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Noticias - Diciembre de 1998 - No 96 SEPARATA

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Dr. José Pereira, el médico que acompañó a Cardoso hasta el final
"Fue un hombre imprescindible"

Por Armando Olveira

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Dr. José Pereira Romano

El pediatra José Pereira, amigo personal y compañero político del doctor José Pedro Cardoso, recordó que "era muy difícil verlo deprimido. Quizá su condición de psiquiatra le daba tranquilidad de espíritu, y le permitía volcar en el ambiente una permanente imagen de esperanza, unida a impermeabilidad frente a eventuales bajones que sufríamos los más jóvenes". Para Pereira la mayor virtud del recordado dirigente era la coherencia. "Vamos a ser muy injustos al resumir una vida tan larga y rica en una palabra, pero me quedo con su coherencia. Aunque también fue imprescindible. Por lo menos para nosotros, sus compañeros y amigos", enfatizó.

- ¿Cómo conoció al Dr. Cardoso?

- El primer encuentro fue hace unos veinticinco años, en un homenaje que le hicieron algunos médicos con motivo de sus 70 años. Pero la amistad surgió en medio de la clandestinidad, en una fiesta que me hicieron algunos amigos comunes, en 1974. Finalmente, la relación estrecha, de vernos casi todos los días, empezó en 1983, con motivo de una reconstrucción del Partido Socialista. Desde ese momento mantuvimos una vinculación, más que de compañeros, de amigos que compartían inquietudes políticas, humanas y espirituales.

- ¿Qué recuerda de aquellos primeros encuentros?

- Durante la dictadura hubo una dirección política muy compartimentada del Partido Socialista. Por casualidad se me dio la oportunidad de ser el contacto de Cardoso, clandestino, por supuesto. También de otras figuras que se reunían en su casa de la calle Cuareim, pero fundamentalmente el nexo era con él. Lo que más me llamaba la atención era su humildad, su modestia, su vocación partidaria, a pesar de haber llegado muy joven a los planos más altos de conducción y acción política. Era un hombre de larga y reconocida trayectoria, pero igual así tenía una inmensa capacidad de tomar medidas en conjunto atendiendo inclusive a los más jóvenes. Todos le reconocíamos el liderazgo innegable, pero no lo hacía sentir como una gran diferencia. Creo que era un convencido de que las decisiones más difíciles se deben tomar colectivamente.

 

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En una cena de homenaje a Emilio Frugoni. Cardoso (cuarto parado desde la derecha) posa muy cerca del histórico lider socialista.

- ¿Hay algún episodio?

- Por ejemplo, en las discusiones del Club Naval, Cardoso era el referente indudable del Frente Amplio que luchaba por la salida democrática, pero jamás nos hizo sentir que todos debíamos ir detrás de él. Por el contrario, ejercía un liderazgo muy atento a otras opiniones. Jamás nos inferiorizaba, por más que diéramos alguna opinión equivocada. Jamás tomaba una decisión de fondo sin consultar a los compañeros. Se sometía a la voluntad mayoritaria, sin personalismos. Lo enfatizo particularmenmte, porque se trataba, nada más y nada menos, que de un dirigente de talla internacional.

- ¿Cómo fue su vida durante la dictadura?

- Fue un actor principalísimo de la lucha contra la dictadura. Representaba al Partido Socialista y a todo el Frente en muchas reuniones internacionales, y nacionales (clandestinas). Permanentemente trabajaba en favor de la unión de las fuerzas que resistieron, desde un principio, al gobierno de facto. No abandonó su papel, ni aun estando internado con un infarto, siendo un anciano avanzado. En términos generales, no abandonó la actividad plena hasta muy poco antes de su muerte. Era un granito de arena, todos los días, en favor de la concertación democrática.

- ¿Sintió que alguna vez caía en la deseperanza?

- Era muy difícil verlo deprimido. Quizá haya sido por su condición de psiquiatra. Era un excelente especialista, reconocido no solamente en nuestro país. Ello le daba una tranquilidad de espíritu, y le permitía volcar en el ambiente una permanente imagen de esperanza, unida a una impermeabilidad frente a eventuales bajones que sufríamos los más jóvenes. Tenía rasgos de optimismo que lo llevaban a convencernos de que la dictadura se iba a terminar. Inclusive, nos había convencido de que a pesar de su avanzada edad, iba a ver la salida democrática... y así ocurrió. Fíjense que en el 84 había cumplido 81 años. Cumplió su principal sueño de victoria sobre la dictadura y también otro no menos importante, de fortalecimiento del Frente Amplio en esa difícil etapa de transición. Era un enamorado del Frente.

- ¿Cómo analiza el papel de Cardoso durante la etapa de salida democrática?

- Si lo vemos en la perspectiva histórica, nos daremos cuenta de que era insustituible. Fue electo para las conversaciones del Club Naval, a pesar de sus años. Fue un delegado que cumplió una estrategia planificada para no dejar a la dictadura cabos sueltos de donde agarrarse para seguir en el gobierno. Negoció con los delegados del gobierno de facto y, paralelamente, articuló hacia adentro de las fuerzas democráticas para alcanzar acuerdos imprescindibles. Si en tiempos de democracia es difícil entenderse, no hay que ser muy perspicaz para imaginar lo complicado que era en dictadura.

- ¿Les trasmitió la convicción de que el Pacto del Club Naval era la única solución posible?

- Creo, personalmente, que en ese tema fue un ejecutor de la estrategia elaborada por el Partido Socialista. Pensábamos que se salía uniendo a todas las fuerzas opositoras. De lo contrario, el poder militar iba a tener tiempo y espacio para recuperarse. En todo momento estuvimos de acuerdo en que lo del Club Naval no fue perfecto. Simplemente, fue lo posible. - Hace pocos días se cumplieron quince años del acto del Obelisco, muy recordado por la célebre foto "Un río de libertad". ¿Qué recuerda de esa irrepetible experiencia? - Tengo muy presente ese acto, en todos sus detalles. El doctor nos había convencido sobre la necesidad de que esa movilización fuera contundente, porque debía servir para presionar aun más a la dictadura. En los hechos, el resultado fue muy superior al previsto. Estábamos felices. Mirado en la perspectiva de los años, nos damos cuenta de que esa vibrante declaración leída por Candeau, hizo caer algunas resistencias que pretendían mentener ciertos sectores militares.

- ¿Cómo fue la campaña electoral del 84?

- Era el ámbito ideal para una personalidad como la de Cardoso. Fue una campaña muy alegre, llena de esperanza y fe en el futuro del país. Fue el primer candidato al Senado por el Partido Socialista. Su entusiasmo era tan grande, que casi naturalmente fue elegido para realizar el discurso inaugural en la Cámara.

- ¿Qué recuerda del legislador?

- Voy a resaltar un aspecto del trabajo parlamentario. Era un hombre disciplinado y prolijo, al que difícilmente se le escapaban un ministro a interpelar o un hecho a investigar. Creo que esa confiabilidad lo hacía un legislador de fuste y un opositor a temer. Jamás lo vimos adoptar un privilegio por ser el más veterano y prestigioso. Trabajaba a la par de todos nosotros, los más jóvenes. En cuanto a sus temas preferidos, sin duda que la salud estaba a la cabeza, por formar parte del "ala" médica del Senado. - Previo a la salida había muchas ilusiones, casi quiméricas lógicamente. ¿Esos sueños se cumplieron en los hechos tras la recuperación institucional? - Cardoso siempre nos hablaba de la larga noche de la dictadura y nos contaba cuáles eran sus metas luego de la recuperación. Creo pasó este mundo, siendo un hombre muy satisfecho con su vida. Y en el caso particular de la transición política y la realidad que le tocó enfrentar, estoy convencido de que sus sueños se cumplieron , si no en su totalidad, por lo menos casi en su totalidad. Hasta poco antes de morir, más allá de las calenturas momentáneas, se lo veía bastante satisfecho. Pienso ahora en una de las grandes ilusiones del doctor: ver al Frente Amplio en el gobierno de Montevideo y ver a su amigo Tabaré Vázquez como jefe comunal. Lo pudo disfrutar.

- ¿Cómo era la relación con Vázquez?

- José Pedro tenía una especial estima por Tabaré, tanto personal, profesional y política. Había depositado en este dirigente jóven una gran carga de afecto y confianza, finalmente mutua. Recuerdo perfectamente el día que se conocieron. La relación comenzó en una reunión clandestina, aquí cerca, en el Complejo Zapicán. Allí el orador fue Cardoso y el escucha fue Tabaré. A raíz de ese encuentro nos enteramos de que era socialista y trabajamos para un acercamiento político entre ambos. Poco a poco lo fuimos llamando a mayores responsabilidades. El acercamiento de Tabaré tiene mucho que ver con Cardoso. Inclusive, el último acto que presenció personalmente Cardoso fue un desagravio a Tabaré Vázquez en la Plaza Lafone, poco más de un año antes de morir.

- ¿De dónde sacaba fuerzas para hacer tantas cosas a la vez? Era un hombre verdaderamente multifacético.

- Era parte de su rica personalidad. Se metía en cuanta organización humanitaria lo llamara. Siempre tenía un tiempito para ir a una reunión o participar de alguna actividad que necesitara de su presencia. Cuando joven dividió mucho su tiempo entre política y medicina. Muy pocos lo saben, pero llegó a ser profesor de la Facultad. Sus alumnos lo apreciaban por sus dotes como docente. Hasta no hace muchos años era un profesional de consulta y hasta tenía personas que lo consultaban honorariamente. Inclusive, llegamos a compartir algunos pacientes, previo a mi dedicación completa en pediatría. ¿Cómo era el colega Cardoso? Muy parecido al compañero y amigo.Tenía facilidad para ponerse a la altura de uno, a pesar de su larga trayectoria y su prestigio internacional.

- ¿Es cierto que siempre llegaba primero a las reuniones y, normalmente, se iba por último?

- Era sintomático lo que ocurría con la Comisión de Nicaragua, la que presidió durante años. Los más jóvenes faltaban o llegaban tarde o se iban temprano. Pero Cardoso siempre estaba, organizando el trabajo y asumiendo las responsabilidades que otros evitaban. Y en esa época tenía más de 85 años. Lo mismo ocurría en las comisiones del Partido Socialista. Era el primero en cumplir con las tareas propuestas. Pero, además, jamás se presentaba sin tener conocimiento de los temas tratados. Cuando pasé a ser algo así como su secretario personal, me pedía siempre que le informara sobre las reuniones a las que debía asistir. En ese rubro era muy exigente, consigo mismo y con los otros.

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Una tribuna política en Salto, en 1939, lo tuvo como principal orador cuando recién había asumido la bancada de diputado por el departamento.

- ¿Se sentía cercano al Sindicato Médico del Uruguay?

- José Pedro formó parte de una generación de médicos que crearon una mística de la profesión, el gremialismo y la política. Pienso ahora en sus amigos Cassinoni y Crottogini. Médicos, universitarios, gremialistas y socialistas. Fue fundador de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay y del Centro de Asistencia del SMU, muy cerca de Fosalba. Su compromiso y afecto por el Sindicato eran indisimulables. Siguió muy de cerca el proceso de recuperación gremial luego de la intervención, algo que se tradujo en distinciones sindicales y reconocimientos por su militancia. También fue profesor ad honorem de la Facultad de Medicina.

- ¿Cómo definiría a Cardoso en una palabra?

- Coherencia. Vamos a ser muy injustos al resumir una vida tan larga y rica en una palabra, pero me quedo con su coherencia. Aunque también fue imprescindible. Por lo menos para nosotros, sus compañeros y amigos.

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