevara en Cuba, durante una visita a la isla. Cardoso jamás ocultó su admiración y aprecio personal por el revolucionario argentino.

Señor presidente del Sindicato Médico, Dr. Juan Carlos Macedo, señoras y señores: Es para nosotros no sólo un honor sino una obligación el poder aportar nuestra palabra en momentos en que recordamos al Dr. José Pedro Cardoso. En este mundo globalizado de hoy, en donde los recuerdos y los sentimientos se vuelven descartables, donde podemos acceder por Internet a la actuación del fiscal Kenneth Starr sobre las relaciones sexuales del presidente de la nación más poderosa del mundo, olvidándose en estas circunstancias de los misiles teledirigidos para algunos países que simultáneamente se disparan o las oscilaciones de las Bolsas de Valores, que también Cardoso y sus compañeros anunciaban a través de sus interpretaciones sociales y económicas.

 

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Dr. Carlos Gómez Haedo

En este mundo de hoy, recuperar el recuerdo del Dr. Cardoso es más que nada un imperativo común, sobre todo tratándose de alguien que se preocupó permanentemente de lo colectivo y de la solidaridad. En esta casa, en especial, debe ser rescatada la dimensión del Dr. José P. Cardoso: como universitario, gremialista y médico para las generaciones más jóvenes, que continuarán las luchas que sus antecesoras establecieron en sus primeros acontecimientos. Aquí no resulta extraño que algunas palabras como la solidaridad y la utopía se pronuncien. El profesor Turenne, nuestro primer presidente, cuando se funda el Sindicato Médico del Uruguay en 1920 en un reportaje en «El Bien Público» recordaba las palabras de Massini: «Las utopías de hoy serán las realidades de mañana». Y ese mismo presidente inicial, perteneciente a las filas del Partido Colorado y del batllismo en donde militaba, anunciaba que el Sindicato Médico del Uruguay se organizaba para luchar por los derechos de los médicos y el salario de los profesionales pero, también, por la justicia social -lo que se llamaba la Medicina social- y los valores de la ética. Todo eso forma un larga tradición. Como decía el senador Carlos Julio Pereyra: «la comarca nos determina».

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El joven médico ganaba en 1935 un concurso de oposición que le permitiría ser jefe de la Clínica Psiquiátrica hasta 1937 (aprox. 1935)

Y en la personalidad del Dr. Cardoso los orígenes de lo que se llamó la Estancia Las Vertientes en la zona de Aiguá, en las nacientes de José Ignacio -y él lo dice muy claramente en el libro reportaje tan hermoso del compañero Blixen-, esos paisajes y los cientos de barrios montevideanos donde tuvo que colocar los cajones para hablar ante pequeñas concurrencias marcaron la presencia geográfica, dividiéndose entre su comarca y Montevideo. Al que habla -como dicen los jueces- le corresponden las generales de la ley por haber entablado con el Dr. José Pedro Car-doso una amistad que además se rubrica en el hecho de que inicialmente desde la Asociación de Estudiantes de Medicina participamos y fuimos consultados cuando presentó su proyecto de socialización de la Medicina, y posteriormente en numerosos acontecimientos y a través de la relación médico-paciente que fue creando un conocimiento de su personalidad formidable. Lo debemos rescatar, incluso, de su propia modestia, que escondía una recia personalidad de características muy particulares en donde el amor por el semejante se unía a una firmeza ideológica y a un razonamiento muy particular. Formó parte de lo que nosotros llamamos el movimiento médico gremial estudiantil universitario uruguayo. Fíjense qué importante es ese movimiento en el conocimiento de la realidad de nuestro medio.

Un primer plano para el Gral. (R.) Víctor Licandro. Compañero y amigo entrañable del Dr. Cardoso.

En el año 1915 se forma la Asociación de Estudiantes de Medicina, donde comienzan a militar personalidades como los Dres. José Pedro Cardoso, Cassinoni, Crottogini y Ricardo Yannicelli. Personalidades que pertenecían a distintos partidos. Él formaba parte de esa falange de fundadores que desarrolla la Asociación de Estudiantes de Medicina. Dirige «El Estudiante Libre», un órgano estudiantil prestigioso que marcó etapas de la historia de la Facultad de Medicina donde nos formamos muchos de los que continuamos la trayectoria iniciada por esa generación. Este movimiento, que produjo la fundación del propio Sindicato Médico del Uruguay, esa vertiente estudiantil apareció y trasladó al SMU las banderas de la reforma universitaria. En la Ley Orgánica de 1908 se estableció la participación estudiantil indirecta, es decir, por profesionales en los consejos de las facultades. Fue un adelanto de lo que sería la reforma universitaria del 18. La reforma universitaria de Córdoba tuvo un eco inmediato en el Uruguay. Se había formado el Centro de Estudiantes Ariel integrado, entre otros, por Carlos Quijano y Zavala Muniz, y en el cual militaban numerosos estudiantes que tendrían actuación destacada en nuestro medio social y político. Preconizaba fundamentalmente la lucha contra el clericalismo, que en el Uruguay no era el problema fundamental, el derecho a la autonomía total de la Universidad, y a la representación de los distintos órdenes, lo que se llamaba la República Universitaria, que fue criticada numerosas veces planteando la posibilidad de un aislamiento. Esa misma reforma establecía la necesidad de que se proyectara hacia el medio social. No en balde los estudiantes de Medicina en el año 1919 salieron a todos los departamentos del país a hacer extensión universitaria, sobre todo en lo que tiene que ver con la Medicina Preventiva: cómo prevenir la tuberculosis, la sífilis, etc.; en fábricas, liceos, escuelas. Ese fue un aporte de la Asociación de Estudiantes de Medicina. El profesor Ricaldoni, decano de la Facultad de Medicina, en el año 1919 establece las asambleas de médicos y estudiantes, en las cuales se discutía la problemática de la facultad. Hay que leer lo que él decía en ese momento, que además tenía una relación profunda con lo que iba a ser la reforma universitaria a posteriori. En ese clima se forman las generaciones. Primero en la AEM, luego en el SMU, que había dejado de ser el club médico para ser el Sindicato Médico del Uruguay, con un contenido muy especial de las reivindicaciones. Si ustedes ven las convenciones médicas observarán que siempre al lado de la lucha por la mejora económica de los médicos -con lo cual se llama la primera asamblea de fundación del sindicato- están inscriptos los problemas de la medicina de aplicación social, es decir en los servicios públicos de aquel entonces, y los principios de la ética. Y es así que el Dr. José Pedro Cardoso presentó en el Parlamento un anteproyecto de vigilancia de la ética médica que es poco conocido, incluso en el SMU. Nosotros en algún momento estuvimos en una comisión como delegados de los estudiantes, donde se trataba su proyecto que después retiró, porque se presentó el proyecto de orden de los médicos que la Convención Médica Nacional determinó. Lo habían firmado todos los médicos de los distintos sectores partidarios de la Cámara de Diputados, cuando él ya era diputado. Y esa misma relación entre la Facultad, los estudiantes y el Sindicato Médico, se da con el resto de la Universidad. De ese movimiento estudiantil surgen decanos y rectores. El mismo sentido social, fíjense lo interesante, hace que la universidad uruguaya sea distinta a otras de Latinoamérica. No había universidades privadas entonces, había sí un contenido social que preconizaban los que dirigían el movimiento gremial universitario. El Dr. Cardoso actúa en la Asociación de Estudiantes, en el Sindicato Médico y participa en la fundación del Centro de Asistencia del Sindicato Médico. Una experiencia social de valor incalculable, de autogestión universitaria que devuelve a la sociedad el esfuerzo que esta hace, creando una cooperativa de producción sanitaria. En aquel entonces el Dr. Carlos María Fosalba es el abanderado, como estudiante primero y luego como médico, de esta idea que lleva a la realidad. Y aparece el concurso. El Dr. Cardoso va a sostener en su actuación incansablemente la afirmación del concurso como una condición ética de acceso a los cargos técnicos. El Dr. Ricardo Yannicelli, integrante del mencionado movimiento, al ocupar el cargo de subsecretario, estableció la posibilidad del concurso en el MSP, un olvido de los últimos gobiernos que realmente lamentamos, porque el Sindicato Médico ha luchado permanentemente por el concurso. Y en esta postura ética se mantuvo el Dr. José Pedro Cardoso. El fenómeno curioso es cuando ingresa a la vida política. Realmente él lo considera como un acto de servicio más en su vida. Para completar su accionar necesita ingresar a la vida política. Muchos de esos universitarios acceden a la vida política en el Partido Colorado o en el Partido Nacional habiendo participado en este movimiento de formación gremial médico estudiantil. Destaco un hecho, porque a veces nos cuesta entender el porqué del destino de las personas. Y las mismas en algún momento se autodefinen. Cuando hace el análisis de una actuación en la Cámara de Diputados con respecto al Fondo Monetario Internacional, en su primera presentación y ante la reforma cambiaria y monetaria dice: «como ha ocurrido muchas veces en el transcurso de mi ya dilatada actuación pública cuando he tenido que formar una opinión o definir una posición intelectual entre un problema de repercusiones económicas y sociales, especialmente se está rodeado de complejidades técnicas, he aplicado una guía que me ha sido muy útil y que me ha ayudado a disminuir en lo posible el lote de errores. Ese principio cardinal consiste en recordar lo que podríamos llamar la fuente humana, la raíz humana del movimiento de reivindicación social a cuyo servicio hemos entregado nuestra vida. La fuente primaria inequívoca que no es otra que la rebeldía ante la injusticia social, la rebeldía ante la explotación, la rebeldía frente a la opresión de una clase social por otra, esa es la fuente. Luego sobre esa base se levanta el edificio técnico si se quiere llamar así. La ciencia, la investigación, el desarrollo dialéctico».

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Una foto con sabor a historia: de izq. a der. Dr. José Pereira Romano, Oscar Acosta, Gral. Líber Seregni, Dr. José Pedro Cardoso y Willy Brandt. Comenzaban a correr los setenta.

Y viene el proyecto de ley y hace la oposición: «por todo ello -dice- me opongo al proyecto. Me opongo teniendo en cuenta antes que nada al ser humano». Esta definición de alguien que formó parte del movimiento gremial médico-estudiantil, que además tuvo una referencia política clara al servicio de la colectividad, lo define en la esencia como un profundo humanista. Al Dr. Cardoso, por encima y por debajo de las ideologías, lo que lo lleva a su accionar es un hondo sentido y contenido humano. Y debemos recordar también -otra de sus actuaciones que queremos recuperar sobre todo para el recuerdo de los más jóvenes- el hecho de que fue el primer secretario y fundador de la Federación de Estudiantes Universitarios. Se funda luego de una huelga en la cual se ocupa la Facultad de Derecho en 1928. Pero además en el año 1931 Cardoso, muy joven, ingresa al Partido Socialista y es nombrado secretario, cuando Frugoni se ve obligado a irse del país. Participa posteriormente del Claustro Universitario que establece el Estatuto Universitario del 35, donde se opone al dictador Terra nombrando como candidato de la Universidad al Dr. Carlos Vaz Ferreira. También muy olvidado en los momentos en que vivimos, seguramente porque era un profundo liberal con un contenido social que no corresponde a las ideas predominantes en este momento. El Estatuto Universitario del 35 define a la Universidad como el conjunto de los organismos de cultura del Estado. El Coro Universitario, la Escuela de Bellas Artes forman parte de ella. Ese sentido de amplitud que tiene la Universidad se sigue heredando cuando se establece la lucha en el año 58, por la Ley Orgánica que nos rige, defendida por Cardoso como parlamentario con gran ardor e intensidad. Nos tocó conocerlo cuando ya había luchado contra la dictadura de Terra como estudiante; lo vimos y estuvimos al lado de él cuando se planta frente a la dictadura y es puesto preso. En ese momento como médicos en el Centro de Asistencia lo recibimos desde el Hospital Militar. Y yo recordaba en una audición que él llega al Servicio de Medicina Intensiva, lo vemos nosotros y no averiguó por su estado de salud, sino que lo primero que preguntó es «qué pasó con mis compañeros». Ese sentido del compañerismo que tiene una definición precisa en los luchadores sociales, a mí me impactó enormemente. Ese mismo Dr. Cardoso al que nosotros asistimos en algún momento. Cuando fue a denunciar en la Internacional Socialista a la dictadura uruguaya, habló en un Foro Mundial con gran pasión y efervescencia, donde tuvo su primer dolor de angina de pecho y un colega uruguayo le hizo el tratamiento inicial. Estaba solo en Suecia. Luego el Dr. Cardoso volvía a nuestro medio. Además tuvimos la oportunidad de entrar en contacto con él cuando el Dr. Murguía y yo no teníamos más que ofrecer que nuestra solidaridad y nuestro afecto. Pero recuerdo perfectamente el episodio en la Facultad de Medicina, siendo decano el Dr. Touya y habiendo tenido una iniciativa el Dr. Carlevaro también en este sentido, cuando lo visitan con los tres órdenes y le entregan el título de profesor ad honorem. El Dr. Cardoso sintió una enorme emoción al ver que la Asociación de Estudiantes de Medicina plegaba la bandera y se la entregaba, reconociéndolo como alguien de la casa. En realidad este homenaje y reconocimiento al Dr. José P. Cardoso, rescatándolo para la posteridad al cumplirse el primer año de su fallecimiento, tiene un profundo significado para los médicos, psiquiatras, estudiantes, el SMU y la Universidad.

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Aprovechando una de las tantas visitas a Managua, el gobierno nicaragüense lo nombraba presidente del Comité Uruguayo de Apoyo a ese país, en 1983. Compliría activamente con su compromiso hasta muy poco antes de morir. En la foto comparte un momento de alegría con el comandante Tomás Borge.

Es un producto netamente uruguayo, en el cual vemos una línea definida a través de todo su accionar: como estudiante, profesional, gremialista, parlamentario, y luego como persona vinculada al quehacer nacional. Nosotros asistimos a la impaciencia que tenía para que se editaran los libros sobre las personalidades de Agorio y Cassinoni y sobre el accionar de la Universidad. Fue una preocupación constante. Como decía el Dr. Murguía, quizás él quiso continuar la carrera docente y fue una de las pocas sensaciones de frustración que pudo haber tenido. Fue jefe de clínica pero después no siguió, en el ardor de la lucha política, la actividad docente. Es una obligación en lo personal, porque al igual que muchos de los que están aquí presentes, soy hijo del movimiento gremial médico estudiantil y de esta Universidad uruguaya a la cual hemos visto reiteradas veces, como a la escuela pública, acorralada, desconocida y, además, pauperizada. La Universidad fue capaz, por ejemplo, de adelantarse y crear un Hospital de Clínicas formidable en el momento en que lo recibía del poder político, para luego verlo degenerar y decaer. Una Universidad que tuvo la característica de recibir a becarios de todo el mundo en dicho hospital y en la Facultad, para luego ver cómo desaparecía esa capacidad cultural universitaria, que está como disminuida y coincide con la decadencia cultural del país. Es un fenómeno curioso. Cuánto influyen las dictaduras y los malos sesgos de las épocas democráticas en desconocer el valor fundamental de la Universidad que dio hombres como José Pedro Cardoso. Una reflexión que debe ser colectiva por encima de partidos, de sectores y de ideas filosóficas o políticas, la escuela y la universidad pública son pilares del Uruguay. Y no en balde -como decía el profesor Muño- en la gesta de los fogones artiguistas hubo -y eso es muy gráfico- tres renglones que fueron exceptuados de impuestos: la pólvora para el combate y la liberación; los libros que significaban cultura y libertad; la vacuna que significaba la medicina preventiva incipiente. En esa gesta que desde los fogones artiguistas hasta el recuerdo de personalidades como el Dr. José Pedro Cardoso indican una continuidad de estilo profundamente uruguayo, democrático, republicano y solidario, en esa línea se inscribe la creación de instituciones como el SMU, la AEM, y se refleja en esos crisoles la gesta de personalidades como la de José Pedro Cardoso, a quien emocionadamente recordamos como un ejemplo para rescatarlo de un olvido que no queremos. Muchas gracias.

 

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